Si hay algo que llama la atención en la acción informativa de los medios en América Latina, y en particular en Ecuador, es la coincidencia mediática que suele existir entre ellos frente a determinados temas profusamente difundidos. Se diría que detrás del consenso en el tratamiento de los temas convertidos en noticias, existe una mano hacedora en la tendencia a coincidir frente a la opinión pública. Precisamente, esta coincidencia es estudiada por los especialistas Silvana Romanoes, Aníbal García Fernández y Tamara Laitman, en una investigación difundida por la revista Nacla Report.
Los autores del estudio llaman a la coincidencia mediática “manufacturación de consenso”, concepto original de Chomsky y Herman, expresado en su libro Los guardianes de la libertad, publicado en 1988. El consenso mediático es producto de la acción de Think Tanks, o tanques de pensamiento, que son laboratorios de ideas, institutos de investigación, gabinetes estratégicos, centros de pensamiento, conformados por grupos de expertos de naturaleza investigadora, que tienen la función de realizar reflexión intelectual sobre asuntos de política social, estrategia política, economía, militar, tecnología o cultura. Sus equipos pueden estar vinculados o no a partidos políticos o grupos de presión y se caracterizan por tener algún tipo de orientación ideológica marcada de forma más o menos evidente ante la opinión pública. Ellos generan consejos o directrices que posteriormente los partidos políticos u otras organizaciones pueden o no utilizar para su actuación en sus propios ámbitos.
Los ejemplos de la manufacturación de consenso abundan en América Latina. En marzo de 2019, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador puso en cuestión las reformas neoliberales que mantienen en la pobreza a la mitad de la población mexicana. Bloomberg, uno de los medios de referencia en Estados Unidos y América Latina publicó la nota «Lopez Obrador is desmantling Democracy in Mexico». La prensa mexicana retomó en varios titulares en primera plana ese artículo de opinión: el diario mexicano Reforma publicó una traducción con el título “Desmantela AMLO democracia en México» y el diario La Vanguardia replicó “AMLO está concentrando poder y desmantelando la democracia”. Esta tendencia a coincidir en la opinión, a favor o en contra, de gobiernos y sectores políticos, basándose en argumentos de expertos y proyectando esta postura en la opinión pública, se ajusta a la denominada “manufacturación de consenso”.
En Bolivia se puso en práctica para posicionar el golpe de Estado a Evo Morales. Antes del golpe en noviembre de 2019, el think tank Inter-American Dialogue publicó dos notas sobre las elecciones en ese país, posicionándose claramente en contra de la reelección del MAS y hubo otro evento en noviembre, tras la consumación del golpe. En octubre de 2019, en vísperas de las elecciones, grupos de derecha boliviana criticaron un probable nuevo periodo de Evo Morales, estas voces tuvieron espacio en el Washington Post. En un artículo, Ben Raderstorf and Michael J. Camilleri, ambos afiliados con el Inter-American Dialogue, alertaron que la reelección de Evo Morales “podría poner en peligro la propia democracia en el país andino”. Se dio paso al gobierno interino autoproclamado de Jeanine Áñez, y hubo voces retomadas como expertas y citadas en medios importantes, como CNN, antes y después de las elecciones. Vale agregar que prácticamente ningún medio local reprodujo la opinión de funcionarios del MAS, o de líderes de opinión favorables al gobierno boliviano en funciones.
Mientras que en Cuba se trató de posicionar una revuelta masiva en contra del gobierno revolucionario de la isla. En el marco de las protestas de julio de 2021, la cobertura mediática de medios internacionales fue muy intensa. Las protestas vinieron en el contexto del bloqueo a Cuba y fueron financiadas desde el exterior. Existen sobradas pruebas de que la proyección de los grupos anticastristas en Cuba y sobre todo, fuera de la isla, pasa por el financiamiento del gobierno estadounidense. Entre 2010 y 2020, EE. UU. otorgó más de 20 millones de dólares a institutos, ONGs y medios de comunicación, destacando la Asociación Diario de Cuba, con sede en España, que entre 2016-2019 recibió más de $900.000.
Estos consensos tienen una dimensión abstracta, señalan los especialistas, asociada a la reproducción de la ideología dominante, al anular la posibilidad de pensar/hacer cualquier alternativa viable diferente al orden instituido. En él destaca sistemáticamente aspectos negativos en torno a gobiernos progresistas con algún tipo de tensión o desacuerdo en cuanto a lineamientos económicos, políticos o para la seguridad promovidos desde EE. UU. Pero esa promoción no es tan burda como pareciera, no se reduce a la imposición directa sobre lo que habría que opinar sino que “surge de una manufacturación consensuada a partir de vínculos e intereses compartidos por diversos grupos y sectores -del sector público y del privado, de EE. UU. y de países de América Latina y el Caribe- que se materializan en decisiones, financiamientos, reuniones, cursos, contribuyendo a reproducir ideas consideradas como las más correctas y adecuadas sobre política, economía y derechos humanos”.
Casos similares son habituales en países de América Latina y el Caribe, implicando la reproducción de noticias de medios como The New York Times, Voice of America, Wall Street Journal o la BBC de Londres. Según datos de ForeignAssistance.gov, de septiembre de 2021, el gobierno de EE. UU. otorgó aproximadamente 26 millones de dólares para programas destinados a fortalecer medios de comunicación, promocionar periodistas y libertad de expresión, en países como Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Colombia, Guyana, Perú, Honduras, Guatemala, Cuba, Venezuela. En los últimos diez años, la cifra pasa los 67 millones. Entre los beneficiarios en América Latina y el Caribe se encuentran proyectos mediáticos como Factum Media, la plataforma periodística Fundación Connectas, y a otras ONGs como Due Process of Law Foundation, Comisión Andina de Juristas y el International Republican Institute, lo que muestra la amplitud del rubro “medios y libre flujo de información”. Estas redes nacionales y locales actúan en ámbitos como la formación de líderes, asesoramiento de partidos políticos y funcionarios; cursos de formación en universidades, financiamiento a fundaciones privadas y Organismos No Gubernamentales, así como la presencia y proyección de estos actores o sus opiniones en la prensa hegemónica.
El caso Ecuador
En nuestro país, el mayor ejemplo de manufacturación de consenso mediático lo constituye el Caso Sobornos, señalan los investigadores. Un caso de judicialización de la política acusó de corrupción a Rafael Correa y varios de sus funcionarios, y concluyó en 2020 en una sentencia para el expresidente de 8 años de prisión y de inhabilitación por 25 años para participar en actividades políticas. El caso es una buena muestra de cómo se articulan los medios de comunicación/opinión experta con los tribunales a nivel local, logrando proyección internacional, manufacturando consenso en contra de un determinado sector político, en este caso el correísmo.
El Caso Sobornos salió a luz pública tras una publicación del portal Mil Hojas en la que se exponían los nombres en clave de los altos cargos y los empresarios supuestamente implicados. Fundación Mil Hojas es una fundación registrada en Panamá en 2013 que opera un medio digital, financiada por la National Endowment for Democracy (NED), habiéndose constatado que entre los años 2018-2020 recibió USD 169.900 dólares para realizar trabajos en Ecuador.
El régimen de Correa trató de disminuir la acción de la USAID y la NED en el país, financiadas por el Departamento de Estado norteamericano, no obstante en el diario El Telégrafo, en 2014, se anunció que la NED tenía previsto financiar un proyecto mediático de una fundación de periodistas ecuatorianos, donde se mencionaba el medio Mil Hojas y el rol que jugaría el periodista Christian Zurita de diario El Universo. El primero potenciaría la oposición al Gobierno ecuatoriano en Internet, y el segundo, sería responsable de “investigar” los temas, según la nota de El Telégrafo. En el proyecto inicial tuvo participación el periodista Juan Carlos Calderón que dirigiría el portal digital PlanV, también financiado por la NED. Calderón también obtuvo otras responsabilidades como presidente de la junta directiva de la Fundación Andina para la Observación y Estudio de Medios (FUNDAMEDIOS) que recibió en el 2018 la suma de USD 115.000, según los autores del estudio. Zurita tuvo un rol preponderante en el Caso Sobornos organizado por primera vez en Ecuador en torno a un twitter y a una nota del Mil Hojas que hablaba de “una inconsistencia en el financiamiento a la campaña de Rafael Correa y Jorge Glas», en el año 2013. Zurita fue convocado como testigo en el caso y se conoció que tuvo acceso a 6.000 documentos usados para la causa, cuya fuente nunca fue revelada. Existe la llamada organización Periodismo de Investigación, patrocinada por Mil Hojas cuya función es “filtrar” información que culpabiliza a ex funcionarios del gobierno de Rafael Correa, bajo el enfoque selectivo que tendría motivaciones político-ideológicas. Esta red de poder tiene acceso a información de inteligencia que nadie especifica de qué modo es obtenida. Por otra parte, los mismos periodistas que contribuyen a este proceso en Ecuador, son citados como voces expertas por organismos de periodismo y libertad de expresión de EE. UU., como el Committee to Protect Journalists (CPJ).
Finalmente, el estudio concluye en que la articulación entre voces expertas y la prensa hegemónica, que logra materializarse a nivel local y transnacional, también a través de una red de asistencia/financiamiento para el desarrollo, puede tener un rol clave en determinados procesos políticos de América Latina. Se trata de relatos que calan profundo en un sentido común que termina por asociar a los gobiernos progresistas con prácticas antidemocráticas.
Este tipo de interpretaciones promovidas desde la cosmovisión estadounidense respecto de la región, se asumen como portadoras de la verdad, glorificando la democracia liberal de mercado, como único camino posible. Esta imagen generada desde los medios apoyados por EE. UU., generalmente de modo deliberado, oculta a la opinión pública los logros de democracias inclusivas en lo económico, lo político, lo social y cultural, incluso considerando sus numerosas contradicciones y limitaciones. Parece urgente otorgar visibilidad a las redes de intereses que se ocultan tras los relatos hegemónicos, que terminan defendiendo y reforzando un capitalismo neoliberal decadente, excluyente y cada vez más inhumano.
*Silvina Romanoes investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina, coordinadora de la Unidad de Análisis Geopolítico del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) y doctora en Ciencia Política. Aníbal García Fernández es maestro en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México y miembro del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG).Tamara Laitman es maestra en Estudios Latinoamericanos (Universidad Nacional Autónoma de México), candidata a doctora en Ciencias Sociales.