Las fuerzas políticas de la izquierda chilena lo advirtieron, pero no fueron capaces de impedirlo: “No da lo mismo quienes integren el Consejo Constitucional que redactará la nueva propuesta de un texto constitucional. Es la hora decisiva de votar por quienes defienden ideas transformadoras, progresistas, democráticas, de avanzada. Es momento de cerrarle el camino a sectores conservadores y retardatarios”, manifestaron horas antes de las elecciones del domingo anterior.
El resultado: la derecha en un contraataque político obtuvo un triunfo electoral, para muchos sorpresivo, otorgando 22 consejeros electos a la extrema derecha, 11 a la derecha tradicional y 17 a fuerzas progresistas, socialdemócratas y de izquierda. Con ese resultado electoral, chilenas y chilenos determinaron la composición del Consejo Constitucional, eligiendo a quienes redactarán la nueva Constitución, tras un camino de continuar con lo mismo que Chile heredó de la dictadura de Pinochet o de alcanzar mayor democracia, mayores derechos, mayor seguridad, mayor justicia y mayor equidad. Ocurrió lo primero y el impacto del triunfo electoral de la extrema derecha chilena no es menor.
Desde el gobierno de Gabriel Boric, se reconoce: “Lo peor que se puede hacer después de conocerse los resultados de una elección es desvirtuar la lectura de la realidad, perdiendo el foco de lo que realmente apuntaron los números, independientemente de análisis, explicaciones y proyecciones. Lo sustantivo de la elección del domingo anterior es que se produjo un triunfo importante de la extrema derecha”.
El mayor logro político de la derecha fue conseguir convocar a los electores a plebiscitar al gobierno de Boric y juzgar sus errores, por ejemplo, su ambigüedad política frente a temas claves como la situación de Venezuela y Nicaragua, en medio de una crisis migratoria local y una agenda de seguridad instalada por la propia derecha. No obstante, el 84,4% de chilenas y chilenos que conforman el padrón electoral del país asistieron a votar.
Un revés político
El Partido Republicano -derecha-, sólo, sin ir en un conglomerado, obtuvo la primera mayoría y al termino de los comicios tenía 22 de los suyos en el Consejo Constitucional. Desde ese sector se argumentó. “lo que hemos visto hasta ahora es que los Republicanos hemos podido sintonizar con millones de chilenos que consideran que las cosas hoy día no están tan bien y que el proyecto fundacional que se nos presentó hace un tiempo atrás, era un mal proyecto, y quiere un proyecto en una línea distinta y eso es lo que pareciera que hoy estamos viendo”. Indicó que “vamos a participar desde la clave de la defensa de los principios que hemos presentado a los chilenos. La defensa de la familia, la defensa de la libertad, la defensa del Estado de Derecho”. La derecha chilena tradicional agrupada en Chile Seguro (Unión Demócrata Independiente, Renovación Nacional, Evópoli), se ubicó en segundo lugar con 11 consejeros.
El oficialismo asistió a un revés, marcado por una derrota electoral y política. La lista “Unidad para Chile” tiene 17 consejeras y consejeros, pero la otra lista oficialista, “Todo por Chile” no elegía uno solo. Así, las fuerzas progresistas, de izquierda, socialdemócratas y democratacristianas no llegaron ni a los 2/5 necesarios para evitar las imposiciones de contenidos desde los sectores conservadores, a la hora de redactar la nueva Constitución.
No será fácil el trabajo que espera a los consejeros del progresismo y la izquierda para incidir realmente en los contenidos del nuevo texto constitucional. Desde sectores del Partido Comunista (PC), se manifestó que “lo que está claro es que el país no puede seguir con la Constitución de la dictadura”, advirtiendo que “siempre está el riesgo que una nueva Constitución no sea mejor que aquella”.
En medio del revés electoral del progresismo, datos electorales consignan que el Partido Comunista obtuvo la mejor votación del oficialismo, seguido por el Partido Socialista, Convergencia Social y Revolución Democrática; con un PPD y una Democracia Cristiana que apenas tuvieron un 3% y fracción de votos, y el Partido Radical con algo más de un 1%. Los votos nulos y blancos llegaron a alrededor del 20%. Las cifras se explican también en el hecho de que dirigentes políticos y sociales, legisladores, organizaciones sociales y de izquierda llamaron a anular el voto en crítica al actual proceso constitucional. Más del 16% de los votos escrutados marcaron como nulos y cerca del 5% como blancos, superando el millón de sufragios.
Versión oficial
Gabriel Boric desde la Moneda, sede del gobierno, expresó palabras críticas para el proceso constituyente anterior y manifestó que “fracasó, entre otras cosas, porque no supimos escucharnos entre los que pensamos distintos”.
En la perspectiva de lo que ha venido sucediendo durante el proceso constituyente en Chile, cabe notar que, desde la protesta callejera de octubre del 2019, la movilización popular chilena rebasó a las dirigencias políticas de izquierda, llamadas a canalizar el descontento popular. La protesta no se consolidó en una propuesta política de cambio social de carácter ideológico, sino en reivindicaciones de sectores etarios, étnicos y de género que no llegaron a formar parte del proyecto político de transformación social orgánico de los sectores progresistas.
El factor etario resultó significativo en este proceso. Los resultados electorales del domingo muestran que la composición del nuevo órgano redactor de la nueva Constitución indica que los chilenos y chilenas optaron por caras nuevas y más jóvenes. La mayor parte de los consejeros y consejeras electas tienen entre 30 y 60 años, son 25 mujeres y 26 hombres que, básicamente, se alinean entre la extrema derecha y el progresismo y la izquierda.
De cara a los resultados electorales, el Partido Comunista (PC) se consolidó el domingo anterior como la colectividad del oficialismo con mejor votación en el país, es decir, el 7,97% de las preferencias. Camila Vallejo, vocera del sector, resaltó que “el Gobierno de Chile no torcerá su dirección sea cual sean los resultados”. El secretario general del PC, Lautaro Carmona, indicó que “los resultados nos llaman a tener una claridad absoluta de ratificar el compromiso que hicimos con nuestras candidaturas, es decir, postular una nueva Constitución para Chile”.
En relación con los desafíos pendientes, los voceros oficiales del gobierno chileno destacan que, “nos planteamos seguir profundizando la unidad política y social de las fuerzas transformadoras, de quienes tenemos el compromiso de tener una nueva Constitución como una clave para idear una sociedad más plena y un modelo de desarrollo que nos integre a todos y todas. En ese trabajo estaremos desde mañana”.
La historia enseña, en la teoría y en la práctica, que no basta con constatar la realidad, hay que transformarla. Ese es el reto que espera a la izquierda en Chile.