Un comunicado en las redes sociales de Radio Pichincha señala lo siguiente: “Desde Radio Pichincha alertamos a la ciudadanía que, en los últimos días, nuestro medio de comunicación ha sufrido una serie de amenazas, atentados e intentos de intimidación. Primero hubo un ataque informático y varias de nuestras cuentas en redes sociales fueron vulneradas. Se subieron videos e imágenes sin nuestra autorización, pero, afortunadamente, ya se han recuperado la mayoría de accesos. Ahora, en redes sociales, hemos recibido amenazas, incluso alertas de ataques con posibles coches bomba a nuestras instalaciones. Todo esto, por cumplir con nuestra tarea de informar. Rechazamos este tipo de amenazas y atentados contra nuestro medio de comunicación y hacemos un llamado urgente a las autoridades para que garanticen nuestro trabajo, en el marco de la libertad de expresión y el ejercicio periodístico”.
Estas amenazas se suman a las recibidas por la emisora del Gobierno Autónomo Descentralizado de la Provincia de Pichincha en ocasión cuando se efectuaron apagones del fluido eléctrico, desconexiones temporales de la señal abierta, ataques a la plataforma web y la intervención de la Fiscalía con un importante grupo de efectivos policiales para requerir información de la programación, denunciados en su oportunidad por el Consejo Consultivo Ciudadano de Radio Pichincha.
Los ataques perpetrados en la última semana pasada pretenden impedir la función de Radio Pichincha como un espacio de información y difusión de todas las voces afectando gravemente la libertad de expresión y de opinión, así como el derecho al acceso y difusión de la información. Se trata de amenazas proferidas por sujetos anónimos amparados en la impunidad oficial que no se ha pronunciado sobre estos ataques al libre ejercicio del periodismo en el país. El silencio gubernamental se suma a la indiferencia de sociedades y fundaciones destinadas a defender el ejercicio profesional de la comunicación en una sociedad democrática, como se autodenominan Fundamedios en el país y la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en la región.
El libre flujo informativo forma parte de la cultura democrática de un país, pero como solía decir el jefe de propaganda nazi, Goebbels, “cuando escucho la palabra cultura echo la mano al cinto”. En la Alemania nazi fueron silenciados en campos de concentración las expresiones ciudadanas democráticas, en Chile de Pinochet se incineraron libros, se clausuraron radios y periódicos y se encarcelaron, torturaron y asesinaron a comunicadores; en México las mafias mantienen cifras récord de periodistas asesinados y desaparecidos. Acaso son estos los preceptos ideológicos y prácticos que inspiran la acción alevosa de furibundos detractores de Radio Pichincha, incómodos ante la labor informativa y de opinión de la emisora que ahora pretenden silenciar en el contexto de una campaña prelectoral y electoral. Son aquellos que no creen en los derechos colectivos, que no creen en la gestión pública, que no creen en el derecho a la libre expresión. Sus amenazas son muestra de cobardía, ya no les basta con los “periodistas” comprados y los medios pautados por el régimen y sus auspiciantes, ahora hay que silenciar al periodismo libre, cuya única misión es informar y formar públicos críticos y reflexivos.
Estos públicos y audiencias que se identifican con Radio Pichincha son los llamados a defender la libertad de expresión y el derecho de la ciudadanía a mantenerse informada en un medio público, los oyentes de la emisora capitalina a quienes se les niega el derecho a escuchar lo que decidan oír en materia informativa, cultural o de opinión.
La emisora no necesita de troles a sueldo en redes sociales basta con la fidelidad de sus oyentes para su defensa. Radio Pichincha vive de su credibilidad periodística y de la solidaridad de su audiencia. Los ataques a la cuenta de YouTube de la emisora, el constante desprestigio a sus periodistas y trabajadores y la amenaza con acciones terroristas, forman parte de los argumentos del sicariato.
Así no se hace comunicación, así no se hace democracia, así no se hace país. Las ideas se debaten con ideas. Frente a este ataque alevoso, deliberado y financiado por sectores claramente identificados, quienes ejercemos un periodismo independiente comprometido con la verdad, sin temor ni favor, alzamos nuestra palabra abierta para expresar nuestro firme rechazo a estas acciones y nuestra solidaridad con los colegas periodistas y trabajadores de Radio Pichincha.