
Hay puñales sangrientos
La habitación estaba más obscura que nunca. Leandro Meneses proyectaba su sombra desde la cama hasta una pequeña ventana que descubría en su recámara un crepúsculo en ciernes; mientras que afuera, desde el jardín saturado de flores hasta el bosque que aislaba el horizonte, se teñía el esplendor del sosiego....