Por Irina Mora
En la plaza central de la parroquia Pomasqui la efigie de un puma recibe al visitante. Su esbelta figura recuerda el espíritu de empuje de los pomasqueños, su dinámica social y comunitaria bien está representada en el puma, felino que da el nombre a la parroquia de Pomasqui.
La parroquia, ubicada a 21 km del centro de Quito, en los últimos 10 años ha tenido un crecimiento poblacional significativo, muchas personas que buscaban un lugar tranquilo y de clima agradable deciden ir a vivir a los valles de la ciudad, y Pomasqui se encuentra entre una de las opciones más viables para muchas personas. Este crecimiento poblacional hace que conjuntamente con los habitantes nativos de la parroquia, nos preocupemos por diversos problemas que nos aquejan a los moradores, y estos son actualmente servicios básicos, seguridad, movilidad, medio ambiente y economía. En estos factores primordiales para la vida cotidiana, en cada uno de ellos, encontramos una problemática profunda, la cual se debe trabajar conjuntamente con las autoridades competentes en su solución.
Problemática comunitaria
En el ámbito de los servicios básicos, muchos barrios se encuentran desabastecidos de agua potable, varios conjuntos habitacionales se ven obligados a contratar tanqueros de agua para abastecer de este servicio a sus habitantes, y no se diga, los barrios y casas que se encuentran en el lado occidental de la parroquia, esto es de la Av. Manuel Córdova Galarza en dirección al cerro Casitagua. En estos lugares los moradores se ven obligados a construir cisternas de agua, o adquirir tanques para estar abastecidos del recurso hídrico, no obstante que estos barrios están legalizados y de muchos años habitados y otros se encuentran en trámite de legalización. Vivimos precariamente en busca de adquisición de agua, a través de la compra de tanqueros en pleno siglo XXI y no es posible que, formando parte de la capital del país, aún se pueda presentar este tipo de situaciones.
En el ámbito de la movilidad, los moradores nos vemos prácticamente impedidos de llegar a nuestros lugares de vivienda si no se alcanza a los últimos horarios de servicio público de transporte, que no trabajan más allá de las 19h00, y dentro de las vías principales de la parroquia; simplemente no se puede llegar si no es a pie y corriendo peligros. En los barrios más distantes, nos vemos obligados a tomar taxis, no legalizados, que trasladan a grupos de personas que buscan acceder a sus hogares. En estos medios no se cuenta con ningún tipo de seguridad, ni siquiera se la brinda a las personas que realizan esta labor para satisfacer una necesidad no atendida y por generar una fuente de empleo, que es otro de los temas que preocupa a la ciudadanía.
En lo económico, a pesar del crecimiento habitacional de la parroquia, no se ha promovido ningún tipo de generación de empleo, o promoción de fuentes económicas, como podría ser legalizar o asociar a quienes prestan servicios de transportación. Tampoco se han generado nuevas fuentes de empleo promoviendo el turismo, siendo Pomasqui una vía de paso obligatorio hacia lugares como la Mitad del Mundo. Sin embargo, la gran oferta gastronómica de la parroquia, fritadas, empanadas chilenas y helados de paila, no solo que no son promovidos, sino que se han perdido algunos como la elaboración de sangrías que eran fuente económica de la población. Adicionalmente, se han perdido otras fuentes que hace algunos años eran impulsadas por moradores en el ámbito textil, pero que no se han potenciado por las políticas erradas adoptadas, tanto desde las autoridades locales como provinciales.
En lo ambiental, como joven pomasqueña me preocupa tener un ambiente puro, con espacios verdes y políticas de prevención, y esto no lo veo en mi parroquia; al contrario, por encontrarnos en una zona árida y deforestada sufrimos de aluviones por suelos erosionados, nos hemos visto incluso en el centro de Pomasqui afectados por el deslizamiento de la montaña. Hace poco, en el barrio Santa Clara del Común más de setenta personas y familias enteras perdieron todo en sus hogares por la falta de obra pública y atención a los temas ambientales, tanto del lado oriental como occidental del sector; sin duda, este es un punto que debe ser atendido antes que suframos mayores consecuencias.
En cuanto a la seguridad, la situación se está prácticamente saliendo de control, puesto que los robos a mano armada son a diario, tanto a moradores como a locales comerciales, a pesar de estar situados en un área de la Escuela de Policía Nacional y tener un UPC al ingreso del centro de la parroquia. En este mismo lugar, vemos a gente libando a cualquier hora del día, o consumiendo drogas a vista de niños y adultos que se ven obligados a dejar de visitar los espacios de esparcimiento. En los últimos días se ha publicado en medios de prensa diversos tipos de robos, atracos al ingreso del barrio la Pampa, asaltos con armas a locales comerciales en el centro de la parroquia, robo de vehículos en calles principales y asaltos a transeúntes. Sin duda, esto nos obliga a tomar medidas autónomas -al no tener el apoyo de los entes competentes-, y juntarnos entre vecinos para canalizar temas como alarmas comunitarias o promover espacios de unión de barrios. Por todos estos factores que afectan a Pomasqui como moradora me veo en la obligación de involucrarme en la búsqueda de atención a estos problemas, en la seguridad de que represento el sentir de mis vecinos.
Juntos por la parroquia
Es así que realicé recolección de vituallas y visitas al barrio Santa Clara del Común para colaborar con aquellas familias que lo perdieron todo, y generé un día de proyección de cine comunitario con la finalidad de impulsar la unión de los barrios. Actualmente me encuentro trabajando con la comunidad para fortalecer los comités de seguridad y obtener alarmas comunitarias. Pienso, particularmente, que si no trabajamos desde la acción no podremos realizar el cambio que tanto anhelamos para tener una mejor parroquia.
Deseo que Pomasqui tenga todo lo que merece; quiero dignidad para todos sus habitantes: trabajo, seguridad, medio ambiente sano y movilidad. Creo que el cambio lo podemos hacer juntos e impulsar con decisión pequeños proyectos que lleguen a crecer y hacer una gran parroquia para todos. No en vano nos inspira el espíritu del puma. Símbolo del empuje de los pomasqueños y de su dinámica vital por alcanzar juntos mejores días.