Guillermo Lasso vive en el país de Memo. Un país inventado por sus propagandistas y difundido vía lectura de teleprompter por el presidente en cada intervención pública: “Ecuador pasa por un muy buen momento económico”, dice el mandatario y habla de reducir el déficit fiscal -que es su carma- y que, según Lasso, “no será mayor al 2% del PIB”. El anfitrión de Carondelet nada dice a sus contertulios de la prensa pautada, sobre seguridad, salud, educación y el caos que existe en el Registro Civil, servicio público donde ya no se entrega cédulas de identidad ciudadanas por falta de insumos. Los ecuatorianos no tenemos cómo obtener del Estado un documento que nos acredite como ciudadanos del país de Memo.
Según la Real Academia de la Lengua, memo es diminutivo de Guillermo, y sinónimo de tonto, necio, persona con poca inteligencia. Se nos quiere convencer, como tales, de que todo es una maravilla en el país de Memo que pasa por “un muy buen momento”, pero el pueblo no es tonto ni necio, engañado sí, pero no memo.
No obstante, en el país de Memo, continúan los hospitales públicos sin medicinas y no fue suficiente la orden judicial emitida por un juez para que se entregue medicamentos a los pacientes de los centros hospitalarios del Ministerio de Salud y del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), mientras que los burócratas de esas instituciones apelan la decisión judicial. En el país de Memo donde las escuelas no pueden comenzar clases por el pésimo estado de su infraestructura, falta de profesores y materiales didácticos, y donde todos los meses asesinan hasta cinco menores víctimas colaterales de la violencia delictiva que opera a sus anchas en calles y ciudades y los narcodelincuentes controlan las cárceles del país de Memo.
Si Lasso tenía una remota idea del país al que debía administrar, no tenía la misma idea de cómo hacerlo y no debió postularse a candidato, si lo hizo, no tiene excusa, pero tampoco tiene experiencia. El suyo resulta ser un gobierno inexperto, que pretende gobernar con personas inhábiles en el manejo de asuntos políticos y gente imberbe que desconoce la realidad nacional. O pusilánimes que temen a Memo Lasso, que no le saben decir no, ni contradecir en su idílica visión de un país inexistente.
Los ecuatorianos tenemos la frustrante sensación de que nada funciona en el país de Memo. No obstante existir enormes recursos petroleros provenientes del alza internacional del crudo. La pregunta es: ¿A dónde destina Memo Lasso esos recursos? No se han mejorado servicios del Estado, no se hace obra pública, las carreteras siguen de mal en peor, no hay seguridad ciudadana ni materiales para obtener o renovar una cédula que nos identifique y acredite como habitantes del país de Memo.
La respuesta es simple, pero de Ripley, aunque usted no lo crea.
El gobierno del país de Memo se ha comprometido a pagar en deuda pública internacional, según el Boletín del Fondo Monetario Internacional (FMI), 43.191 mil millones de dólares, cantidad que resulta imposible de cumplir si no crece la economía y, si lo hace, es absurdamente injusto. El ministro de finanzas, que fue empleado del FMI, se congratula de cumplir con el organismo multilateral con anuencia de Memo Lasso, en beneficio de los tenedores de bonos, que es su mayor interés. Esto ocurre mientras en el país de Memo, el gobierno decide invertir para el año 1.871 millones de dólares, es decir, la más baja inversión de la historia en relación con un presupuesto de 34 mil millones. Lo que al final del día se traduce en una inversión de 22 millones de dólares, realizada al mes por quien gobierna al país de Memo.
Memo Lasso prometió en campaña reducir el tamaño del Estado para dar paso a los privatizadores, según el Plan cuatrianual de su gobierno. Sin embargo, en el año 2021 el gasto público es de 15.885 millones de dólares, pero según el plan, en el año 2025 será de 18.022 millones. Y mientras Memo promete “más Ecuador en el mundo y más mundo en el Ecuador”, hay menos país de Memo en el mundo y menos mundo en el país de Memo. Las exportaciones, en el año 2021, son del 23% respecto del PIB, mientras que las importaciones fueron del 21%. Para el año 2024 se proyecta tener exportaciones del 21% respecto del PIB e importaciones en un 19%. Después de cuatro años habrá menos importaciones y menos exportaciones; de esta manera, en el país de Memo, nos alejamos del mundo y el mundo se aleja de nosotros, según la lúcida planificación firmada por el ministro de Finanzas.
Memo Lasso vive convencido de que todos somos tocayos suyos y nos llamamos Memo, o al menos nos quiere hacer pasar por memos, personas tontas, necias, con poca inteligencia. Pero el pueblo no es tonto o necio, engañado sí, pero no memo.