En el Día del Padre, fecha establecida convencionalmente en 1910 cuando la estadounidense Sonora Smart Dodd escuchaba un sermón durante un Día de las Madres y consideró que no se reconocía igual la labor de los padres, bien cabe una reflexión sobre su trascendencia. El Día del Padre es una celebración o un homenaje dedicado a los padres que varía según el país y la costumbre; algunos países la celebran en un día que corresponde a una tradición religiosa, y otros que han establecido una fecha basada en el calendario civil.
Ser padre, para el hombre de la casa, significa una condición que hace referencia a la cualidad de progenitor masculino o macho. La antropología considera que la paternidad es una institución socio-cultural de filiación, cuyo concepto procede del latín paternitas y se refiere a la condición de un hombre que ha tenido un hijo y accede a la paternidad. Por tanto, inherente a la condición paternal es la cualidad creacional.
En la antigua Roma, el Senado confería el título honorífico oficial de la República Pater Patriae («Padre de la Patria»), al cual accedían con derecho los ciudadanos más ilustres. El primero en recibirlo fue el general Marco Furio Camilo, en 386 a C., por méritos de guerra contra los galos. Luego se confirió el título a Marco Tulio Cicerón, a Julio César y a Augusto, pero hubo quienes rechazaron el honor, como Tiberio y Nerón, en virtud magnánima.
Aquellas organizaciones sociales antiguas fueron fruto del patriarcado, o “gobierno de los padres”, un sistema en el que los hombres tenían el poder primario y predominaban en roles de liderazgo político, autoridad moral, privilegio social y control de la propiedad. La mujer entonces era relegada a un segundo plano social. Muchos de estos roles, de poder y dominación del hombre y de servicio y sumisión de la mujer, prevalecen, se sostienen y perpetúan gracias al soporte del conjunto de la sociedad: el Estado, la Justicia, las leyes y normas, las costumbres, las creencias, etc.
Se denuncia, desde sectores feministas, que nuestro país es una sociedad todavía patriarcal, en la que este tipo de dominación del hombre por sobre la mujer se observa en todas las instituciones y no solo en un aspecto de la sociedad, lo que hace que esta predominancia siga reproduciéndose incluso en forma inconsciente. Situación que nuestros políticos consienten aferrados a vetustas concepciones reaccionarias y conservadoras, aun cuando se proclamen progresistas.
Pater Patriae criollos
En las modernas sociedades, Padre de la Patria o padre de una nación, son términos usados para rendir el mayor homenaje a una figura histórica, considerándole “padre», en el sentido de fundador. Cualidad fundacional atribuida a los próceres que surge del rol de padre como procreador, generador de vida en conjunción con la mujer que matriza el fruto de su unión con el hombre. Suelen ser líderes cuya biografía se mitifica para convertirla en fuente de inspiración patriótica, intensificando sus rasgos simbólicos, heroicos y de autoridad, tanto política como moral. Por extensión en la historia, se considera a personajes destacados como próceres o fundadores de un país organizado, independientemente, bajo el Estado moderno.
No obstante, por abuso de atributos, los políticos reunidos en un parlamento, senado, cámara de diputados o asamblea nacional se autodenominan “padres de la patria”, cuando no, el pueblo usa el mismo calificativo en sentido irónico para hacer sorna del escaso aporte brindado por ellos al país. Los “pater patriae” criollos practican el paternalismo político, que se expresa en el populismo rampante con que asumen la gestión cuando procuran y acceden al poder. Actitud demagógica que aplica formas de autoridad y protección, propias del padre en la familia tradicional, a otro tipo de relaciones sociales, políticas, laborales, etc. Con posturas populistas los activistas practican una tendencia política que pretende atraerse a las clases populares, muchas veces sin lograrlo o siendo objeto de repudio popular.
El pueblo llano se pregunta ¿qué han creado estos señores, de qué se consideran progenitores? No vemos con nitidez cuál ha sido el producto positivo de su gestación política. Más bien, han creado caos e incertezas en el devenir histórico, inestabilidad y desconfianza en la ciudadanía que, en grado sumo, desaprueba su gestión Ejecutiva, Legislativa y Judicial, como heredad fallida de malos “padres” de la Patria.
Hoy estos “pater patriae” están en receso por decisión del otro “patriarca” gobernante que los puso fuera de protagonismo político aplicándoles, en todo caso, una muerte cruzada por claras irregularidades, veleidades políticas y autoritarismo. Ventajosamente, el pueblo llano, hombres y mujeres hijos de la patria, tenemos la inmejorable oportunidad de ser parricidas en las próximas elecciones de agosto, y darles una lección histórica a quienes prometieron, engañaron y luego defeccionaron ante el país.