Marcel Marceau era un poeta silencioso, que prescindía de la palabra para privilegiar el gesto corporal histriónico sobre las tablas. En la vida real fue un héroe que salvó la vida a centenares de niños judíos perseguidos por los nazis. Este mes se cumplen cien años del natalicio de este actor que esbozó como nadie la sublime sonrisa del silencio. En un mundo estridente, colmado de discursos populistas que nos aturden con demagogia de la política que se contradice al arte superior, el gesto del mimo francés es un bálsamo curativo donde refugiarse en el lenguaje del silencio.
Marcel Mangel, obligado a cambiar su nombre y apellido para despistar a sus perseguidores nazis, nació en Estrasburgo, Francia, un 22 de marzo de 1923 en el barrio de una minoría étnica, habitante de una ciudad fronteriza con historia turbulenta en una zona de conflictos. Como hijo de una familia judía, cuyo padre fue carnicero con frustradas habilidades artísticas, Marcel descubre y da sus primeros pasos como artista plástico dibujando acuarelas, y aun cuando ya era famoso, nunca dejó de pintar y recorría los cinco continentes con sus espectáculos. El novel artista incursionó en el manejo de esmaltes, práctica que le significó ganar un Premio Masson. Luego, durante la guerra se aficionó con esmero a la pintura manual de la porcelana siguiendo la tradición de Limoges, localidad a la que se trasladó con su familia. Todo indicaba que Marcel sería un pintor, pero la vida, le dio un giro y la mímica fue la manifestación artística que le daría fama mundial.
Durante la vida de Marceau hay personajes del mundo artístico que marcaron su vocación. El actor Charles Chaplin ejerció un influjo cultural en el joven artista, pero sería Etienne Decroux quien definió su camino como mimo durante las clases que le dio en la escuela Charles Dullín. La mímica fue su destino, la actividad que los griegos consideraban el arte de imitar o actuación silenciosa y que Marceau revolucionó en el siglo XX.
El compromiso de Marceau con el arte es tan intenso como el compromiso que adquirió con la vida. Miembro de la Resistencia francesa, durante la guerra trascendió por su heroica defensa de los niños judíos que salvó de morir en los campos de concentración nazis, cuando los condujo a Suiza, a través de los Alpes franceses. La película Resistencia, rodada en 2020 bajo la dirección de Jonathan Jakubowicz cuenta ese episodio heroico de la vida de Marcel Marceau. En reconocimiento a su gesto heroico, Marceau fue condecorado en la postguerra con la Legión de Honor francesa. Durante el conflicto bélico el actor creo su célebre personaje, Bip, el vagabundo de suéter a rayas y sombrero de copa con el que interpretó su compromiso político.
El personaje fue descrito por su creador como un Quijote que lucha contra los molinos de viento. Con gestos tuvo la capacidad de interpretar lo esencial de la vida en una metáfora de la propia esperanza humana: “Si no observara la vida, no conocería al ser humano. Y lo que enseño es la aventura del silencio. Las personas que no nos han visto nunca tienen miedo del silencio”, expresó Marcel Marceu a los 82 años, en una entrevista para el diario El País dos años antes de su muerte.