Nací con poco de lo material, lo justo para tres comidas al día y una merienda, de adolescente fui a fiestas con pantalones a cuadros (ayer cheos y hoy un “jonrón” de la moda), un pullover o una camisa y botas (rusas o de las marcas Cubanacán o Centauro), también con kikos plásticos o plataformas, pantalones campanas (naturales o con quillas) y, en esos años, vi casi todos los estrenos, cada jueves, en los cines de primera (Payret, La Rampa, Alameda, Apolo y otros), tuve novias, salí de paseos, de cine y más cine (casi el mejor paseo) y perdí la cuenta de los libros que leí… era un tipo feliz, de su tiempo, consciente que vendrían tiempos mejores.
Los tiempos mejores llegaron, hice estudios universitarios, cumplí misión internacionalista y regresé, a veces envidiando (sanamente) a los que lo dieron todo, la vida.
Me casé, tuve hijos y nietos… y sigo siendo feliz. Así y todo, tengo insatisfacciones…
Me molesta no poder hacer más, asimismo y, en grado superlativo, la indolencia de algunos; no importa en cual sector de la vida laboral del país se desempeñen las personas, porque en el estatal y el privado hay muchísimas bellas personas… y, también, seres despreciables, por suerte los menos, aunque esa cantidad sea más que suficiente para trascender y provocar el malestar de miles, decenas o cientos de miles y, quizá, un poco más.
Me molesta cuando alguien con la posibilidad de introducir un cambio que favorecerá a la mayoría se niega a hacerlo una y otra vez, para meses después, cuando la única condición que cambió es la del malestar popular incrementado e insostenible, termine aceptando y “probando” que es más justo y equitativo distribuir una serie de productos de las cadenas de tiendas por el sistema de la libreta de abastecimientos.
Me agradó que desaparecieran los “elececés” y casi los coleros, digo “casi” porque este año, igual, me voy sin comprar y comer cerdo… el gobierno decide crear una oferta por la libreta de abastecimientos y un sesudo (a lo mejor fueron dos o tres) “inventaron” ponerlos en los mercados (los seleccionados) para que las personas fueran a adquirirlos allí… alguien se lleva una paleta o un pernil o dos, otros pasan lista dos veces al día y regresamos al status quo de los “elececés” que ya no lo son, los listeros y los coleros.
Me molesta que si tienes que hacer algún trámite (no todos quieren hacerse pasaportes) tengas que carenar en los brazos de un revendedor de sellos timbrados que cuestan más que una libra de cebollas, porque a nadie se le ha ocurrido aprobar la digitalización de esos sellos y sanseacabó.
Me encabrona que alguien tenga que pagar 500 pesos por un viaje de un municipio a otro, porque el “porteador privado” tiene que pagar las reparaciones… no puede decir que es para cubrir el precio de la gasolina, ya que, evidentemente, Cuba es otro planeta… el mundo entero enfrenta crisis con los combustibles y los precios se disparan por doquier y acá el litro de gasolina especial está a 30 pesos… en algún momento tendrá que subir, porque no somos Venezuela para vender el litro a 0.17 centavos de dólar (según la tasa del mercado informal).
Me molestaron los apagones, pero ni de coña se acercaron a los de la década de los 90; ya tenemos luz, cuidémosla y ahorremos.
Me jode que los principales dirigentes del país desanden el territorio nacional, se devanen los sesos y, además, tengan los cojones para reconocer sus propias insatisfacciones y cuatro pelagatos con determinado poder se atrincheren en sus oficinas, cuidando el buró, el carro y el celular, sin salir a darle la cara al pueblo o, en el mejor de los casos, moverse en la dirección de la solución de los problemas.
Y…estoy alegre porque, pienso, que peor no nos puede ir y tengo la convicción de que si tomamos conciencia de las limitaciones y de lo que cada quien puede aportar, tendremos un 2023 mejor para todos y nosotros mismos.
Cada quien tendrá sus prioridades, pero vivir un año más junto a la familia y haber resistido los embates de la naturaleza, de los accidentes y del imperio, son motivos más que suficientes para festejar.
¡FELIZ 2023!
¡FELIZ 64 ANIVERSARIO DE LA REVOLUCIÓN!