Lo renunciaron o renunció por acción u omisión. Sin entrar en calificativos ni en descalificativos, Diego Ordoñez como Secretario de Seguridad Pública del Estado cumplió una labor muy común por estos días en el régimen: servir sin hacer, hacer para servir de parapeto de la imagen presidencial de un régimen sin política y sin políticas, es decir, sin gobernabilidad y sin gobernanza. En materia de su competencia, la seguridad del país, Ordoñez batió el récord en casos de inseguridad, crímenes y atentados a la propiedad privada: 25 asesinatos por cada cien mil habitantes y 17 asesinatos diarios en Ecuador, según registran las estadísticas.
Ordoñez nunca estuvo seguro de nada, menos aun de la seguridad de la nación. Sus respuestas a la prensa siempre fueron evasivas, repetitivas, cuando no justificativas para cubrir las espaldas de su amigo Lasso, cuyo gobierno invirtió en el 2022, el 31% del presupuesto destinado a Seguridad, en Defensa el 33%, para cárceles el 21% y 0% en el ministerio del Interior, lo que explica la elevada estadística de violencia y criminalidad en el país. Mientras Ordoñez, ante la prensa, enfatizaba tartamudeando que la Policía Nacional no tiene los equipos solicitados desde 2022.
Ordoñez se va sin pena ni gloria, tal como llegó a integrar un gabinete de obsecuentes, cuya palabra no es escuchada por el mandatario y cuyo silencio se vuelve sospechoso a la hora de sugerir ideas innovadoras. Se va dejando una estela de inconsistencias tras ocupar varios cargos públicos. En el año 2021 se hizo asambleísta por el movimiento oficialista CREO. Asistió a 145 sesiones parlamentarias, con 14 ausencias, y en un año no presentó un solo proyecto de ley. Luego de su renuncia de la Asamblea Nacional, sancionado por agredir verbalmente a una colega suya, se fue y le ofrecieron el cargo de Consejero Presidencial en Carondelet, allí estuvo cinco meses. Luego, Lasso creó para su amigo un cargo con rango de ministerio, en agosto de 2022, la Secretaria de Seguridad Pública del Estado. En ese puesto burocrático Ordoñez sostuvo a policías cuestionados -los generales Giovanny Ponce y Mauro Vargas- que luego fueron separados de la institución policial por supuesta protección a narcotraficantes. Ordoñez obtuvo un solo acierto en su vida pública: le archivaron un juicio político en su contra porque utiliza a la justicia, apelando a garantías constitucionales
¿Por qué Ordoñez aceptó una responsabilidad en el Estado sin estar debidamente preparado, qué experiencia teórica y práctica tenía el señor Ordoñez acerca de un tema tan ajeno a su competencia como es la seguridad? No legisló en el legislativo ni ejecutó en el Ejecutivo.
¿Qué motiva al presidente Lasso a rodearse de entes fantasmagóricos, carentes de carne y hueso en la gestión política? ¿No hay más cuadros disponibles, no hay otros funcionarios leales, no se encuentran burócratas obsecuentes dispuestos a quemarse las manos por el gobierno del encuentro?
Sin resultados en el tema de seguridad, ese es el resultado del paso de Diego Ordoñez por la Secretaría de Seguridad Pública del Estado. Un funcionario incapaz e ineficiente que aceptó con descaro uno y otro cargo público, sin estar capacitado profesionalmente para ejercerlos. Esa es la capacidad intelectual de los adláteres del presidente Lasso, quien no pasó por universidad alguna, y en la de la vida no aprendió a gobernar sus impulsos egocéntricos, ni menos a gobernar un país.