
Pobre, mi querido viejo…
Camina taciturno arrastrando sus miserias y a sus setenta y cinco años es un anciano indigente que, prácticamente, vive en la calle. Lo llamaremos Juan, todos los hombres y mujeres de su condición son seres anónimos. Una estadística en los estudios “oficiales”, en los protocolos de los funcionarios, en ese...