Los buenos bocados, dicen, hay que degustarlos lentamente, así enseña la vida. Sin embargo, la novela de Juan Carlos Moya, El Sótano, se deja leer vertiginosa. Virtud del texto que obliga al lector a detenerse en cada episodio para disfrutar de un buen libro, como una de sus esenciales características.
Un sótano, espacio donde confluyen oscuridad y encierro, al mismo tiempo arroja señales de una obra literaria breve en su extensión, pero grande y luminosa en sabiduría que comparte el escritor con sus lectores. El sótano, lugar para almacenar objetos que se emplean poco, herramientas o recuerdos, sirve en la trama de la novela de Moya para ocultar crímenes y desmembrar cadáveres producto de una venganza, como una metáfora del lado oscuro de la existencia de los personajes con los que se identifica el lector atrapado, desde las primeras líneas, en un thriller a medio camino entre novela negra o policial.
Ganadora del Premio La Linares de Novela Breve 2022, El Sótano, en la oscuridad de su trama, arroja luces acerca de en qué está la literatura ecuatoriana actual. En este caso, obra y premio se prestigian mutuamente. El libro, por un texto de calidad puesto en manos de quienes saben valorar la excelencia literaria, un jurado compuesto por el escritor Iván Égüez, Bernardita Maldonado y Gabriel Jiménez; y el premio, por el justo reconocimiento a las virtudes de la literatura ecuatoriana de nuevas generaciones.
Como uróboro, o animal que se come la cola en círculo, la novela de Moya exhibe una estructura, por demás conocida, no obstante, al mismo tiempo novedosa. Y la novedad estriba en el manejo del tiempo narrativo, en el devenir de los hechos y en la conjugación de circunstancias que entreveran a los personajes en un destino, al final de cuentas, fatal y determinante. La novela es la radiografía que revela rasgos de una realidad abyecta en la que vivimos, donde campea la inseguridad y el crimen como síndromes de la descomposición social de un país abandonado por un Estado cómplice.
Moya es un escritor de transición entre los Millennials y una generación literariamente consagrada. Si los primeros escribieran como los segundos sería otro cantar, ha dicho Moya, denostando los parricidios literarios. Él mismo escribe como sí mismo sin hablar de sí mismo, en un acto de creación pura y esencial con solvente manejo de los secretos de la escritura, echando mano a una sabiduría innata o adquirida, que diferencia al escritor del escribidor. Un escritor de una generación propia que tendrá acaso sus propios demonios, o no reconocerá ninguno perturbador que empañe la fuerza de una creatividad que destila en sus textos, con novelas escritas respondiendo a una estructura que Moya reconoce haber heredado de escritores mayores. Sabiduría que se hereda y que se merece, porque se la recibe con naturalidad, sin aspavientos. Moya, periodista premio Nacional de Periodismo Jorge Mantilla Ortega, es también autor de su primera novela Caballos en la niebla, luego se hizo acreedor al premio Nacional de Literatura Ángel F. Rojas, 2019, por su novela El sueño del ángel.
El Sótano encierra al lector en una trama plena de situaciones sorpresivas, giros argumentales oportunos, personajes cuajados en el magma de una recia construcción vital, cincelados en la vida y en la sabiduría de vivir: Frida, Rafaela, Carmen, Lídice, Ana las víctimas o no de la violencia patriarcal; Roberto, Pablo, femicidas y los cómplices adláteres de un Estado indolente. Todos relacionados entre sí por un destino que los pone frente a frente y saca de ellos la miseria y la nobleza que les asiste, en una amalgama que conforma su personalidad contradictoria. Víctimas y victimarios, unidos por la venganza feminista protagonizan una trama “muy inteligente y diestramente manejada”, -como calificó el jurado del premio en su veredicto- donde “cada personaje está bien caracterizado, ya que a más del rigor formal hay un perfil psicológico claro: las mentes criminales de los asesinos, tanto como las mujeres víctimas”.
Una novela para degustar al ritmo que impone su grata lectura, reveladora y sorprendente.