Han transcurrido poco menos de dos meses de que en Ecuador se decretara la muerte cruzada, y cabe la pregunta a quién mató políticamente esta medida extrema. ¿Cuáles son las viudas plañideras de la política criolla que se quedaron sin consortes? La respuesta es variopinta, es decir, varios políticos que pintaban de adláteres del poder hicieron pésimo negocio electoral sumándose a un duelo ajeno o adquirido por conveniencia u oportunismo, acolitando a un banquero sin sapiencia ni experiencia política.
El muerto es él, el señor que nos decía, a través de los publicistas de su banco, que lo mejor estaba por venir y lo peor le vino al poco tiempo al cometer el craso error de su atribulada vida política: cerrar la Asamblea Nacional que lo estaba juzgando políticamente y que lo tuvo a un toque de destituirlo por peculado.
Y el hedor de esa mortandad se percibe en la descomunal derrota de las ocho preguntas hechas por el régimen y sus adláteres en la llamada consulta popular de febrero del año anterior. Y se puede ya percibir en el ambiente electoral en el aroma de derrota que auguran las encuestas serias para el próximo 20 de agosto.
Luego los traspiés se vienen dando, uno tras otro, para el mandatario que ve frustrada su intención de gobernar por decreto, como si fuera soplar y hacer botellas. La Corte Constitucional (CC), organismo políticamente no deliberante, encargado de velar por la constitucionalidad de las intenciones presidenciales ya ha rechazado varios de los decretos enviados por el presidente Lasso a esa instancia constitucional. Recientemente, la CC rechazó los dos decretos leyes sobre créditos educativos y reestructuración de empresas, porque resolvió que los proyectos presentados por Guillermo Lasso no cumplen los criterios de urgencia económica. Cabe recordar que el decreto Ley de apoyo financiero buscaba favorecer a Beneficiarios Coactivados de Créditos Educativos, Becas y Ayudas Económicas, y con el decreto Ley de Reestructuración Empresarial, se busca generar mecanismos para que las empresas que afrontan dificultades financieras puedan alcanzar acuerdos con sus acreedores y reestructurar sus deudas, manteniendo su operación y funcionamiento. Salvataje empresarial puro y duro, cuando ninguno de ambos proyectos supone una urgencia económica para el país.
Anteriormente fue rechazado el Proyecto de Decreto-ley denominado “Decreto Ley Orgánica Reformatoria para la Atracción y Fomento de Inversiones para el Desarrollo Productivo” por considerar que sus disposiciones irrespetan el artículo 148 de la Constitución. Así fue rechazado por la CC un proyecto que buscaba la creación de zonas francas.
Esto, sin considerar, además, que todo lo emitido por el primer mandatario no está “escrito en piedra”. Puesto que, debido a que la próxima Asamblea Nacional o Presidente de la República puede derogarlo, según el mismo artículo que viabiliza la muerte cruzada. Del mismo modo, como se suspendieron los plazos para las leyes y los procesos de fiscalización, los juicios políticos que se encontraban en la Comisión de Fiscalización no pueden desaparecer, sino que se reactivan.
El mal negocio de la continuidad
No hay peor síndrome que el de la tozudez política. No hay que ser muy entendido en política para darnos cuenta de que, en este remedo de elección o simulación electoral, “Otto Sonnenholzner, Fernando Villavicencio, Xavier Hervas, Jan Topic, Yaku Pérez y Daniel Noboa, son los actuales y genuinos candidatos del establishment neoliberal nacional e internacional que compiten por ser los relevos de Lasso, Nebot, Noboa y Moreno”. Tampoco hay que ser muy sabido para colegir que, a través suyo la derecha conjuga el verbo reinventarse, para eludir la pandemia política que significa para ellos el fracaso de su líder Lasso.
Cabe enfatizar que, ante la debacle de la derecha, los políticos electoreros aparecidos como falsos outsiders han tomado la posta de llevar a cabo lo que no tuvo capacidad de hacer Lasso: privatizar las funciones del Estado e imponer los intereses y designios del mercado; comprometer la soberanía nacional en función de los intereses geopolíticos estadounidense; eternizar la dependencia económica del país endeudándolo cada vez más con el FMI; concentrar aun más la riqueza en pocas manos incrementando la pobreza en muchas familias; negarle al país políticas públicas en salud, educación, seguridad, vivienda, y trabajo digno para el pueblo; engañar a la sociedad con discursos “anticorrupción” y de “libertad”, mientras aplica políticas y diseña leyes en favor de los grupos de poder económico y de mafias enquistadas en el Estado; perseguir y reprimir encarcelar a todo quien proteste, se oponga o denuncie su proyecto político de exclusión social y muerte, utilizando en su contra la Fuerza Pública, el aparato jurídico-político y los medios de comunicación hegemónicos. Este es el fruto de un proceso de dos años de inoperancia e ingobernabilidad por ausencia de gobernanza, iniciado por Moreno y continuado por Lasso.
La muerte cruzada para sus auspiciantes se convirtió en suicidio político. La muerte cruzada que se cruzó en el camino de los neoliberales dejó el saldo de un cadáver político en Carondelet y diversos zombies que caminan, trastabillándose, como recién salidos de la ultratumba de la ingobernabilidad.
En definitiva, los zombies de la política que sobreviven al cadáver político que yace en Palacio son igual cosa, “agentes de la miseria planificada, iguales o peores que Lasso y Moreno”. No en vano han asumido la posta de reencarnarlos en su pensamiento, palabra y acción. Pretenden ser el salvavidas del proyecto neoliberal que no pudo aplicar Lasso en favor de las élites con falsos discursos de “oportunidad para todos”, más “Ecuador en el mundo”, más “orden progreso» y “mano dura”, frente a la inseguridad nacional de la cual son los únicos responsables.
El pueblo ecuatoriano que ama la vida, hará un próximo intento de revivir un país herido de muerte por los mortíferos cruzados, ¡malaya suerte! en la ruta de un mejor futuro.
Para eso sirven, esta vez, las elecciones.