El Bicentenario de la Batalla de Pichincha conmemora doscientos años de uno de los acontecimientos militares más importantes de la Independencia de América que selló la libertad de nuestro territorio respecto del coloniaje español. En esta efeméride histórica procede relievar los ideales de Eugenio de Santa Cruz y Espejo, que inspiran la gesta bélica del ejército criollo al mando de Antonio José de Sucre, vencedor de las huestes realistas españolas.
La victoria de Pichincha no fuera posible de no haber encarnado los fundamentos libertarios del precursor de la Independencia. Eugenio Espejo, concibió una sociedad distinta al reducto feudal español en América y echó las bases de una inédita organización económica y cultural en la Real Audiencia de Quito.
Inspirada en los principios del movimiento revolucionario francés, la obra de Espejo es estudiada ampliamente por el investigador Carlos Paladines quien consigna que el pensamiento ilustrado europeo presente en la obra de Montesquieu, Rousseau y Voltaire, precursores de la Revolución Francesa de 1789, influyeron en el patriota quiteño. Espejo leyó clandestinamente a estos autores -prohibidos por la iglesia- que propician la idea de que es la razón la que ilustra y gobierna el mundo. Aprende de sus fundamentos y los aplica a la realidad quiteña, haciendo suyos los principios revolucionarios de movimientos de liberación de América y Europa, los avances científicos y el ejemplo del levantamiento indígena de Tupac Amaru. Espejo mantiene contacto con jóvenes patriotas como Antonio Nariño y Francisco Antonio Zea en Colombia, y Juan Pío Montufar en Quito, pero será José Mejía Lequerica quien difunda el pensamiento de Espejo a su muerte en 1795.
Ideario emancipador
Entre sus concepciones constan aportes ideológicos republicanos y la idea de nacionalización de las jerarquías eclesiásticas. Criticó e ironizó usanzas coloniales españolas como la “carencia de cultura y buen gusto”, (Nuevo Luciano, 1779); el retraso científico impuesto por el coloniaje en América (Reflexiones sobre las viruelas, 1785); las viejas formas económicas feudales (Voto de un Ministro Togado de la Audiencia de Quito, 1792); oscuras manifestaciones culturales de la época (Primicias de la Cultura de Quito, 1792). En las siete ediciones de esta serie periodística, la primera en la historia del Ecuador, Espejo echa luces sobre la cultura quiteña y reafirma su confianza en la juventud, al tiempo que pondera las condiciones innatas de los trabajadores manuales de la ciudad. Otras obras de Espejo son Quiteño Libre, Carta al Padre La Graña, Sermones, Cartas Riobambenses, Memoria sobre el corte de Quinas. De los escritos que incitaban a conspirar contra el sometimiento del coloniaje y la esclavitud, se conoce del panfleto El Retrató de un Golilla, en el que Espejo ridiculiza al rey de España y propicia una revolución popular, libelo que le habría costado la cárcel.
Todo momento precursor de cambios, de transformaciones importantes, se carecteriza por un desplazamiento conciencial del plano mítico al plano crítico, consigna Agustín Cueva. Espejo no escribe como los anteriores literatos. Espejo libra el primer combate contra la cultura colonial y halla en el ensayo y en el panfleto su mejores armas; por tanto, fue el primer escritor ecuatoriano que va a la cárcel y prácticamente muere en ella.
Eugenio Espejo es el mentor de nuevas generaciones que proyecta a la juventud un legado natural que resulta ser de extraordinaria vigencia en la actualidad. Su ideario emancipador que se plasma con las armas en el triunfo de Pichincha, sella la Independencia de lo que hoy es el Ecuador y deja una herencia en ideales de libertad, democracia, republicanismo y soberanía, valores imprescindibles en nuestros días.
Las ideologías conservadoras del estatus existente, canonjías y privilegios de las élites que ostentan la hegemonía, desde tiempos inmemoriales han pretendido perpetuarse en el poder y reproducirse a través de generaciones. Ayer fue el coloniaje español y sus representantes en América, hoy es el neocolonialismo y el neoliberalismo proclamado por las oligarquías locales en países de la región desde gobiernos que buscan reproducir un sistema político y social de profundas inequidades e injusticia social.
Es la juventud la llamada a gestar la segunda independencia en contra de las concepciones neoliberales que impiden el progreso y la justicia de nuestras naciones, como lo hiciera el coloniaje español en la América feudal. Asumir la posta libertaria de Eugenio Espejo, educarse ideológica y políticamente en sus ideales, puede ser la más urgente utopía reservada para las nuevas generaciones.
Espejo, libertario, disipó la oscuridad colonial encendiendo la luz de América. Esa antorcha en manos de la juventud deberá incinerar, más temprano que tarde, los vestigios del retraso político, social y económico que vive hoy nuestro Ecuador.