Íntimo es el título del libro de relatos de María Dolores Montaño, una escritora que se descubre y nos descubre a los lectores con un soplo de sinceridad en su libro que es un autorretrato de género, que también redescubre a la mujer en un manojo de cuentos concebidos desde la intimidad.
La intimidad, que no siempre es transgresión, es puesta al descubierto sin tapujos en este libro, no solo para develar lo oculto, sino para descubrir lo ocultado. En la tentativa interior de enseñar lo profundo de una persona que comprende sentimientos, vida familiar o relaciones de amistad con otras personas. Transgredir, que no siempre es respetar, para saltarse y pasar más allá de normas y costumbres en una sociedad patriarcal.
María Dolores Montaño, arquitecta y urbanista, practica el derecho a decir: esta soy, estas somos. Y lo hace en el acto de escribir -que para Borges siempre será un acto de reescribir-, aun cuando preferimos asimilarlo como describir, mostrar lo que existe o puede llegar a existir. Sin embargo, tan solo esto es posible cuando es un acto de sinceridad.
Este es un libro entrañable, dice Rubén Darío Buitrón en el prólogo, “escrito desde las emociones más profundas. Algo inusual en literatura del erotismo, la sensualidad y el amor. No es un libro de cuentos convencionales. Las palabras brotan de la piel, de los sentidos y de la memoria. Cada historia contada desde la emoción del sentimiento y desde las humedades. Hay una desnudes espiritual y estética. Apasionada explosión de nostalgias recuerdos y quereres. No está escrito para los corazones tibios, con historias a medias, contra la mojigatería social. Expresión ética y transparente de lo que somos o de lo que no hemos podido ser, por prejuicios y mitos de una sociedad que mira para otro lado cuando se trata de desvestir nuestros secretos. Encontrar la esencia y derribar el muro de nuestros temores, por eso María Dolores es una mujer valiente, la lectura de este libro será, para muchas mujeres, una catarsis”.
Habría que agregar que Íntimo, de María Dolores Montaño, no es un libro feminista es un libro femenino, escrito con sinceridad y que rompe el silencio de género. Su autora logra expresar lo que está en la piel con sencillez, sin poses preestablecidas.
María Dolores ha reconocido: “He escrito solamente para mí, fue un impulso. Cada uno es un mundo con sus cosas esenciales, escribir sobre eso es lo que he hecho. Es un libro mío, todo lo que yo escribo siempre va de lo positivo, de lo hermoso de la vida, no escribo cosas de ruptura. Veo la vida desde la claridad. Siento y pienso desde el amor, trato de descubrir el valor de las cosas íntimas”.
Y lo hace en una sociedad que se solapa, se encubre. María Dolores descubre, y ese es su mayor valor comunicacional, mostrar los pliegues que se ocultan tras la hipocresía, el temor y la represión de género. Se vale del símbolo de Penélope, la mujer que en la mitología griega espera a Ulises, que simboliza a la que espera el amor ido y que cuando llega ya no es quien esperaba: “Tú no eres a quien yo espero”, dice el personaje en la canción de Serrat.
En uno de los cuentos, Receta para soñar, no solo existe la tentativa a soñar sino añorar, evocar, rescatar la vida de la nada, aquello que las mujeres esperan y no se atreven a decirlo: “Cuando quede tan solo la nostalgia, tu vengas a esta mitad del mundo tan mía desde ese sur tan tuyo a decirme que vienes por mí, porque sin mí estabas incompleto, solo en ese momento Penélope, aquella que espera, dejará de tejer y destejer su tapiz y recibirá a su héroe (…) cuando tan solo les quedará el olfato para reconocerse; ella con olor a rosas, yerba buena y manzanilla, con aroma a mango y maracuyá, con sabor a chocolate, vestida con los colores del arupo y el jacarandá, él con olor a araucaria, musgo y mazapán, con aroma a cereza y durazno, con sabor a almendras y avellanas, vestido con los colores del pino y del quebre”.