Por Irina Mora
Como una moradora de la parroquia de Pomasqui me encuentro preocupada por vivir en un lugar donde pueda disfrutar de un ambiente puro, con lugares verdes y políticas de prevención contra la contaminación. Actualmente puedo observar que en mi parroquia se ha dado un retroceso ambiental que ha llevado a la zona a convertirse en un lugar totalmente árido, con afectación a los suelos y alta contaminación. Para conocer sobre el panorama actual de la zona adentrémonos en cómo se encuentra en la actualidad.
Pomasqui está atravesada por el río Monjas que divide a algunos barrios de la zona, muchos habitantes viven en los linderos del río, viéndose afectados por fuertes olores provenientes de la contaminación en botaderos de basura y desfogue de alcantarillas improvisadas junto a casas y conjuntos habitacionales. Algunos moradores que se dedican a la siembran no pueden beneficiarse del recurso hídrico para sus cultivos, lo que les provoca una doble afectación.
En cuanto a las canteras, éstas tienen muchos años en extracción, los moradores viven preocupados por el polvo que recibe la población. Con el agravante de que los permisos a las canteras se encuentran vigentes hasta el año 2024. Recientemente el Municipio Metropolitano en un comunicado oficial informó a la población que registraba “un nivel elevado de contaminación atmosférica que afecta a las vías respiratorias, formado principalmente por una mezcla de polvo y material de procedencia geogénica que podía ingresar al organismo”. Esta situación afecta no solo a la población de Pomasqui, sino que se expande hacia otras parroquias aledañas, ante lo cual nos preguntamos: ¿qué hacen las autoridades y entes rectores para disminuir la afectación y controlar este tipo de contaminación?
Por otra parte, la construcción en laderas del cerro Casitahua produce deslaves y aluviones. En ese lugar encontramos construcciones al filo del volcán que son de alto riesgo, ya que el suelo está erosionado por los cambios climáticos y la deforestación que ha sido reemplazada con viviendas que, cada vez más, van tomando parte de la montaña, sin control ni planes de ordenamiento territorial.
Frente a esta situación, las autoridades responsables del cuidado del ambiente en esta parroquia no hacen prácticamente nada y no existe políticas de cuidado del río Monjas; así como no existe retribución a la población por la contaminación ambiental que producen las canteras y no existe control de ordenamiento territorial por construcciones existentes al filo de la montaña, sabiendo que es una zona de alto riesgo.
Propuestas ciudadanas
Ante estas falencias, como moradora, ambientalista y trabajadora en un ministerio que tiene a su cargo la competencia ambiental, me planteo la recuperación de las laderas del Casitahua, bajo proyectos de reforestación con árboles nativos de la zona que ayuden a recuperar el suelo, así se evitará el deslizamiento de tierras o deslaves promoviendo la seguridad de vida de los habitantes. Estos proyectos se los puede trabajar conjuntamente con estudiantes de colegios de la parroquia y grupos de voluntarios convocados para apoyar el mejoramiento de nuestro hábitat.
Una muestra clara de que estos problemas son posible de solucionar, es el ejemplo del sitio de PomasQuinde, lugar de avistamiento de aves en el centro de Pomasqui, donde la quebrada fue rescatada por su propietario, Rolando Luna. Al cabo de cinco años, hoy podemos apreciar un lugar totalmente verde, con plantas nativas, avistamiento de aves, que se ha convertido en un atractivo turístico donde sentir un clima más fresco y natural.
En cuanto al río Monjas, que se encuentra en un alto nivel de contaminación, se debe solicitar al Municipio de la ciudad un proyecto de recuperación, a través de una política pública que ayude a la disminución y efectúe el tratado de aguas putrefactas y desechos que desembocan en el río.
Otra propuesta que planteo, es la ejecución de proyectos que contribuyan al mejoramiento económico de la población, a través del reciclaje de basura plástica. Responsabilidad que recae en los gobiernos autónomos que deben efectuar un control y promoción del reciclaje entre los ciudadanos. La separación de basura, a través de la educación mediante campañas y compensación económica, es un proyecto totalmente viable. El gobierno parroquial puede y debe aplicar a la obtención del certificado de Huella Ecológica para Pomasqui.
Esperamos que la ciudadanía tome consciencia de la importancia ambiental, sobre todo en territorios de nuestra parroquia, que se han visto deforestados por el crecimiento poblacional, llevándolos a ser cada vez más áridos y a perder áreas de cultivos en grandes viñedos que caracterizaban a la zona.
¡Como ciudadanos emprendamos juntos la recuperación del Pomasqui que todos queremos! Un Pomasqui de clima primaveral donde nuestra gente pueda vivir, porque es el valle que lleva a la longevidad y mantenga su categoría de “Valle del Lindo Temple”. Trabajemos juntos por una parroquia ambientalmente sana, verde y natural, con el espíritu del puma que caracteriza a Pomasqui, siempre luchador por un futuro mejor.