Una de las preguntas pertinentes en tiempos electorales es si las encuestas juegan un papel determinante a la hora de tomar decisiones. Y la respuesta suele ser una perogrullada: sí y no. Sí, cuando existe una empresa dedicada a manipular la voluntad popular con afanes de incidir en los resultados, y no, cuando esa voluntad es consciente e invulnerable. Dos cosas que en el país no andan, necesariamente, de la mano porque el negocio de las encuestadoras implica parcialidad en la asesoría a un determinado candidato y esto, a su vez, supone acomodar las cifras a su favor con claras intenciones políticas, por razones económicas.
Claro está que los encuestadores venden una idea contraria: la de la imparcialidad y orientación frente a la ciudadanía. Pero, como en todo orden de cosas, los porfiados hechos suelen decir lo contrario.
Encuestas contradictorias
Recientemente, la encuestadora Cedatos publicó, el 20 de julio, los resultados de un sondeo realizado en 34 ciudades y parroquias del país, basado en 1.300 entrevistas aleatorias a escala nacional, cuyos resultados contribuyen a una mayor incertidumbre más que a certezas electorales. Cedatos señala en sus cifras que el nivel de indecisión de los electores respecto de la elección presidencial es del 59,5% y que, entre los electores consultados, un 65% desconoce quiénes conforman los binomios presidenciales registrados en el CNE. Además, 63,2% ignora los nombres de los ocho candidatos a presidente y en el 98,6% los nombres de los postulantes a la vicepresidencia de la República. Incluso, solo un 37,6% sabe que las elecciones serán el 20 de agosto y el desconocimiento es mayor aun cuando se pregunta por las consultas del Yasuní y del Chocó Andino. La encuesta concluye que esta realidad impide hacer un pronóstico de las elecciones presidenciales.
En su informe al CNE, la encuestadora reporta que el nivel de confianza de su estudio es del 95%, con un margen de error de +/– 3.1%, por tanto, se colige que los indicadores señalados no se podrían cumplir cuando solo el 40.5% ya ha decidido por quién votar. En caso de asumir la intención de voto manifestada quienes están decididos como proyección para la elección del 20 de agosto, dicha proyección tendría un margen de error superior al 15%.
Sin embargo, Cedatos aventura algunas conclusiones a priori y afirma que habrá segunda vuelta electoral, puesto que según sus resultados, ningún binomio presidencial obtendría un porcentaje suficiente para ganar las elecciones en la primera vuelta, conforme estas cifras: Luisa González 26,6 %; Fernando Villavicencio 13,2%; Yaku Pérez 12,5%; Otto Sonnenholzner 7,55%; Xavier Hervas 6,0%; Jan Topic 4,4%; Daniel Noboa 3,2%; Bolivar Armijos 0,55; Nulo/ninguno 16,1%; Blanco 2,6%; No responde 7,6%.
Si esta vez, como en oportunidades anteriores, el cliente que contrata a Cedatos es Guillermo Lasso, llama la atención que el candidato que resulta ser el “oficialista”, Fernando Villavicencio, aparece en segundo lugar para terciar en segunda vuelta con Luisa González del correísmo. En tanto, otras encuestadoras tienen resultados diferentes.
CANDIDATOS Informe confidencial Omar Maluk Comunicaliza Cedatos
Luisa González 29 34 36,8 26,6
Otto Sonnenholzner 13 12 13 7,55
Yaku Pérez 11 11 10 12,5
Fernando Villavicencio 8 8 9 13,2
Xavier Hervas 2 9 7 6,0
Jan Topic 5 6 3 4,4
Daniel Noboa 3 4 5 3,2
Bolivar Armijos 0 1 1 0,5
Nulo/blanco/indeciso 29 16 26 26,3
Conforme el cuadro anterior, las tres primeras encuestadoras ponen muy cerca a Luisa González de ser presidenta en primera vuelta, con una intención de voto proyectado de 38 % (del voto válido) hasta el 12 de julio. En tanto, según información difundida, Yaku Pérez llega a las elecciones sin respaldo de la CONAIE y con apoyo de viejos activistas de centroizquierda con escuálido capital político, como Gustavo Larrea. Otto Sonnenholzner, que se ubica en el bloque de la derecha conservadora, ha mantenido una imagen positiva a pesar del descrédito del Gobierno de Lenín Moreno, mientras busca unir el voto disperso de otros candidatos como Jan Topic (PSC), Hervas o Villavicencio.
En lo que sí hay coincidencia entre las encuestadoras es que el tradicional cliente de Cedatos, Guillermo Lasso, actual presidente de la República, termina su mandato con un fracaso en las cifras con el 64 % de ecuatorianos que desaprueba su gestión y, según Click Report, solo un 14 % votaría nuevamente por él, mientras que un 84,8 % no lo haría. Las encuestas sitúan a Lasso en un escenario parecido al pasado mes de febrero, cuando sus opositores lograron el mayor número de gobiernos y autoridades locales.
Esto, en sí mismo representa el fracaso del gobierno de Guillermo Lasso, pero lo que constituye su mayor derrota es el crecimiento del correísmo y sus candidatos. Si el próximo gobierno va a ser de la Revolución Ciudadana, será obra y gracia de Lasso. No obstante, Cedatos da por hecho que habrá segunda vuelta, pese a que sabe que los porcentajes de la intención de voto favorecen a Luisa González; en tanto, afirma que el 63,2% no conoce a los candidatos ni las preguntas de la consulta ecológica.
Precisión electoral
Según un informe de la Celag sobre el grado de acierto de la encuestadoras, una porción no desdeñable del electorado define su voto en las semanas o días previos a la cita electoral, de manera que cuanto más extensa es la veda, menor capacidad tienen los sondeos para capturar correctamente las preferencias de este segmento del electorado. Otro factor que limita la precisión de las encuestas es el surgimiento o crecimiento acelerado de una alternativa electoral novedosa en el tramo final de la campaña. En aquellos países que cuentan con menor restricción temporal a la publicación y/o difusión de pronósticos electorales se registraron estimaciones más precisas –Brasil, Uruguay, y en menor medida, México – respecto de aquellos donde las vedas electorales son más amplias, a excepción de Chile
Cierto es que los electores requieren de mayor información y eficiente difusión sobre las elecciones a realizarse el 20 de agosto próximo, porque están desinformados sobre las autoridades a elegir en el país y sus provincias y, más aún, sobre las consultas que serán sometidas a su votación. No son precisamente las encuestas las llamadas a informar puesto que sus sondeos, cifras y análisis responde a un interés y compromiso comercial frente a sus clientes. Esto explica el desacierto de algunas encuestadoras que dieron ganadoras con voto afirmativo a las 6 preguntas que hizo Guillermo Lasso en su consulta popular, en tanto, la realidad en cifras y decisión popular fue absolutamente distinta.
Otra pregunta pertinente en tiempos electorales, es: ¿las encuestas para qué sirven y a quiénes sirven?