El Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, la Secretaría de Cultura y la Embajada de Chile invitan a la presentación del libro, evento que tendrá lugar en el Centro Cultural Benjamín Carrión sede Bellavista, ubicado en la calle Giacomo Rocca N 33-32 y Bosmediano, (a una cuadra de la Av. 6 de diciembre), este jueves 15 de septiembre del 2022, a las 18:00.
En el acto cultural que contará con la presencia e intervención del Embajador de Chile, diplomático Pablo Arriarán, y autoridades municipales, tendrá lugar un Brindis de honor y la participación artística de los cantautores ecuatorianos Julia y Roberto Navarrete. A partir de la presentación del libro, la obra de Parrini estará disponible en las principales librerías del país o directamente solicitada al autor -leoparrini@gmail.com-, para envío a domicilio.
Una segunda vida
Por Valeria Coronel*
Leonardo Parrini hace una selección de escenarios que entreteje en una constelación por la que su libro ofrece como un viaje por doscientos años de historia. Su título, El canto de todos, evoca la lírica de Violeta Parra para sugerir un modo de conocer que apunta a distinguir las distintas voces que incidieron en el tejido complejo de la historia, particularmente los diálogos entre chilenos y ecuatorianos en la historia continental.
La segunda acepción del canto colectivo es la formación de una cultura común hecha de encuentros culturales. Las conversaciones políticas y artísticas, la correspondencia, y las experiencias de la vida migrante, conducen a la conformación de una cultura común en la que los visitantes se dejan permear por el país de acogida y transportan elementos de su lugar de origen dando lugar a un lenguaje, a unas nuevas formas de lo común.
El autor realizó estudios de Historia en Chile y a partir de su exilio en Ecuador a finales de los setenta, continuó en el estudio como ciudadano crítico en la era del neoliberalismo. En sus estudios de Comunicación en la Universidad Central del Ecuador entró en un productivo contacto con autores clásicos de la sociología crítica latinoamericana de la generación del 70 para entender los ciclos del capitalismo, los momentos de la formación nacional de ambos países, y a ello sumó una reflexión cercana sobre los intelectuales y la obra literaria. La obra de Fernando Velasco, Alejandro Moreano entre otros autores clásicos junto con una bibliografía contemporánea y una relación estrecha con la literatura, modelan su lectura del proceso social en los que se dieron los intercambios binacionales. De su formación en el periodismo se desprende una habilidad de hablar con la gente, recoger memorias, desentrañar el sentido de las acciones, en otras palabras, detener instantes y confesar a los personajes.
El trabajo hace un recorrido importante de archivos: la cancillería, archivos personales de intelectuales que guardan correspondencia, prensa de ambos países, historias orales de migrantes, empresarios, burócratas internacionales, todo un conjunto de fuentes con las que aporta con pasajes de la historia poco conocidos y valiosos para la reflexión. Quisiera mencionar solo un par de elementos altamente sugerentes, de un libro consistente en lo fundamental y provisto de varios momentos de gran logro. Resulta fascinante el fragmento referido a la presencia del sacerdote ilustrado chileno Camilo Henríquez en Quito en 1809 quien publicó La proclama de Quirino Lemaches (1811) famosa obra respecto de la constitución chilena, fue también autor de la pieza literaria La Camila o La patriota de Sud-América dedicada a la soberanía popular, el abuso del ejército real y la masacre de los patriotas criollos de Quito.
Como historiadora que estudia el periodo de la crisis, entre la primera y la segunda guerra mundial en el Ecuador, debo reconocer el aporte particular del capítulo dedicado a la presentación de Gabriela Mistral al Premio Nobel de Literatura por parte de las intelectuales y los intelectuales de Guayaquil. En ese texto no solo se observa de manera integral el recorrido subjetivo y mundial de la maestra y literata chilena, sino que se observa con una riqueza única, lo que fueron los intelectuales ecuatorianos del periodo, asentados entre la escuela pública, la imprenta y proyectos editoriales, sindicatos rurales y comunas de izquierdas.
Hay algo que va más allá de la información en este segmento de la obra, es la reconstrucción del tejido social junto con la sensibilidad para mostrarnos la sensibilidad de la época. El libro parece poner a la vista a Gabriela Mistral en las riberas del río Daule, acompañada por las mujeres amigas, pintoras y escritoras, emocionada por el afecto personal de alguna conversación íntima tanto como por el canto de la tierra en semejante geografía de la política humanista.
El autor reconstruye el escenario de la revolución Gloriosa y el golpe de Velasco Ibarra que diluye la apuesta democrática de la izquierda ecuatoriana obligando a parte de esta al exilio. La obra incluye una lectura cercana del exilio de Jorge Enrique Adoum en Chile, su estrecha relación con Neruda, y el sentido de la obra de este autor como voz ecuatoriana en el exilio. Del mismo modo aborda el exilio de Pedro Jorge Vera en Chile, y enlaza su voz literaria con la experiencia de la crisis de la izquierda al origen del neoliberalismo.
Así aborda la experiencia de los exiliados chilenos en Ecuador que salen de la dictadura para construir comunidad en su nuevo hogar. La habilidad de desplazarse entre escenarios le permite al autor hablar con igual temple de la obra intelectual, del escenario político como de la cultura popular. Entre sus registros saca a luz la tenebrosa actividad de la oficina de migración de la Amazonas contra las mujeres migrantes sin papeles. El relato pasa del análisis estructural y la experiencia de migración política, al recuento de personajes que viniendo de Chile pasaron a formar parte de la cultura popular ecuatoriana.
De la parte final del libro quisiera destacar la sección dedicada a la canción chilena y su apropiación en la identidad cultural de una generación ecuatoriana. Violeta Parra, Inti-Illimani, Quilapayún, Max Berrú, procesaban en el canto latinoamericano el aprendizaje de la voz y la cultura popular, el folclore incidió vitalmente en el discurso socialista continental.
La obra de Parrini es ambiciosa por su afán de trazar una historia de doscientos años e identificar en ellos el intercambio y migraciones entre ambos países, al tiempo es una apuesta lograda, pues está siempre provista de una lectura de contexto muy rigurosa y de interpretaciones lúcidas sobre la subjetividad. Agradezco a Leonardo por haberme invitado a leerlo pues se trata de un trabajo literario y de investigación que se ofrece como una segunda vida.
*Valeria Coronel, ecuatoriana, doctora en Historia de América Latina y el Caribe por la Universidad de Nueva York y Magister en Ciencias Sociales con mención en Historia Andina académica por la FLACSO.