Por Leonardo Parrini
El Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, recordó alguna vez que el dramaturgo de la antigua Grecia, Esquilo, dijo que la primera víctima de la guerra es la Verdad. Esta afirmación se confirma en las pantallas de las cadenas de televisión internacionales, las páginas de los periódicos mercantilistas y las emisoras de radio, medios hegemónicos que manipulan la información, a través de la mentira y la desinformación, buscando imponer el pensamiento único y el monocultivo de las mentes.
La verdad no sobrevive en un planeta en guerra, maquillado por los grandes medios de comunicación que imponen una sola mirada e interpretación de los hechos. Con doble rasero publican una retahíla de versiones interesadas donde vocifera un doble discurso para inducir a una lectura sesgada de la realidad, condicionando valores, creencias, razones y emociones. Todo vale en la orgía informativa de las empresas mediáticas.
La guerra entre Hamás e Israel muestra una antología de narrativas que manipulan medios y voceros políticos inclinados a favor del imperialismo informativo y del genocidio israelí en Gaza. como si la vida fuera una mercancía de doble valor, el de judíos y el de palestinos, distintamente, y se habla de palestinos «muertos» y de israelíes «asesinados». Sutil semántica del crimen la de los agentes informativos imperiales representados por la BBC y Univisión, que muestran amplio despliegue noticioso de las acciones bélicas de Hamas, contando historias de víctimas israelíes o latinoamericanas secuestrados, -como de argentinos residentes en los kibutz-, mientras se refieren raudamente en sus noticieros a la destrucción masiva, las muertes en Gaza y el dolor de familias atrapadas en una auténtica cárcel al aire libre asediada por bombardeos a zonas residenciales civiles. En tanto, el ejército sionista israelita empuja a la evacuación imposible de un millón de personas de la zona norte al sur del territorio preparando una invasión terrestre de imprevisibles consecuencias.
Dos mil seiscientas personas han muerto por los ataques israelíes en Gaza y la orden de evacuación de Benjamin Netanyahu de evacuar a la población de palestinos es una sentencia de muerte para un millón de personas. La desproporcionada violencia mostrada por el ejército israelita sobre la población civil palestina en la franja de Gaza adquiere magnitudes de genocidio repudiable por la conciencia internacional. Mientras que las fuerzas militares israelíes esperan luz verde para la llamada “segunda fase”, una invasión por aire, tierra y mar en territorio palestino que convertirá en víctima indefensa a la población civil. Pero las agencias informativas norteamericanas nada dicen.
Fake news internacionales
Todo vale para la CNN, en este juego perverso de la muerte. Apelan a la emotividad para obnubilar el pensamiento. Bien recuerda el periodista cubano, Randy Alonso Falcón: “Así nos vendieron la guerra contra Iraq en 1991, cuando el emotivo discurso ante el Congreso de EE. UU de una conmovida enfermera voluntaria -sobre «malvados soldados iraquíes» desconectando las incubadoras de recién nacidos kuwaitíes-, fue el motivo perfecto para desatar la llamada Primera Guerra del Golfo. Tiempo después se sabría que aquella «testimoniante» era Nayirah al Sabah, hija del embajador de Kuwait en EE. UU que había sido formada por una empresa de relaciones públicas para su discurso. La mentira, respalda por Amnistía Internacional, Human Rights Watch y buena parte de los medios estadounidenses, costó la vida a más de 200 mil personas, entre ellos miles de niños. Otros cientos de miles de infantes murieron de desnutrición y enfermedades tras aquella guerra como resultado de las sanciones impuestas contra Iraq”.
Los sionistas israelíes atacan ciudades completas, bombardean hospitales, cortan los suministros de agua, luz y combustible lo que desató una crisis humanitaria sin precedentes en la historia del Oriente Medio. Sobre 700 niños palestinos han muerto y más de 2.000 han resultado heridos por las bombas israelíes de fósforo blanco lanzadas día y noche contra la Franja de Gaza desde hace más de una semana. Las actuales víctimas se suman a los miles de niños detenidos, torturados o asesinados a lo largo de 75 años de dominación y vasallaje israelí sobre el pueblo palestino. No obstante, Israel ha anunciado bombardear la zona norte de Gaza donde dice se asientan las fuerzas militares de Hamás, pretendiendo un holocausto en túneles que existen bajo el territorio, lo que Israel llama “Metro de Gaza”. La crueldad sionista en Gaza hace pensar en la barbarie del nazismo alemán que enmudeció al mundo en su misión histórica de exterminarlos.
Millones de manifestantes en las principales ciudades del planeta expresan su repudio al genocidio israelí en Palestina, mientras el régimen de gobierno de Francia ha dicho que está penado ser solidario con el pueblo palestino. El ministro del Interior prohibió toda manifestación de apoyo a Palestina porque son «susceptibles de generar alteraciones del orden público».
Una idea-fuerza que ha predominado estos días en el circuito informativo occidental, es aquella que estimula el odio contra los palestinos, con el bulo de que Hamás habría “decapitado a 40 niños israelíes”. Una “noticia” difundida por CNN y la cadena israelita i24News, amplificada en redes sociales de la cual se hizo eco Joe Biden, quien afirmó “haber visto fotografías de terroristas decapitando niños”. Lo cierto es que la White House tuvo que hacer un mea culpa por el fake news y la CNN se disculpó en redes.
Esquilo tenia razón: la guerra extermina inocentes, no hay guerra justa, menos aún las guerras de agresión colonial e invasiones imperiales en las que la primera víctima es la verdad.