El eslogan inventado por los publicistas del régimen, “más Ecuador en el mundo y más mundo en el Ecuador”, no se compadece con la realidad de un contexto internacional en el que el presidente Guillermo Lasso no logra reconocimiento y, contrariamente, se abre frentes polémicos, como en el caso con Argentina. Múltiples son los síntomas donde hay, sino conflictos, al menos un progresivo aislamiento internacional del gobierno ecuatoriano. Una desconfianza medible en cifras, que va dejando en la orfandad al gobierno neoliberal de Lasso, como lo demuestra el incremento del Riesgo País que subió a 1.950 puntos en los últimos días.
Esto ocurre cuando en la Asamblea Nacional existe la intención de enjuiciar políticamente al presidente Lasso, para destituirlo, lo que ha generado pocas reacciones en la región. No obstante que desde el gobierno ecuatoriano se hable de intentos de desestabilización de la oposición, este discurso ha tenido poco eco en el escenario internacional.
El presidente Lasso ha recibido manifestaciones de apoyo de un pequeño grupo de naciones sin mayor influencia en la región. Se trata de Costa Rica y de su presidente, Rodrigo Chaves, que llamó a los actores políticos y sociales de Ecuador a respetar el periodo constitucional. En esa línea de acción, un comunicado oficial de la Organización de Estados Americanos (OEA), de Luis Almagro, llamó a los dos poderes ecuatorianos -Legislativo y Ejecutivo-, a resolver sus diferencias “en el contexto constitucional”. En tal contexto, Lasso recibió en Quito adherencias de tres mandatarios centroamericanos, sus homólogos de Costa Rica, Rodrigo Chaves, de República Dominicana, Luis Abinader, y el vicepresidente de Panamá, José Gabriel Carrizo.
La nueva correlación de fuerzas latinoamericana, marca el destino político del gobierno ecuatoriano, enfatizando más las relaciones multilaterales en lo económico que en lo ideológico. Relaciones que muestran a un Ecuador con pocos aliados. En Latinoamérica se habla más del roce diplomático ecuatoriano argentino, que del destino constitucional de Lasso en el poder. El impasse provocado por la salida de la ex ministra María de los Ángeles Duarte de la sede diplomática argentina en Quito, ocupa un destacado lugar en el interés regional.
El mandatario argentino y su homólogo ecuatoriano se encuentran enfrascados en un dime y direte epistolar poco diplomático y menos cordial. El presidente Guillermo Lasso increpó a su homólogo argentino, Alberto Fernández, en un texto publicado en redes sociales y lo acusó de haber guardado información sobre la fuga de María de Los Ángeles Duarte y de no haberlo notificado de manera oportuna. Fernández respondió que Argentina no tenía “ni el deber de custodia sobre ella ni ninguna capacidad de acotar sus movimientos”, y acusó a Lasso de tener una “reacción desmesurada”, al declarar persona no grata al embajador Fuks. Para Fernández, la medida fue grave, injusta y excesiva y “lastima la relación de nuestros pueblos”.
La guinda del pastel la puso el ex presidente Rafael Correa, al intervenir. “Lasso: Lo del presidente Fernández se llama integridad. El único que puso por delante su canallada, corrupción y mala fe eres tú, y así destrozaste la relación con un país hermano. Nadie te cree, y cada vez estás más solo a nivel nacional e internacional. #ParaTontoNoSeEstudia”, escribió Correa en Twitter.
Ni más Ecuador en el mundo ni más mundo en el Ecuador. El aislamiento del régimen ecuatoriano es un hecho evidente en el mapa internacional.