La pregunta obvia que surge luego de la presentación en cadena nacional de los siete candidatos en un programa donde se iba a debatir posiciones políticas es, quién ganó el debate. No obstante, aunque podría ser más importante establecer qué cambió el debate y si el panel fue capaz con su formato y contenido cambiar la tendencia electoral sobre la intención de voto que señalan las encuestas.
En cuanto a la modalidad temática, el debate que trató cinco temas, seguridad, régimen económico, políticas sociales, democracia, y conservación del medio ambiente, dejó fuera inexplicablemente el tema de política internacional, importante en la actualidad regional y mundial. En relación al formato habría que decir que fue funesto, enredado al punto que uno de los moderadores en un momento se perdió y no sabía que seguía- Al comienzo durante mucho rato nadie sabía si tenía que preguntar, replicar al otro debatiente o responde preguntas de los moderadores.
El formato sacrificó contenido por agilidad y rigurosidad, coartando a momentos la expresión de los debatientes que fueron frecuentemente interrumpidos en su intervención.
Talvez resulte más pertinente preguntarse quién perdió el debate, y eso tiene que ver con quién fue menos convincente y la pérdida se medirá en votos el próximo domingo. En ese sentido, el público aun no decidido, evalúa los contenidos de las propuestas o discursos -si coinciden o no con su interés-, y la actitud en la forma de decirlo. Los convencidos tratarán de justificar la actuación de su candidato preferido.
Las intervenciones
Al evaluar las intervenciones habría que establecer quién tuvo mayor tiempo de exposición y cuándo. Quien mayor tiempo intervino en el uso de la palabra fue Bolivar Armijos, quien apareció después de 40 minutos iniciales fue Yaku Pérez y la más interrumpida fue Luisa González. En los primeros cincuenta minutos de programa las intervenciones que más sonaron fueron las de Topic, Sonnenholzner y Noboa, y esto coincide con los tres candidatos a quienes le habría ido mejor en el debate.
Topic mejoró ostensiblemente su posicionamiento frente al público consiguiendo posicionar la idea de que él es quien mejor puede atacar el tema de la inseguridad, principal preocupación del electorado en estos momentos. Sumado al hecho de que puede haber sido el más favorecido con el asesinato de Villavicencio, porque asume su puesto frente al tema y que logra expresar de manera movilizadora en aquello de “pasar del miedo a la esperanza”, un discurso sin duda dirigido al pueblo bajo, posicionándose ahora como el candidato de la seguridad.
En contraste, Luisa González no logró posicionarse ella misma y su discurso apelando a “un mejor pasado en nuestro gobierno” no tuvo la fuerza convincente necesaria porque no concretó en temas específicos y cómo hacer para que ese pasado vuelva. La realidad de hoy es tan diferente al tiempo anterior que el público seguramente deseaba escuchar propuestas de cómo resolver la crisis actual. Apelar solo al pasado, en general, para prometer un resurgimiento del país solo creíble en el discurso de Correa. Su alusión a los otros candidatos y, a ratos, su ataque a uno de ellos fue contraproducente porque se vio interrumpida por los moderadores. Conociendo el formato no se preparó, y prefirió un discurso entre propagandístico y poco específico en propuestas, sin salirse de un libreto que impidió que desarrolle sus propias ideas. A esto habría que sumar su afectación en las encuestas luego del crimen de Villavicencio que, de manera irresponsable e insidiosa, algunos atribuyen al correísmo.
Otto encontró su tono comunicacional desde un comienzo y logró transmitir bien el tema de seguridad, porque se muestra molesto con autenticidad. Trató de proyectar experiencia para gobernar y, a ratos, lo consiguió. Mostró altura en la forma y supo poner sobre la mesa diversos temas. A diferencia de Yaku que estuvo monotemático, retórico con propuestas a largo plazo en el tema seguridad. Reiteró su afán de posicionarse como pacificador y, en ese intento, su discurso sobre seguridad resultó débil. Hizo un mal manejo de cifras en lo económico, que es su debilidad, lo que explicaría su baja en las últimas dos semanas. Su tono sereno pudo caer bien, pero tratar temas de fraude en elecciones pasadas estuvo fuera de lugar.
Para muchos la gran sorpresa debió ser Daniel Noboa, de quien se esperaba una mini versión histriónica de su padre. No obstante, habló con seguridad de diversidad de temas, sustentó argumentos y mostró solvencia en el manejo de cifras. Fue concreto y atinado en el uso del tiempo. Hervas no logró comunicar lo que quiso y Armijos, pese a ser quien mayor tiempo tuvo en el uso de la palabra, no posicionó nada nuevo.
Los temas de consenso fueron fortalecer el agro, mejorar la competitividad, reducir déficit fiscal y mantener los subsidios, como propuestas para reactivar la economía.
Se puede colegir que el debate sí puede hacer variar la tendencia mostraron las encuestas hasta antes de dejar de publicar resultados en la intención de voto. Esto, a pesar de que no todo el mundo habrá visto el debate las tres horas seguidas. Y la primera media hora de mayor sintonía, el programa fue confuso y, a ratos, molesto al público por las continuas interrupciones e imprecisiones. Por su formato, se diría, que no hubo real debate.