El ser humano por economía de lenguaje utiliza proverbios para sintetizar sus ideas, recurriendo a dichos y adagios de uso cotidiano y callejero que siempre, de algún extraño modo, expresan y tienen un viso de verdad. Y en política, detrás de los dichos y sentencias populares se dicen las verdades: las bárbaras, terribles, amorosas crueldades, como dice el verso, y asoman las certidumbres que no mienten, pero duelen.
De castaño a oscuro
El juicio político que se sustancia en la Asamblea Nacional en contra del presidente de la República, Guillermo Lasso, es el escenario perfecto que reproduce el eco de las sentencias populares. A todas luces, el proceso fiscalizador al mandatario está llevando a la política a un cambio de color que pasa de castaño oscuro, en que se sobrepasan los límites tolerables de una situación o circunstancia.
En el ínterin del caso, surgen abogados del diablo que, oficiosos, ejercen la defensa del acusado presidencial aun cuando su función en la trama debe ser absolutamente distinta. Es el caso de Fernando Villavicencio, presidente de la Comisión de Fiscalización, mesa legislativa que trató la solicitud de juicio político a Lasso y ordenó la notificación para que “en un plazo de 10 días anuncie las pruebas y las solicitudes de comparecencias para su defensa”. Villavicencio le ha pedido al presidente Lasso que recurra a la muerte cruzada, actuando como “asesor” externo de la Presidencia, “consejero político espiritual” o adlátere interesado en detener a los “conspiradores del correísmo, aquellos que quieren alzarse con todo el poder y dar un golpe»: “Hoy más que nunca se vuelve urgente la muerte cruzada, la decisión está en sus manos, presidente”, dijo públicamente Villavicencio al mandatario. La muerte cruzada es un mecanismo legal (establecido en la Constitución de 2008), que permite al poder Ejecutivo disolver la Asamblea Nacional y convocar a elecciones en las que se volverían a elegir a los miembros de este organismo.
El líder del aludido movimiento político, Rafael Correa, en respuesta a esta directa “recomendación” de Villavicencio a Lasso, afirmó en entrevista con Jimmy Jairala, tomándose Un Café con JJ: “Los gringos no se lo van a permitir, quiso hacerlo y lo amenazaron, prefiere las elecciones y le han hecho creer que puede ganar las alecciones. La Embajada de los EEUU y la derecha política le jalaron las orejas a Lasso ante la posibilidad de que aplique la muerte cruzada, porque saben que el correísmo tiene altas posibilidades de ganar las elecciones, que vendrían después de seis meses de que el mandatario disuelva la Asamblea Nacional, renuncie y participe en una posible reelección. popular”.
Hecha la ley hecha la trampa
El presidente Lasso será juzgado políticamente, acusado de cometer Peculado por la presunta inacción en el caso Flopec. Fue el único cargo aceptado por la Corte Constitucional como razón de admisibilidad -o cualidad de lo que es admisible- del juicio político a Lasso; el organismo decidió no admitir otras dos acusaciones, sobre presunto delito de concusión, y eso responde a la “trampa de la Corte Constitucional”, soslayando los otros dos cargos. El juicio al presidente Lasso en la Asamblea Nacional tiene un carácter político, se juzga lo que los interpelantes consideren como “irresponsabilidad presidencial”. El presidente Lasso supo de las irregularidades de Flopec y lo que se hizo fue separar al funcionario porque tenía a cargo todas las empresas de Hernán Luque, delegado del presidente para presidir el directorio de la Empresa Coordinadora de Empresas Públicas.
Existe un informe de la Policía sobre narcopolítica, que lo conoce el presidente y lo reconoce Fernando Villavicencio, lo que hacen es archivarlo. Hecha la ley hecha la trampa, dice el pueblo. Villavicencio solo quiere discutir el peculado para separar y distanciar a Lasso de los otros dos cargos imputados. En el parlamento se puede ventilar todos los cargos, ya en la parte resolutoria y posible destitución del presidente Lasso por censura, solo se podrán argumentar las causas que aceptó la Corte Constitucional, señala el ex presidente Correa. Prohibido olvidar que la actual Corte Constitucional viene de la época de Julio César Trujillo cuando presidia el CPCCS que eligió “a un pocotón de sinvergüenzas que fueron puestos ahí por ser anticorreístas que son cómplices de Lasso y que lograron parar dos de los tres cargos”.
El remedio peor que la enfermedad.
La mejor situación para el país frente a la situación de tal gravedad, de inseguridad y total ineficacia del gobierno, es la anticipación de elecciones para sacar adelante al Ecuador de manera constitucional y democrática. Pero el presidente Lasso, y la derecha que lo secunda, solo piensa en sus espacios de poder y su reputación. Si resulta absuelto Lasso no habrá suficiente espacio de gobernabilidad: “Significaría una explosión social con violencia en las calles, motivada por la frustración de los ecuatorianos. La población ya no aguanta la inseguridad, las “vacunas” de los delincuentes, los tramitadores en el Registro Civil, la destrucción de la obra pública, la falta de empleo, el no poder salir tranquilo a las calles, eso se traduciría en violencia en las calles”, anticipa Correa. El entrevistado colige que “Si logran en la Asamblea Nacional absolver a Lasso es por concusión, porque han comprado conciencias, pero se expresaría la frustración popular en las calles y ellos serian responsables de lo que pase. Lasso no tiene la más mínima oportunidad de gobernar el país, está totalmente desacreditado por ineptitud y corrupción. Lo mejor es que renuncie. Si no es destituido será por corrupción y eso generará mayor violencia en las calles”.
¿Qué hay detrás de todo esto, que se pretende en Ecuador? La destrucción del país lo ha llevado a un retroceso de más de veinte años. Sin embargo “no han logrado destruir las carreteras, el talento humano que se logró, etc. pero esto no se arregla de la noche a la mañana, pero si se lo va a arreglar al país”, anuncia el ex presidente: “Por odio, por no creer en el Estado, por ineptitud destrozaron todo, empezando por el ministerio Coordinador de Seguridad, el ministerio de Justicia encargado de las cárceles. El ministerio de Interior lo destruyeron y lo hicieron ministerio de Gobierno para entregar todo el poder a María Paula Romo para perseguir al correísmo. La Seguridad está en manos de un inepto como Diego Ordoñez, es un insulto para el pueblo ecuatoriano. La base fundamental de la seguridad es el desarrollo humano, volver a reducir la pobreza, volver a tener oportunidad para todos”, señala Correa.
Dime con quién andas y te diré quién eres.
La alternativa de cambio en el país, depende de un cambio en el modelo político y económico que sea capaz de impulsar el movimiento progresista, llevando a la presidencia a un hombre o mujer capaz: “Se requiere ganar y saber gobernar”, advierte el ex presidente. Si el movimiento Revolución Ciudadana retoma el poder, convocaría a una Asamblea Constituyente para reformar las atribuciones de la Corte Constitucional. En uso del poder para fortalecer los negocios privados los sectores de la derecha -señala correa-, “se apoderaron del Estado, cambiaron 150 autoridades de control, Consejo de la Judicatura, la Fiscalía, las Superintendencias, no pudieron cambiar la Corte Constitucional porque no era elegida por el CPCCS, pero la tumbaron y declararon seis meses de vacancia y eso es inconstitucional. Esa corte tiene todo el poder, puede destituir al presidente, puede declarar ilegal los decretos e interpretar la Constitución y legislar. Con esa Corte Constitucional de Trujillo con todas las autoridades de control tomadas por la partidocracia de la época de Trujillo no se podrá hacer nada: hay que ir a una Constituyente para sanear la desconstitucionalización del país”
Las perspectivas no son del todo claras: “Podremos ganar en dos vueltas, las encuestas dicen que se gana en una sola vuelta, pero eso no es posible. Solo sería posible con un buen candidato y una buena campaña”, afirma Correa. En esa perspectiva de alianzas políticas y de unidad electoral, el camino es complejo. Aquello supone un largo proceso de unidad política entre las fuerzas progresistas, y las opciones están desde el centro político hacia la izquierda, y en ese rango surge el movimiento indígena, con su brazo político Pachakutik: “No toda unión suma, hay uniones que quitan. Pachakutik mira por sus intereses no por el país, han votado por la derecha, por espacios de poder. Tenían como botín político la educación bilingüe y con eso controlaban a las familias ancestrales, a través de la educación unipersonal, el sistema de salud, controlan las escuelas comunitarias y ese es el mecanismo de control de los caciques en las comunidades. No podemos gobernar con ellos, porque no saben administrar y están en función de sus espacios políticos y no del bien común”, concluye el ex mandatario.
La política, como el arte de hacer que las cosas sucedan, requiere de una buena dosis de verdad. Esa verdad bárbara, terrible que suele asomar en los proverbios del trajín político. No hay mal que por bien no venga.