La noche del 6 de abril el presentador de noticias de Ecuavisa, Alfonso Espinosa de los Monteros, anunció su retiró de la televisión luego de permanecer 56 años como presentador de ese canal ecuatoriano. La prolongada trayectoria de “Don Alfonso”, como se hace llamar el anchor de Ecuavisa, le significó un récord Guines como el personaje que mayor tiempo estuvo al aire ininterrumpidamente en la televisión de un país. Simultáneamente, la estación de televisión que lo acogió durante todos esos años muestra el récord de inamovilidad editorial de un medio de comunicación audiovisual ecuatoriano. Espinosa de los Monteros se inicia en radio, trabajando en emisoras de Ibarra y Guayaquil hasta 1962, al siguiente año se convirtió en el director de Radio La Prensa, y en 1967 año de fundación del canal, Ecuavisa lo contrata como animador de pantalla. Durante su carrera periodística, Espinosa de los Monteros fue testigo y comunicador de diversos acontecimientos nacionales e internacionales como la llegada del hombre a la luna, las visitas de los Papas Juan Pablo Segundo (1985) y Francisco (2015) a Ecuador, las guerras con el vecino peruano, y las clasificaciones del Ecuador al Mundial de Fútbol.
Además de todos estos hechos que fueron noticia, el presentador de Ecuavisa presenció y reportó los acontecimientos políticos y económicos del país desde antes del “retorno a la democracia”, frente a los cuales la cadena televisiva guayaquileña mantuvo una inamovilidad política en su línea editorial, de algún modo, adaptándose a los cambios políticos y a los diversos gobiernos. Una postura que, como otros medios tradicionales de prensa, se acomodó al poder, salvo excepcionales períodos de crítica periodística, denuncias y revelaciones. Ese cuestionamiento se hizo más evidente durante la década en que el correísmo permaneció en el poder, quedando en evidencia el condumio ideológico que alimenta el contenido comunicacional de Ecuavisa durante estos años. Y en ese periodo de cinco décadas y más, Espinosa de los Monteros fue un opinador mesurado, pero alineado a la definición política del canal del que llegó a ser Vicepresidente de Noticias y, por tanto, artífice de la línea informativa del canal del cerro El Carmen.
Sobre las razones de su retiro, Espinosa de los Monteros dijo, “he cumplido 81 años de edad y ahora doy paso a los magníficos periodistas jóvenes de Ecuavisa”, lo que podría representar un refrescamiento de la pantalla del canal. Sin embargo, la inamovilidad editorial de Ecuavisa frente al poder político persiste y solo hay un cambio de rostro de pantalla. Esta característica implicaría credibilidad, no obstante, la credibilidad periodística se sustenta en la calidad informativa, en la consecuencia con la verdad y en la legitima representación de los intereses ciudadanos y populares.
En otros países -Chile, por ejemplo-, la permanencia en pantalla de un presentador o de un espacio determinado, no garantiza nada, cuando lo que importa es llegar a un público natural de un programa y no tener, necesariamente, aspiraciones de rating masivo. Esa es la tendencia de la televisión actual, una televisión que privilegia la realidad local, lo concreto y específico en la definición periodística. Y debería ser, además, una televisión crítica que cuestione los desvaríos del poder y no se acomode a las circunstancias que lo rodean.
Además de la dilatada permanencia de personajes de pantalla, la televisión ecuatoriana amerita un cambio en su visión de los acontecimientos del país. No obstante, eso no será posible mientras la comunicación forme parte de la superestructura ideológica de la sociedad, como su voz campante. Uno de los retos frente a la inamovilidad del periodismo ecuatoriano, es consolidar voces libres que vigilen al poder y no se conviertan en el coro desafinado de sus protervas e impopulares intenciones.