La desaparición de la abogada María Belén Bernal, luego de ser vista por última vez con vida ingresar en las instalaciones de la Policía Nacional, ha puesto en el debate el tema de la violencia contra la mujer en Ecuador. María Belén se encuentra desaparecida desde el día 11 de septiembre cuando ingresó a las instalaciones de la Escuela Superior de Formación de la Policía Nacional, en el norte de Quito.
Los hechos
A las 00:45, del 11 de septiembre, María Belén Bernal acudió a la Escuela Superior de Policía General Alberto Enríquez Gallo, ubicada en el norte de Quito, para visitar a su esposo, Germán Cáceres, oficial de policía. No existe un registro de salida de la mujer y, desde entonces, se desconoce su paradero. A las 19:00 de ese día un vehículo de vidrios polarizados, conducido por el esposo de Bernal, salió de ese centro de formación policial. Según el ministro Patricio Carrillo, no se verificó el interior del auto ni se comprobó si el oficial salía o no con su esposa. Al día siguiente, 12 de septiembre, a las 17:00, el esposo de la abogada, actualmente considerado sospechoso, presenta una denuncia en Fiscalía por la desaparición de Bernal quien dijo que salió con su esposa de la Escuela de Formación y la dejó en la avenida Simón Bolívar para que tome un taxi. El 13 de septiembre fue detenido el esposo de la abogada Bernal y fue liberado al cabo de ocho horas. Solo al día siguiente, llegó la autorización legal para que la Policía realice un seguimiento y vigilancia del sospechoso. No obstante, la fuga se produjo antes de que llegue esa autorización. La Fiscalía manifestó que en sobrevuelos y verificaciones en la Escuela Superior de Policía y quebradas aledañas, dentro de esas instalaciones se encontraron una cartera y una chancleta de la abogada.
La primera reacción del ministro del Interior, Patricio Carrillo, al indicar que “Hay registro de que la doctora María Belén Bernal ingresó a la Escuela Superior de Policía, no hay registro de su salida. Hay registro de un vehículo conducido por el oficial de policía, su esposo, con vidrios polarizados al cual no revisaron y no se percataron si salió o no salió”. El funcionario del régimen, a renglón seguido, dijo: “lamentamos muchísimo que haya sucedido este acto que es humano, irracional, pero es de humanos y en términos generales estamos trabajando conjuntamente con la familia para que en transparencia se vaya entregando toda la información disponible”. La Fiscal General reprochó las declaraciones del ministro y dijo que no hay justificación actuación irregular alguna de miembros policiales: “No se trata de venir a justificar la actuación o la inacción de subalternos, aquí se trata de llegar a la verdad”, respondió Diana Salazar.
“Inmediatamente después de la versión rendida por el esposo de la víctima y con la orden judicial respectiva, la Fiscalía dispuso a la instancia pertinente de la Policía Nacional acciones de seguimiento y vigilancia al ahora sospechoso, mientras continúa la práctica de diligencias investigativas. Sin embargo, hasta el momento esta institución no ha recibido ninguna información oficial sobre el paradero del mencionado ciudadano”, precisa el comunicado de la Fiscalía. La fiscal general de Ecuador, dijo en rueda de prensa que es lamentable la forma cómo se está abordando el caso desde la Policía Nacional porque hasta el momento la institución no ha remitido un informe oficial de lo que ocurrió dentro de la Escuela Superior de Policía. “Le he conminado al ministro del Interior, Patricio Carrillo a que tiene que aparecer esta persona. No puede desaparecer en un destacamento policial una mujer. Los agentes del orden tienen como obligación estatal encontrar a las personas, no desaparecerlas y menos aún en un regimiento que está absolutamente controlado por estos agentes del Estado”, enfatizó la fiscal Salazar. La Fiscalía ha practicado 28 diligencias en los últimos días en este caso, pero que la preocupación crece por otro detalle: “Conocemos que han perdido el control del seguimiento y vigilancia del ahora sospechoso, esa es una responsabilidad no de Fiscalía sino propiamente de la Policía Nacional. Quien ejecuta el seguimiento es la Policía”, precisó Salazar.
El secretario de Seguridad, Diego Ordóñez, informó que existe una orden de detención contra el teniente Germán Cáceres y que se ha dispuesto la destitución del director de la Escuela Superior de la Policía por orden del presidente Guillermo Lasso: “Estamos estableciendo la línea de tiempo para esclarecer los hechos, nos parece inadecuado que la Fiscalía use la circunstancia para desacreditar a la institución”, puntualizó Ordóñez.
Elizabeth Otavalo, madre de María Belén, suplicó a las autoridades apresurar la búsqueda de su hija y exigió que la devuelvan: “Policía, devuélvame a mi hija, ya es hora, ha pasado ya cuatro días y no me devuelven, quiero respuestas. Yo no sé a quién más tengo que pedir. Señor presidente (Lasso) le hago un llamado, ayúdeme por favor. Quiero saber por qué la Escuela no me devuelve a mi hija, mi hija debe estar en algún lado. Le dieron chance a Germán Cáceres de que se vaya libre, le dieron la oportunidad de largarse, ya más que hipótesis no sé qué más pensar”, expresó Otavalo.
Reacción ciudadana
La reacción de la ciudadanía, incluidas organizaciones feministas, ha repudiado la desaparición de la abogada María Belén Bernal. Colectivos de mujeres y feministas se unieron para informar que se declaran en vigilia permanente y alerta nacional desde sus territorios puesto que, según sus estadísticas, se han perpetrado en Ecuador 206 femicidios durante el 2022. Entre las organizaciones crearon la Alianza para el Mapeo de Femicidios en Ecuador. Geraldine Guerra, representante de la fundación Aldea, indicó que desde el 1 de enero hasta el 3 de septiembre de 2022 se han cometido 206 femicidios. Sin embargo, puntualizó que la cifra queda caduca porque se han cometido nuevos casos en estos días: “Hoy en especial le preguntamos al Estado y a la Policía Nacional: ¿Dónde está María Belén? Todas somos María Belén y junto a su madre alzamos la voz.
El cantautor ecuatoriano, Hugo Hidrovo, en un texto referido a la institución policial, manifiesta: “Conozco a buenos oficiales de policía y personal dignos y respetables, pero son minoría y excepción. Lo afirmo porque soy testigo de cómo otros elementos de la Policía Nacional -los malos- han cometido toda una suerte de extravíos que escapan a la decencia, la moralidad y la rectitud. He visto a policías en servicio y uniforme orinar en la vía pública; empinar el codo durante censos y comicios; tranzar con vendedores callejeros de cocaína y luego extorsionar al turista que la compró; robar pertenencias de un amigo fallecido durante la elaboración de un parte; acosar sexualmente a jovencitas desde sus patrulleros (uno de estos vehículos era conocido en Galápagos como “El Discomóvil”). En fin, la Policía Nacional del Ecuador tendría que publicar un libro de oro de antónimos de lo que se supone que es o qué pretende ser su lema “Orden y Seguridad Social” (…) Con esos antecedentes, los aspirantes que consigan ingresar a las escuelas y cuarteles de formación se someterán a entrenamientos y adoctrinamientos cargados de injusticias, arbitrariedades, castigos, insultos y humillaciones. Superado este periodo, que termina por impermeabilizar su ya áspera insensibilidad, pasará a una carrera de servicio público que lo abrirá a ámbitos matizados por la desconfianza generalizada e indescriptible corrupción. ¿Contracultura o decadencia? ¿Prurito republicano? ¿Degeneración institucional? ¿Fenómeno de la naturaleza? Ante mi andanada de interrogantes, dejaré que las respuestas provengan de algún estudioso de nuestra contradictoria especie, sea este biólogo “pluviomarino” (como figuró en el caso Hnos. Restrepo), sociólogo, antropólogo, jurista, director de higiene, psicólogo, forense, genetista o asistente social. Sin embargo, vale preguntarse: ¿cuál es el caldo de cultivo del policía ecuatoriano?
La pregunta queda flotando en la conciencia ciudadana. El país no sale de su asombro ante la desaparición de la abogada María Belén Bernal en instalaciones de la Policía Nacional, institución llamada a brindar proyección a la ciudadanía, no obstante, frecuentemente cuestionada por protagonizar actos contrarios a la protección y defensa de los derechos humanos.