La política es el arte de hacer que las cosas sucedan, pero esta necesidad se contrapone a los porfiados hechos que determina la realidad. El resultado del plebiscito en Chile el día domingo 4 de septiembre es una derrota electoral del pueblo y un triunfo de las fuerzas más retardatarias de Chile que rechazaron una Constitución democrática, humanista que devolvía al pueblo chileno la posibilidad de acabar con una ley impuesta como rezago de la dictadura militar que gobernó al país durante 17 años de terror bajo la política de un Estado criminal, persecutorio y fascista. Así sucedieron las cosas, por más que hacer política signifique hacer que las cosas sucedan de otro modo.
Con el resultado del plebiscito de este domingo, continúa vigente la Constitución impuesta por la dictadura cívico-militar. Más del 60% de los electores le dieron la espalda a la nueva Constitución. Sin embargo, desde sectores progresistas y transformadores, se indicó que el desafío de contar con una nueva Carta Magna continúa por mandato popular, y el presidente Gabriel Boric convocó a todas las fuerzas políticas y a los representantes del Poder Legislativo a conversar la manera de darle continuidad al proceso constituyente.
El resultado electoral que establece que solo un 38% respaldó la nueva Constitución refleja el poder de los grupos económicos chilenos propietarios o aliados de las empresas mediáticas que, a través de una descomunal campaña de desprestigio de la nueva Carta Magna, influyeron en un electorado confundido que le resultó más fácil oponerse que aprobar. Ese mismo sentido de oposición se reflejó contra la derecha cuando Gabriel Boric derrotó en las urnas a los candidatos de la derecha consecuente con el rechazo multitudinario expresado en las calles por el pueblo chileno contra el régimen de Sebastián Piñera en octubre de 2019. Ahí esta la lección, la lucha política consigue consolidar la victoria popular en las calles cuando un sistema político manipulado y descompuesto por el fascismo se pretende imponer.
Hoy en Chile festejan los partidos del conglomerado de derecha “Chile Vamos”, los segmentos políticos agrupados en la autodefinida plataforma “centroizquierda por el rechazo”, junto a los gremios empresariales, la “familia militar”, los consorcios financieros que controlan las AFP y las Isapres, la jerarquía católica, la ultraderecha y otros sectores conservadores. Desde esos sectores ya surgieron voces que expresaron el rechazo total a continuar con el proceso constituyente y que el resultado de este domingo estableció que la gente no quiere nueva Constitución, postura establecida explícitamente por el ultraderechista Partido Republicano y sectores de la Unión Demócrata Independiente y Renovación Nacional. De hecho, representantes de la derecha hicieron ver que no concurrirán a La Moneda al encuentro convocado por el presidente Gabriel Boric, para continuar el camino constituyente hacia una nueva Carta Fundamental.
La eventual aprobación de la nueva Constitución equivalía, políticamente, a la elección de un nuevo rumbo hacia una sociedad progresista, plasmada en ley constitucional, con garantías de derechos civiles, justicia social, redistribución económica, inclusión étnica, de género y etaria, valores democráticos que -hay que decirlo- resulta incómodo aceptar para las clases pudientes y medias de una sociedad chilena, tradicionalmente la más inequitativa y conservadora del mundo.
La lucha continúa
En contraste, sectores progresistas y transformadores insistieron en que continúa el trabajo por una nueva Constitución. Desde el Comando por el Apruebo, el diputado y coordinador de esa instancia, Vlado Mirosevic, dijo que “es importante buscar un nuevo pacto social, porque lo que se rechazó fue este texto, pero no el impulso por tener una nueva Constitución”. Enfatizó que “en unidad nacional tenemos que darle a Chile una nueva Constitución de la manera más democrática posible porque eso es lo que quieren los chilenos”. La coordinadora del Comando por el Apruebo, expresó que “la Constitución del ‘80 no nos representa y los representantes del Rechazo durante toda su campaña le prometieron al país que se va a cambiar la Constitución. Esperamos que cumplan con este compromiso porque este desafío por impulsar cambios estructurales sigue en pie y no renunciaremos a eso”.
Las organizaciones políticas de la unitaria entidad Apruebo Dignidad, apuntaron en una declaración pública que “el proceso constitucional no ha terminado y el llamado del plebiscito de octubre de 2020 debe continuar de manera firme y decidida”. Al tiempo, manifestaron que “comprometemos nuestra firme decisión y convicción en continuar ese camino, bajo el liderazgo del presidente Gabriel Boric que debe encabezar ese mandato institucional para que Chile tenga una nueva Constitución”. El comunicado fue firmado por los partidos Socialista, Radical, Liberal, Por la Democracia, Comunista, Revolución Democrática, Federación Regionalista Verde Social, Convergencia Social, Comunes, Acción Humanista y Movimiento Unir.
Los Movimientos Sociales por el Apruebo, emitieron un comunicado donde se planteó que “aunque este resultado no es el que esperábamos, es imprescindible aclarar: se trata de una derrota electoral, mas no la derrota de un proyecto”. Se enfatizó en la declaración que “es imprescindible que los sectores que nos organizamos para hacer posible este proceso asumamos también la tarea que nos queda hoy planteada. Ya no hay vuelta atrás. Nuestro pueblo tomó una decisión incontestable y la tarea de echar abajo una institucionalidad autoritaria y neoliberal siguen a la orden del día. En este proceso, los aprendizajes que hemos construido serán fundamentales, porque los movimientos sociales ya no somos lo que éramos antes de escribir esta Constitución”.
Mensaje presidencial
Desde la presidencia de Chile, Gabriel Boric dirigió un mensaje a la población donde, recalcó, el pueblo chileno entregó dos mensajes, uno, “que quiere y valora a su democracia”, y el otro, “que no quedó satisfecho con la propuesta de Constitución que la Convención le presentó a Chile”. Boric manifestó que “esta decisión de los chilenos y chilenas exige a nuestras instituciones y actores políticos que trabajemos con más empeño, con más diálogo, con más respeto y cariño, hasta arribar a una propuesta que nos interprete a todos, que dé confianza, que nos una como país. Y allí, el maximalismo, la violencia y la intolerancia con quien piensa distinto deben quedar definitivamente a un lado”. el mandatario chileno señaló que “me comprometo a poner todo de mi parte para construir, en conjunto con el Congreso y la sociedad civil, un nuevo itinerario constituyente que nos entregue un texto que, recogiendo los aprendizajes del proceso, logre interpretar a una amplia mayoría ciudadana. Y sé que en eso todos y todas nos van a acompañar”. Y precisó que “con este fin, mañana a primera hora me reuniré con los presidentes de ambas Cámaras y con otras autoridades de la República para avanzar lo más rápidamente en esa dirección y, durante la próxima semana, llevaremos adelante una ronda de conversaciones para recoger las propuestas de los distintos sectores que se han comprometido ante el país con establecer un nuevo proceso constituyente”.
Chile es un país con la capacidad de convertir sus derrotas en victoria, la historia asó lo demuestra. esta vez no será la excepción. La voluntad política expresada por sus representantes en continuar, sin tregua, la lucha por una Constitución democrática, así lo confirman. La convicción de que esa lucha adopte todas las formas políticas institucionales y de movilización popular en las calles, así lo exige.