Hay hombres que crean un día y son buenos, hay los que crean un año y son mejores, pero hay los que crean para toda la vida: esos son los imprescindibles, diremos parodiando a Brecht. Jean-Francois Fogel era uno de ellos.
El periodista francés, uno de los pioneros del periodismo digital en el mundo, falleció en París a sus 76 años. Fogel fue maestro de la Fundación Gabo desde 2002, a la que se vinculó por invitación de su fundador, Gabriel García Márquez, quien dijo en una entrevista en 1983: «Al escritor no lo mata nadie. Ni siquiera la muerte». Una frase ideal para recordar a Jean-François Fogel y su imperecedero legado que dejó huella indeleble en el periodismo mundial con sus reflexiones, compromiso, generosidad, entusiasmo, así como su infinita curiosidad y singular sentido del humor que transcendió las barreras del oficio.
El maestro francés del periodismo siempre se mostró dispuesto a impulsar el interés entre los medios por escuchar y entender a las audiencias, y esto puede ser la base de la sostenibilidad de los equipos periodísticos: “La audiencia toma decisiones propias, no podemos obligarlos a hacer lo que nosotros queremos”, dijo durante el seminario Romper la inercia: los nuevos desafíos para el periodismo económico de América Latina.
En dicho seminario, Fogel abordó temas periodísticos con lúcidas afirmaciones: “Los newsletters son como las cucarachas de Internet: siempre se dice que se les va a matar y aún siguen vivas”, dijo. Y otras frases que reflejan su sabiduría: “La audiencia no busca primicias en las redes, quiere sus noticias en el momento de la conexión. La primicia tiene una vida sumamente corta en el momento de la vida digital”. Y esta otra: “Hay que pensar que lo que no es eficiente, hay que suprimirlo, pero siempre aplicando un control”.
Respecto del rol del editor en su búsqueda de calidad periodística, Fogel afirmó: «El único análisis que yo puedo hacer a partir de todas las redacciones que conozco, es que hoy en día un editor se define mucho más por la manera en que está ubicado en un flujo de contenido que por su posición jerárquica. Por eso hablo de un mundo mucho más horizontal», anticipaba en 2006, durante el seminario El papel del editor en la búsqueda de la calidad periodística.
Fogel recomendaba que es necesario contratar a los periodistas pensando en su nivel de adaptabilidad, puesto que, si bien un periodista desordenado puede ser productivo y cumplir con su trabajo, un manager desorganizado inevitablemente afectará el trabajo de los demás. Como verdad irredargüible, Fogel concluye en que “las tensiones deben aceptarse y acomodarse, no pretender eliminarlas, ya que hacen parte del oficio del editor en el mundo moderno. En últimas, las tensiones de la redacción son parte del periodismo de calidad».
Fogel, a sus 76 años, tenía puesta su mente enfocada en el futuro, un lugar que, según él, debemos llegar los periodistas antes de que la tecnología nos pasara por encima. Sus discípulos lo recuerdan como el maestro que “transmitió sin reservas, generación tras generación, la sabiduría adquirida en las redacciones por las que había pasado. Le Monde, France Presse, Le Point, Le Magazine littéraire y Libération», en «talleres, seminarios, charlas, sobre sostenibilidad de empresas de comunicación, que ahora en la era digital se creaban por decenas como fruto de la iniciativa de los periodistas jóvenes; sobre la ética y su cara contraria, la desinformación, el mal del siglo, y sobre los alcances de la innovación tecnológica».
Los imprescindibles fundamentos de Jean-Francois Fogel sobre el periodismo, hicieron que al maestro no lo mate nadie, ni siquiera la muerte.