Cada viaje de Lasso fuera del país genera nuevos desasosiegos. En lugar de brindar tranquilidad al país, los periplos presidenciales, a cuenta del erario nacional, ponen los pelos de punta a no pocos ecuatorianos. Esta vez el presidente Lasso va llevando agenda criolla a una Cumbre de las Américas que no tiene agenda definida. Lasso fue a Los Ángeles, California, a proponer al anfitrión estadounidense un nuevo “Plan Colombia” para Ecuador, según su propia declaración en entrevista de prensa. Ante la pregunta del periodista de la Voz de América si lo que necesita el país es un programa símil del Plan Colombia, un “Plan Ecuador”, Lasso contestó: «Sí, probablemente podríamos llamarlo de otra manera, pero en efecto el Ecuador quiere plantearle a los Estados Unidos un ‘Plan Ecuador'».
¿Qué impulsa al presidente Lasso recurrir al amo imperial en busca de soluciones para una crisis nacional frente a la cual se muestra incapaz de resolver? Sin duda, el entreguismo político a una doctrina que privilegia lo militar por sobre lo social, tal cual hizo el Plan Colombia original.
El Plan Colombia, también llamado Plan para la Paz y el Fortalecimiento del Estado, es un acuerdo bilateral constituido entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos. Se concibió en 1999 durante las administraciones del presidente colombiano Andrés Pastrana y el estadounidense Bill Clinton con los objetivos específicos de “generar una revitalización social y económica, terminar el conflicto armado interno en Colombia y crear una estrategia antinarcótica”.
Un proyecto geopolítico cuyos resultados saltan a la vista: mejoraron los niveles de seguridad estatal, la lucha antidrogas fracasó y persistieron las violaciones a los derechos humanos. Un plan de corte militar que, en opinión de analistas, demostró claras desventajas: incremento de los cultivos de coca, incremento de las víctimas, violación de derechos humanos, incremento de la minería ilegal, amenaza de los grupos posdesmovilización paramilitar, militares vueltos mercenarios y fracaso de la exportación del modelo. Entre los beneficios se cuenta que once comunidades del Putumayo accedieron a la legalización de tierras, servicio de salud gratuito, exoneración en la prestación del servicio militar para los jóvenes y acceso a educación superior. El Plan se concibió a seis años, con un costo estimado por el gobierno colombiano de US $7.500 millones de dólares, de los cuales Colombia aportaría $4.000 millones y EE. UU $3.500, junto a recursos internacionales. En 15 años del Plan Colombia, la inversión alcanzó 9.600 millones de dólares. De cada 10 dólares, 7 se invirtieron en el componente militar y 3 fueron destinados a desarrollo económico y social.
El Plan Colombia original se planteó para territorio ecuatoriano sobre cinco áreas críticas: el proceso de paz, esfuerzos antinarcóticos, el sistema judicial, fortalecimiento de la democracia, derechos humanos y desarrollo social y política económica. Los efectos del Plan Colombia para Ecuador fueron inocultables, en efecto, el Plan promovido y financiado por Estados Unidos, contribuyó a la militarización de la región y a la creación y fortalecimiento de grupos paramilitares, así como al aumento de la violencia y de las violaciones graves de derechos humanos.
La protesta social
El gobierno ecuatoriano, luego del reconocimiento que hizo el presidente Lasso a la prensa, propone el nuevo plan “Plan Colombia” con un paro nacional ad portas, para el cual se aprobó previamente la Ley de uso progresivo (legítimo) de la fuerza, que dota de autorización a militares y policías en el uso de armamentos letales. El denunciar este hecho de corte militar no nos inhibe de subrayar las causas que motivan la inconformidad ciudadana como la falta de empleo, de seguridad social, de medicinas en los hospitales, de infraestructura educativa, inflación por alza de los combustibles, entre otros impactos sectoriales. Los productores bananeros de Ecuador, convocaron a sumarse a una nueva jornada de movilizaciones para el 13 de junio para exigir respuestas concretas del Ejecutivo ante la grave crisis que atraviesa el sector. En tanto, el Movimiento Nacional Campesino marchará hacia Quito el próximo 23 de junio para pedir la salida del ministro de Agricultura y definir una fecha para un paro campesino nacional.
Con los pelos de punta el pueblo ecuatoriano no deberá perder de vista el “Plan Ecuador”, émulo del Plan Colombia, solicitado a pocos días de paralizaciones nacionales; y, peor aún, los motivos que justifican la protesta social: vivir en un país sin un plan que dé garantías de seguridad ciudadana, empleo digno, salud, educación y paz con justicia social.