La posición chilena en la Cumbre de las Américas marcó resonancias inclusivas cuando el presidente Gabriel Boric dejó oír su voz de protesta por la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua: “no me gusta la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua”, algo decidido por el mandatario estadounidense, Joe Biden, e instó a “terminar de una vez por todas con el injusto e inaceptable bloqueo de Estados Unidos al pueblo de Cuba”. El dignatario chileno expuso que “creemos firmemente en la democracia, en el libre intercambio de ideas” y escribió en Twitter que “en la medida en que EEUU entienda que países de América Latina somos sus pares y jamás subordinados, podremos trabajar juntos”.
Distanciándose de una línea de exclusiones planteada por Biden, el primer mandatario chileno precisó que “estamos acá para dialogar, para oír, y por eso tenemos la más profunda convicción, como han mencionado varios de las y los presidentes que me han antecedido, que para que eso funcione no puede haber exclusiones, tenemos que estar todos y no estamos todos”, dijo Boric.
El presidente chileno se estrenó internacionalmente con una postura de Estado en la que la franqueza y claridad de sus planteamientos no dejaron lugar a dudas: “es importante que cuando estemos en desacuerdo, como ustedes bien lo han dicho, nos lo podamos decir a la cara. La exclusión solo fomenta el aislamiento y no da resultados, como históricamente hemos aprendido”.
En rechazo a la tesis estadounidense de fomentar el aislamiento, el bloqueo y el veto sobre naciones del continente, Boric manifestó su fe en el sistema democrático: “Creemos firmemente en la democracia, en el libre intercambio de ideas, donde podamos no solo hablarle al otro sino hablar con el otro. Encontrarnos, discutir, persuadirnos (…) para nuestro país -queremos decirlo de manera muy clara-, los derechos humanos, el respeto irrestricto a los derechos humanos es un mínimo civilizatorio que promoveremos siempre, independiente del color político del gobierno que los vulnere. Eso, por cierto, tenemos que partir por casa, nos incluye a nosotros mismos”, recalcó el dignatario chileno.
Error norteamericano
Con la actual posición chilena en el plano de la geopolítica internacional, EE. UU pierde a un aliado incondicional, obsecuente -como lo fue el anterior presidente de Chile, Sebastián Piñera-, quedando abierta la posibilidad en más de cuatro décadas de que el país de la estrella solitaria manifieste su definición digna y soberana en el concierto internacional: “en la medida en que EE. UU entienda que países de América Latina somos sus pares y jamás subordinados, podremos trabajar juntos (…) creo que Estados Unidos se ha equivocado”.
La voz denunciante de Boric generó resonancias que ponen en evidencia la política ambigua del imperio norteamericano: “hay un doble estándar que se aplica, porque no tienen ningún problema en tener relaciones con Arabia Saudita, no tienen ningún problema en seguir apoyando la ocupación de Palestina por parte del Estado de Israel. Prefiero tener a todos en el mismo estándar y decirles lo mismo en persona”, recalcó el presidente de Chile. Boric enfatizó lo que hoy constituye una estrategia chilena en su política unitaria regional: “cuando América Latina no tiene unidad, cuando no tenemos una sola voz en los debates internacionales, dejamos de importar y otros hablan por nosotros”.
La exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua de la Cumbre de las Américas es una postura que no da resultados en política internacional para los fines imperiales: “el aislamiento que se ha empujado hacia estos países no contribuye en nada, sino que solamente termina reforzando su posición interna”.

Diálogo Boric-Biden
En dialogo con su homólogo estadounidense, Gabriel Boric se mostró partidario de que “respetando nuestras diferencias, volvamos a hablar en un solo lenguaje y dejemos el adjetivo de lado”. En versión difundida por la cancillería chilena, “uno de los puntos que planteó el presidente Boric a Biden, fue la necesidad de que Estados Unidos mire a los países de América Latina como iguales: “Seremos países más pequeños, pero lo importante es que nos miren como iguales y, a partir de eso, trabajar de manera conjunta en los desafíos que tenemos como hemisferio”, sostuvo Boric.
Uno de los temas centrales tratados por ambos mandatarios fue el alza del costo de la vida, algo que está sufriendo Estados Unidos y la región. También se habló de una coordinación en medidas tributarias. En seguida el presidente de Chile afirmó que “trabajaremos por un pacto tributario global contra paraísos fiscales. Desde el sur estamos comprometidos por un desarrollo sostenible y equitativo” y explicó que “es condición necesaria para un nuevo trato continental que promueva en el mundo la democracia, los derechos humanos, y la lucha contra el cambio climático”.
Al término de su participación en la Cumbre de las Americas, en declaración de prensa el presidente chileno concluyó en su definición ideológica: “Yo soy una persona de izquierda, me formé políticamente en los movimientos sociales y creo que la izquierda tiene que abrazar sin complejos el respeto irrestricto de los derechos humanos, la separación de poderes y el respeto a la libertad de prensa. (…) Yo me defino socialista igualitario y veo lo bueno y lo malo de la izquierda en nuestro continente porque justamente de esos errores y aciertos se aprende y creo que es posible reivindicar un nuevo tipo de izquierda, una izquierda que sea profundamente democrática, que sea igualitarista y que mejore la calidad de vida de nuestros pueblos”.
La posición chilena marca liderazgos en la región latinoamericana en momentos claves de su historia, cuando el subcontinente requiere recuperar una voz propia con resonancias de soberanía y dignidad internacional.