Al cabo de ocho años se vuelven a reunir los países de la CELAC y la UE con el objetivo de fortalecer la cooperación económica entre ambos bloques. Loable objetivo geopolítico que, sin embargo, está marcado por la esperanza y el escepticismo. No se trata de simple unidad en la diversidad, puesto que nos desunen realidades distintas, intereses contrapuestos y anhelos diversos.
La coyuntura internacional condicionada por la guerra de Ucrania y diferencias en torno a tratados comerciales y cooperación económica europea latinoamericana, son óbice para eventuales acuerdos en este dialogo norte sur.
En el primer día de la cita de Bruselas surgieron posiciones divergentes que divide posiciones entre los concurrentes. Si bien la Unión Europea (UE) considera a América Latina y el Caribe, agrupados en la CELAC, como una región con la cual comparte valores como potencial aliado, no es menos cierto que busca que la cumbre culmine con una condena a lo que considera una invasión rusa a Ucrania. Y este es un primer punto de divergencia en Bruselas que refleja la diversidad ideológica de la cumbre. No son pocos los esfuerzos hechos por la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, quien pidió “respeto para el derecho internacional”, y por el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, que auguró que un triunfo de Rusia “significaría que estaríamos todos en peligro”. Pero el presidente rotatorio de la Celac, instó a no convertir la cumbre en un campo de batalla sobre la guerra en Ucrania, argumentando que existen otros foros más relevantes para abordar esta cuestión.
Durante la cumbre también se reafirmó la necesidad de trabajar en la actualización del acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur. Sin embargo, el acuerdo no se ratificó, y se busca beneficiar a ambas economías considerando las asimetrías existentes en los aspectos económicos y del desarrollo humano.
Acoso a Cuba
El Parlamento Europeo denunció “violaciones y abusos sistemáticos de los derechos humanos en Cuba”, y demandó sanciones para el presidente Miguel Díaz-Canel. El organismo llama a Cuba a liberar a los manifestantes encarcelados desde el 11 de julio de 2021, y pide a las autoridades cubanas la autorización para que una delegación europea y de ONG independientes puedan observar los juicios de “particulares que siguen detenidos por ejercer su derecho a la libertad de expresión y de reunión”. La respuesta de Cuba llegó el mismo día en un comunicado. “El Parlamento Europeo carece de autoridad moral, política y jurídica para juzgar a Cuba”, declaró la Asamblea Nacional del Poder Popular. Además, rechaza “enérgicamente” la resolución del Parlamento y acusa la sanción de “injerencista” y difamatoria.
En su intervención el canciller cubano, Bruno Rodríguez, denunció la “falta de transparencia y la conducta manipuladora” de la UE. A su declaración se sumó la Cancillería de Venezuela, añadiendo que “la decisión de la UE de imponer su propio formato” a la cumbre pone en riesgo las negociaciones.
El mundo espera que los líderes CELAC-UE aborden otros desafíos, como el cambio climático, las pandemias, la pobreza y la seguridad alimentaria.
La cumbre de los Pueblos
La posición que difunde la propuesta de la Cumbre de los Pueblos, encuentro paralelo al oficial y que tiene el apoyo de buena parte de las izquierdas latinoamericanas, recuerda que, en la última cumbre de la CELAC, en enero de 2023, se ratificó la Proclama de América Latina y el Caribe como zona de paz, lanzada en La Habana, en 2014. Oficialmente, nadie quiere la guerra, en Europa existe el consenso de condena a Rusia por la invasión a Ucrania, pero, a la vez, buena parte de la izquierda, detecta la causa en la intención de expansión de la OTAN.
En las propuestas europeas para las conclusiones del encuentro con la CELAC, se resalta el apego de ambos continentes a los principios de la Carta de Naciones Unidas, incluyendo el derecho a la soberanía y a la integridad territorial, también a la resolución de conflictos por medios pacíficos y en conformidad con los principios de justicia y derecho internacional y en la propuesta de la cumbre alternativa, se alude también a la Carta de Naciones Unidas.
¿Por qué no se defiende el derecho internacional en el caso cubano? ¿No es invasión lo que hace Estados Unidos con Cuba desde hace 60 años con el bloqueo a pesar de que en la Asamblea de la ONU se vota, año tras año, en contra? ¿No es invadir ponerla en la lista de países terroristas? En ese contexto, si bien en la propuesta de conclusiones para la cumbre de Bruselas para las renovadas relaciones bilaterales no se hace mención a Cuba, en la declaración que aprobará la cumbre alternativa se exige que se eliminen las medidas coercitivas unilaterales.
La cumbre CELAC-UE entre la esperanza y el escepticismo refleja el estado actual del mundo, impelido de ganar la paz enfrenta el imperativo de que esta surja como un producto de la justicia, el diálogo y la cooperación internacional.