Al término de la movilización popular que paralizó al país durante dieciocho días cada quien, según su óptica, saca las cuentas de lo ganado y lo perdido. Se habla de una ganancia en la «recuperación de la paz social», y desde otro ángulo empresarial se lamenta las pérdidas económicas. Incluso se identifica al paro como una causa de pérdidas nacionales y no como un efecto de la situación que viven amplios sectores sociales en el abandono estatal, conculcación de sus derechos a servicios básicos de educación salud, seguridad social, y frente al malestar ciudadano, más indiferencia y represión estatal.
Para analizar los resultados y perspectivas de la movilización convocada por la Conaie, el programa La Oreja Libertaria -producción del Colectivo Espejo Libertario- transmitido por Radio Pichincha 95.3 FM con la conducción periodística de los comunicadores Luis Onofa y Leonardo Parrini, convocó a los analistas abogado Javier Flores y al sociólogo Agustín Burbano de Lara.
Los especialistas en temas nacionales coincidieron en que es la propia situación del país la que hace que la gente proteste de la forma en que lo ha hecho, más allá de que se haya producido hechos necesarios en una protesta; no se trata de que se proteste sobre una vereda, sino que muchas veces la protesta causa molestias al resto de la población.
El gobierno que “ha tenido una bonanza petrolera se ha mantenido ausente, no ha hecho una inversión social que la gente considere relevante, por tanto, debe rectificar y corregir su rumbo en varios aspectos porque de eso va a depender su permanencia en el poder”, señalaron los invitados.
El abogado Javier Flores constató que “la figura del presidente Lasso no sale fortalecida porque fue una figura ausente, si hay alguien que se lleva el mérito de haber resuelto el paro es Leonidas Iza y el ministro Francisco Jiménez, quienes dieron la cara y firmaron el documento de acuerdos”; y frente al hecho de haber recuperado la paz con dichos acuerdos, señaló que «no puede haber paz sin justicia social». Se consigue la paz -dijo el analista-, pero hay que ver cómo lo procesa el gobierno, hay que ver si está comprometido a cumplir lo prometido. Situación que no se ve suficientemente clara puesto que, “hasta ahora no lo ha hecho y se ha enfocado en otros temas, no asume la diferencia entre la administración de un banco y la administración pública que requiere otro tipo de tratamiento de los temas, no solamente imponerse de manera vertical con una visión contable, como un banquero.
El eslogan de ser “el gobierno del encuentro”, debería obligar al presidente a buscar consensos, pero Lasso no tiene temperamento para hacerlo, concluyó el analista. En esa línea de pensamiento, “será difícil conseguir gobernabilidad para el Gobierno, Lasso podría no ser lo peor que nos ocurra, sin embargo, “su nivel de credibilidad es muy bajo, lo del encuentro es solo un membrete, está en un escenario complicado con salidas conservadoras y una mala comunicación”. De eso depende su supervivencia: si sigue gobernando como lo viene haciendo y quiere permanecer en el poder, es un gravísimo error, “hemos sufrido una decadencia muy importante y el presidente no entiende de qué va la política: de satisfacer las demandas básicas de la población y, a ese paso, puede venir otro candidato con una propuesta de mano dura”, concluyó el abogado Flores.
Perspectivas futuras
El sociólogo Burbano de Lara fue enfático en señalar que “la mayor pérdida durante el paro estuvo en la respuesta del gobierno con indiferencia y represión”. Aún en términos económicos la decisión del régimen “fue errónea, si se compara las pérdidas empresariales y las demandas económicas de la Conaie; el Gobierno debió tomar una decisión racional de abrir a tiempo una mesa de negociaciones».
El movimiento indígena fue “un claro ganador”, según el sociólogo Burbano de Lara: “Cuando se mira en el largo plazo, desde el 2015, se ve que el movimiento indígena viene acumulando un capital político y, aun con sus problemas, sigue en un proceso ascendiente de acumulación de ese capital que no se lo quiere reconocer, pero que se lo está ganando, y ha sido profundamente perseguido”.
En la perspectiva de lo que vendrá a partir de la movilización indígena, el dilema del país continúa siendo entre neoliberalismo y democracia, más aún cuando durante el paro se produjo el “salvataje” del modelo neoliberal por la partidocracia de la derecha -Partido Socialcristiano (PSC) e Izquierda Democrática (ID)-, aún a costa de sacrificar a su representante Guillermo Lasso, a quién se lo mantuvo condicionalmente en el poder con una “camisa de fuerza” en el propio modelo económico neoliberal que va a limitar los diálogos en el futuro próximo. El presidente Lasso está condicionado a cumplir los acuerdos firmados con el movimiento indígena, no obstante, hasta el momento no da muestra de que se va a salir de dicho esquema, y de eso depende su permanencia en el cargo de presidente. El movimiento indígena “debe tejer un poncho más amplio que el decálogo de diez exigencias que motivo la protesta y arroparse en demandas más amplias para asistir a la mesa de negociaciones”. El régimen, en tanto, no tiene asegurada la gobernabilidad, ni el mandatario Lasso su puesto de presidente del país por “su incapacidad de gestión”, si no cumple las promesas de campaña. En ese escenario, las élites que lo eligieron verán con preocupación que Lasso pone en riesgo al propio modelo neoliberal.
En cuanto al mayor logro de la movilización indígena de haber puesto en el tapete de la discusión nacional el extractivismo de recursos naturales en regiones amazónicas y de la sierra, el Gobierno está llamado a demostrar hasta qué punto tendrá la voluntad de respetar derechos ancestrales. Un régimen que “está intelectualmente aislado” puesto que, según Burbano de Lara, “las plumas más serias de la derecha no tienen influencia en el régimen y no son escuchadas por el gobierno”, aún cuando frente al miedo al correísmo, “el hecho maldito del país burgués”, esa derecha se une para enfrentar a “las izquierdas más estrictas, que no radicales”. Esa derecha, en la perspectiva de las próximas elecciones seccionales de febrero 2023, tendrá su costo político cuando sus actuales decisiones pase factura al PSC y la ID que “disputan un conservadurismo anticorreísta en la sierra”, y al propio Gobierno, al tenor del malestar de la ciudadanía.