El sugestivo título de la novela de María Eugenia Paz y Miño, Una bruja en bikini que, según su autora escribe impulsada por un profundo anhelo de autodescubrimiento, sanación interior e iluminación, nos pone frente a la historia de Nina, una singular bruja que conoce misterios chamánicos y propiedades curativas ancestrales que busca rescatar del mercantilismo. La protagonista pudiera ser una bruja al desnudo, pero no. Esta bruja va en bikini, que no solo cubre su cuerpo, también su alma ocultando aquello que falta por develar en ella. Esa, acaso, sea la labor de Nina: descubrirse para sí misma y dejar que el lector haga el resto. Los atardeceres de Montañita son el escenario de las confesiones de esta bruja que funde al paisaje sus más íntimas ensoñaciones. Pareciera ser que es un mismo recorrido el de la autora: descubrirse en búsqueda del tiempo perdido en cierta soterrada autobiografía.
La novela de editorial Rayuela, promete dejarse leer de principio a fin, atrapando al lector con un estilo muy original, como señala una reseña de contraportada. Se trata de una novela doble, publicada en español e inglés con traducción de Rosario Gómez, Catherine Tran, Keishsa Dumitru de la Universidad de Guelph, Canadá.
La autora, María Eugenia Paz y Miño, es antropóloga nacida en Quito, que ha obtenido premios como el Rumiñahui de Oro y Premio del Fondo Editorial del Ministerio de Cultura. Entre sus publicaciones destacan su novela La puerta del Ilaló (2008), Chateando con la luna (2013), El mal ejemplo y otras vainas (2012), Tras la niebla (1997), El uso de la nada (1992), Golpe a golpe (1986), Siempre nunca (1980). Ha escrito múltiples cuentos infantiles para la revista Veo Veo, y actualmente es miembro de Firmas Selectas de Prensa Latina.
Que no quede huella, su segunda novela, fue inspirada en investigaciones realizadas en fuentes de prensa durante la época del llamado progresismo latinoamericano y sus implicaciones en Ecuador. Paz y Miño, además, imparte talleres de escritura creativa, es asesora en temas de interculturalidad, concepciones de tiempo-espacio, culturas indígenas, oráculos y religiones del mundo.
Confesiones de la autora
María Eugenia Paz y Miño ha confesado que, desde niña inventaba cuentos que escribía en hojas de papel para compartirlos con amigos del vecindario. Una tarde, harta de las tareas escolares, con los cuadernos y libros abiertos por doquier, dijo en voz alta: ¡quiero ser escritora! A partir de entonces, una vez que hizo realidad su decisión, confiesa que “la política, como sistema de organización de la sociedad, siempre me ha interesado”. Y considera que la literatura “sí es una herramienta necesaria de denuncia. El arte en general lo es. Es la voz de los pueblos”. Y que, como en la vida, en una novela no debe faltar una historia de amor: “No podría escribir ninguna novela que no tuviera una historia de amor. Es que solo el amor purifica y redime. En medio de un contexto enrarecido por la ambición y la traición, el amor viene a ser la esperanza posible, aquello que nos da paz, que nos devuelve el sentido de lo justo, de la lealtad, de la honestidad”, concluye María Eugenia.
No obstante, el mensaje de su literatura no es uno ni es unívoco. Paz y Miño, reconoce que a la hora de escribir se abren las puertas de todo cuanto uno es; las creencias, los sueños, los fantasmas, la memoria, la integralidad completa asoman a la hora de crear. Y lo hace en un intento por restañar en la intimidad, tres heridas esenciales del ser humano, de la vida, del amor y la muerte.
Pero no siempre es un proceso racional describir aquello que muchos seres humanos buscan pluralmente, ese poder cuya base es el dinero. “Esto está basado en un sistema de injusticias (…) Y son estas políticas inadecuadas, dictaminadas por unos cuantos ególatras, vanidosos y egoístas, las que en un gran porcentaje dan como resultado la creación de grupos armados o de organizaciones delictivas en general. Esto es lo que denuncio, si acaso se puede considerar una denuncia. Lo que hago es describir una realidad que ya está dada”.
María Eugenia Paz y Miño es una escritora necesaria en la actualidad, más cuando si alguien alcanza las esferas del poder se corrompe, se obnubila. Contra esa inclinación, la literatura de la autora quiteña -sin fatuos moralismos- sugiere encauzar la conducta humana.