Con motivo de nuestro articulo fechado el 25 de agosto, “Yasuní: suicidio económico”, hemos recibido una “carta abierta” del biólogo Tarsicio Granizo T., ex ministro del Ambiente, que procedemos a contestar de igual manera en forma pública.
La misiva expresa en los términos más cordiales, lo siguiente: “Querido Leonardo: Siempre leo los artículos que escribes y siempre me han parecido clarificadores y valientes. Incluso recuerdo que escribiste uno muy bonito a mi salida del Ministerio. Siempre prolífico, comprometido y ubicado, eres lectura obligada en el desayuno. Sin embargo, en el artículo sobre el Yasuní del viernes 25 de agosto, creo que estás equivocado en algunos conceptos y, sobre todo, en datos. Voy a empezar con una frase del mencionado artículo que dice que “la propuesta ambientalista de conservar bajo tierra el recurso natural del petróleo está en contradicción con los intereses económicos del país”. Eso, amigo mío, es una falacia. Primero porque hemos tenido petróleo por más de 60 años, y si bien en algo se modernizó el país, las situaciones de pobreza, desnutrición e injusticia no han podido ser solucionadas. ¿A qué intereses económicos te refieres? Porque con el petróleo las más históricamente beneficiadas han sido las empresas petroleras…y ciertos sectores de la sociedad que han lucrado exageradamente con el boom petrolero. Segundo, porque los datos de pobreza y exclusiones más graves del país provienen en su gran mayoría de las provincias amazónicas, precisamente de donde se saca el petróleo”.
Valoro, estimado Tarsicio, tu consecuencia con principios ecológicos en tu calidad de director de WWF-Ecuador y ex Ministro de Estado, en tal sentido, reconozco el valor de tu defensa ambiental como un gesto político. No voy a polemizar con el ambientalista porque comparto dichos principios de defensa ambiental, me interesa el debate en términos, si quieres económicos. Como periodista me preocupa informar bien a mis lectores, no asumo posiciones en pro ni contra el ecologismo que sí responde a intereses creados, por demás respetables. Comprendo que esta es una cuestión de principios: el hombre es la naturaleza que toma conciencia de sí misma, los recursos naturales están a su servicio. Primero está el ser humano luego su entorno natural que debe ser aprovechado en su beneficio, también respetado como fuente de vida en función de la humanidad.
Las cifras oficiales provienen del Banco Central del Estado, Estado al que Tarsicio Granizo se perteneció como ministro y que, en su momento, nunca fueron objetadas oportunamente. El informe económico del Banco Central del Ecuador -del 14 de agosto 2023- sostiene que la reducción es del 12,3% de la producción de petróleo. Consecuentemente, la economía nacional experimentará una reducción del 0,7 en 2023 y 0,8 en 2024, debido a la contracción en la inversión pública y privada en operaciones del Bloque 43-ITT. El impacto a la economía se expresa en la merma del crecimiento económico, que en 2023 sería solo un 2,6%. En términos de puestos de trabajo para las personas que dependen del petróleo, el impacto está cuantificado en una pérdida de 30.693 empleos en el año 2023 y 31.688 en el 2024, registrándose una disminución de 0,4% en la tasa de ocupación respecto del mes de abril. En definitiva, en términos económicos, en 20 años la pérdida sumaría 16.470 millones de dólares, que incluyen 13.800 millones por ingresos petroleros no percibidos; 467 millones por el costo de abandonar el bloque; 1.952 millones por la infraestructura e instalaciones que tendrán que ser retiradas, y 251 millones por compensaciones sociales.
Haces bien en reconocer que en el ITT “tenía una de las tecnologías más avanzadas de la producción petrolera”, que ambos conocemos de manera presencial, y que esto minimiza los impactos ambientales porque no han sido reportados. No son 136 millones de barriles recuperables, sino 800 (según datos de Petroecuador) y en términos económicos aportan al presupuesto del Estado no 500 millones, sino 1.200 millones de dólares anuales. Bajo el suelo del Yasuní yace la mayor reserva de crudo de Ecuador: más de 1.672 millones de barriles de petróleo, el más importante proyecto hidrocarburífero en la historia de la explotación petrolera del país latinoamericano. En ese sentido, la propuesta ambientalista de conservar bajo tierra el recurso natural del petróleo sí está en contradicción con los intereses económicos del país; en particular, con los intereses de los pueblos amazónicos de Orellana y Sucumbios que han votado favorablemente a la explotación del crudo en sus provincias. Y con los intereses de 18 millones de ecuatorianos que requieren de que el excedente del petróleo esté en manos de un Estado socialmente responsable y destine esos recursos a educación, salud, seguridad, vivienda, cultura, conservación ambiental, etc.
Te preocupan los supuestos daños ambientales: “Y esos daños ambientales, cuando hay una rotura del oleoducto, un goteo de petróleo en un río, un evento sísmico, un deslave, riesgos que afectan sobre todo el transporte del crudo, los termina pagando el Estado. Si se consideraran esos costos, es probable que incluso el balance de la extracción petrolera sería económicamente negativo”
¿Cuáles son los daños ambientales producidos en el Yasuní comprobados con cifras? No se puede solo colegir y suponer que habrá daños y que esto convierta a la explotación del crudo en un balance que sea «económicamente negativo» porque en la realidad no es así. En siete años de explotación el Bloque 43-ITT ha producido 4.280 millones de dólares al país.
El ITT está explotado por el Estado Ecuatoriano, EP Petroecuador. Las ganancias de las empresas petroleras dependen de la política pública hidrocarburífera de un país. En el caso ecuatoriano, la reforma a la Ley de Hidrocarburos del 2010 establece nuevas reglas del juego y nuevas modalidades contractuales favorables al Ecuador.
Los datos de pobreza y exclusión de las provincias amazónicas no son provocados por la explotación del recurso natural existente en sus territorios, sino por la ausencia de un Estado soberano y socialmente responsable que implemente políticas públicas que contemple sus derechos y beneficios. El 12% de excedente petrolero va directo a las comunidades y si no se cumple, es por razones ajenas a la explotación petrolera.
Te preguntas: “¿Cuál es el verdadero logro del SI en la consulta? Sabemos que hay otros 5 bloques petroleros dentro del Yasuní (12, 14, 15, 16 y 31) por lo que no quita ni pone que se deje o no de explotar el ITT. Pero el ITT se convirtió en un símbolo, primero por la Iniciativa Yasuní ITT auspiciada por el gobierno de R. Correa, que fue una propuesta innovadora que lamentablemente no tuvo eco en ese entonces, y luego porque el bloque ITT es el más cercano al área intangible donde habitan pueblos en aislamiento voluntario”.
La propuesta de Rafael Correa, estimado Tarsicio, no tuvo eco porque el ecologismo poético termina cuando empieza a primar los intereses prosaicos de los países industrializados, a los cuales se les pidió el aporte económico y que solo dieron 16 millones de los 3 mil solicitados por Ecuador para mantener el crudo bajo tierra.
Si existen pueblos en aislamiento voluntario, habría que ver qué tan voluntario es su aislamiento. En todo caso, son ecuatorianos y es responsabilidad del Estado nacional integrarlos armónicamente a la sociedad de un país que se autodefine constitucionalmente plurinacional y multiétnico, y no pretender conservarlos como souvenir en exhibición ante el mundo. Lo más antisocial es provocar deliberadamente su aislamiento, ignorarlos en su abandono no es políticamente humanista.
Al Estado hay que forzarlo a ser políticamente más sensible con los pueblos amazónicos. Los nuevos modelos de desarrollo que aludes, dependen de nuestros propios recursos y de que sepamos explotarlos responsablemente. Los ambientalistas profesionales deberían contribuir también con ideas y alternativas sobre cómo suplir los miles de millones de dólares que el país deja de recibir al negarse a usar sus recursos naturales, que no son una maldición sino una oportunidad de desarrollo económico como en tantos otros países de la región y del mundo.
Concluyes tu carta señalando: “Eso SI sería revolucionario: cambiar el modelo, hacer que paguen impuestos los que no lo hacen y recuperar las deudas de la renta interna. SI sería revolucionario un modelo económico basado en los 3 pilares de la sostenibilidad (económico, ambiental y social). SI sería revolucionario que exista consulta y consentimiento informado previo, sin mezclar y confundir consulta con plebiscito, y que las consultas a los pueblos indígenas sean procesos vinculantes y no un saludo a la bandera”
Concuerdo plenamente contigo en esta apreciación de lo que si sería revolucionario. Precisamente, una posición progresista está con el progreso de las naciones y no con su retraso tercermundista. Una posición progresista es consecuente con los pilares de la sostenibilidad que señalas (económico, ambiental y social), y no solo con el reduccionismo ecologista a ultranza en detrimento del desarrollo económico y de la justicia social de un país.
Reitero mis sentimientos de más alta estima y abrazo al amigo de siempre.
Atentamente
Leonardo Parrini