Por Leonardo Parrini
El pueblo cubano es un pueblo apegado a sus tradiciones históricas, a pesar de que en su espíritu revolucionario persiste la convicción de “Cambiar todo lo que tiene que ser cambiado”, como un axioma que está en la base del concepto mismo de Revolución.
Entre las tradiciones que la historia de Cuba conserva en el imaginario colectivo de su pueblo se conmemora el Día de la Cultura Cubana, un festejo patrio que los cubanos celebran todos los días 20 de octubre y en el cual se conmemora la creación del Himno Nacional Cubano:
Al combate corred, bayameses,
que la patria os contempla orgullosa.
No temáis una muerte gloriosa,
que morir por la patria es vivir.
En cadenas vivir es vivir
en afrenta y oprobio sumido.
Del clarín escuchad el sonido.
¡A las armas, valientes, corred!
En aquella canción para la guerra y para la vida se resume la esencia rebelde de un pueblo que no resignó sus días de Independencia a las potencias imperiales que la codiciaban como botín. No en vano Máximo Gómez, general en jefe de las tropas revolucionarias cubanas en la Guerra de Independencia, dejó dicho: “A Bayamo seguramente reservará la historia una página tan honorable como gloriosa. Aquel pueblo no se reservó nada; todo, absolutamente todo lo ofrendó a la Revolución”. Esta alusión a Bayamo, hace referencia a la villa de la isla de Cuba, fundada en 1513, cuya historia señala que los bayameses viven orgullosos de su ciudad que permitió conocer y elevar su nombre como la tierra del Himno Nacional, del mérito insigne por iniciar la Primera Guerra de Liberación Nacional y ser partícipes de las ideas que acrisolaron y matizaron el carácter patrio de la nacionalidad cubana. Este 20 de octubre Cuba rememoró una de sus fechas más trascendentes, el día que en 1868 fue entonado por primera vez públicamente el himno de Bayamo, el Himno Nacional Cubano.
Como acertadamente registra el historiador cubano, Rafael Acosta de Arriba, la decisión de adoptar la fecha del 20 de octubre para que representara a la cultura cubana fue sabia e inteligente, porque significa pensar en el momento en que, en medio del fragor de la batalla por la toma de la ciudad de Bayamo, cuando ya se había logrado la victoria de los patriotas sobre las fuerzas coloniales y era celebrada por los cubanos con una canción, devenida himno, fue, es, una elección acertada.
En otro momento, la historiografía cubana describe el devenir cultural del país, en palabras de Acosta de Arriba: “La cultura cubana se forjó sobre la sangre y en la sangre, en el caos de la conquista y en la esquilmación taína, en la acera empedrada y en el barracón, en la hamaca y en el zapateo, en las plantaciones de caña y en los cafetales franceses, en la simiente hispana, africana y china, y en el calor agobiante del Caribe, en los cabildos negros y en las liturgias masónicas, en La Habana invadida por los ingleses y en el comercio de rescate, en el descreimiento y en la superstición, en la péñola del poeta y en el arado del guajiro, en la carga al machete mambí y la no menos ruda acometida del español. Se forjó, en fin, en la agonía y en la muerte, en la broma y en la vida. La nación cubana fue, secularmente, fruto de ambiciones añejas y acerado encono de dignidades cercenadas y pulsos viriles, de amor desenfrenado y sueños heroicos, y en el momento de la eclosión surgió irreverente e indócil, levantisca y revolucionaria, en fin, independiente”.
Por aquellos días, desde el verano de 1867, una canción se tocaba en casa de su autor, el patriota Pedro Figueredo, Perucho, quien la había instrumentado a solicitud de los conspiradores que se reunían en su hogar. Se cuenta por algunos historiadores que, en una de las reuniones conspirativas, el patriota Pancho Maceo Osorio al retirarse, dijo: “Bueno, ya estamos constituidos en comité de guerra, ahora toca a Perucho, que es músico, componer nuestra Marsellesa…”, a lo que el aludido respondió: “Mañana, cuando volváis, os recibiré con el canto de guerra que ha de conducir a nuestras huestes a la lucha y a la victoria”.
Nacía de ese modo el himno nacional de Cuba que recoge el espíritu de los tres días de fieros combates que darían lugar a la conquista de Bayamo por los patriotas, el 20 de octubre de 1868. En Bayamo se firmaron importantes resoluciones que atañían a temas relevantes como la abolición de la esclavitud y las relaciones exteriores. Contaban sus habitantes con capital, bandera, himno, Declaración de Independencia y la determinación suficiente para guerrear contra el dominio español. La cuna del himno no podía ser otra que Bayamo, que conspiraba activamente contra España y Perucho era de los más influyentes en la tarea de darle cuerpo al descontento existente entre un grupo de cubanos que ya no soportaban el férreo control de la colonia.
Rafael Acosta de Arriba, señala que el itinerario posterior del himno fue que después del incendio de Bayamo y a la desbandada hacia los montes de sus habitantes, la escritura se pierde y se atribuye a José Martí haberle encargado al músico patriota Emilio Agramonte su transcripción al pentagrama, lo que se hizo a partir de los recuerdos de emigrados bayameses en Estados Unidos.
Hoy los cubanos enfrentan múltiples desafíos, siendo el mayor el reto cultural por mantener los valores revolucionarios de su pueblo. Esa lucha se libra con nuevas armas desde la pluma, la voz, el pincel, las manos, desde el talento de sus intelectuales y creadores “donde radica la decisión de seguir edificando el arte y la cultura de una nación más justa, digna y fiel a lo que comenzaron a forjar los fundadores de la patria cubana”. De cara a los retos que impone la historia a los cubanos, las palabras de Fidel Castro señalan el derrotero: «Un pueblo será tanto más fuerte, tendrá un porvenir tanto más seguro, cuanto más cultura, cuanto más capacitación tenga en todos los órdenes».
Al fragor de la batalla que, hoy día es esencialmente cultural, entre los aciertos del pueblo cubano de mantenerse apegado a sus tradiciones históricas, pervive su decisión de cambiar todo lo que tiene que ser cambiado. Acaso en esa amalgama de voluntades radica la resistencia de Cuba y su pueblo, contra todo intento de bloquear y doblegar su dignidad libertaria.