Brasil, el exuberante país sudamericano no solo es fútbol y carnaval, también es política. Este tiempo el pueblo brasilero lo confirma con un multitudinario mitin que marca el retorno de Inácio Lula da Silva al poder. Y con el candidato popular de Brasil postulándose a la presidencia de la República, retorna la posibilidad de vigencia de la democracia en el país carioca. En un multitudinario acto con presencia de siete organizaciones partidistas, movimientos sociales y personalidades políticas que promueven la candidatura de Lula, Brasil se dispone a recuperar en democracia las elecciones directas en el país. El evento destacó por su carácter masivo y representatividad con presencia de los movimientos MST, MTST, CUT, UNE y diversidad ciudadana entre negros, mujeres, jóvenes, indígenas, LGBT que asistieron al encuentro que marca el retorno del progresismo en Brasil.
Bajo las banderas del movimiento Vamos Juntos por Brasil, Lula da Silva dio el arranque a un proceso al que espera se sumen otras fuerzas para dar mayor amplitud a su campaña como “el candidato de la democracia”, de la sociedad civil y de los millones de brasileros que se oponen al presidente Bolsonaro con el propósito de combinar unidad en la diversidad de fuerzas políticas en capacidad de derrotar al actual régimen de Brasil.
Quién es Lula
De origen humilde, Lula fue obrero y sindicalista. Como presidente del sindicato metalúrgico, fue uno de los organizadores de las mayores huelgas durante la dictadura militar de los años setenta. Candidato a la presidencia de Brasil en varias ocasiones, fue en 2002 cuando obtiene la victoria. Durante nueve años como presidente, hizo reformas y radicales cambios que produjeron la transformación social y económica de Brasil, al punto de convertir a la república en una potencia mundial. Lula abandona la presidencia con gran popularidad, contando con más del 80 % de aprobación. En marzo de 2016, en medio del escandalo de corrupción de Petrobras, fue nombrado Ministro de la Casa Civil por el gobierno de Dilma Rousseff, algo visto por sus detractores como una forma de obtener inmunidad judicial. El 12 de julio de 2017, fue condenado en primera instancia a nueve años y seis meses de prisión por el juez Sérgio Moro. Tras lo cual, Lula se entregó en abril de 2018 y estuvo 580 días encarcelado e imposibilitado de presentarse a las elecciones presidenciales de 2018, que ganó su opositor Jair Bolsonaro, quien nombró al juez Moro como ministro. En noviembre de 2019 tras cumplir su sentencia, se ordenó su liberación. En marzo de 2021 un juez de la Corte Suprema anuló todas las sentencias dictadas contra Lula, debido a que el juez Moro carecía de competencia para juzgar los supuestos delitos que le imputó y se inició una investigación en contra del magistrado.
Retorno del progresismo
El proceso de retorno del progresismo que recién comienza, registra la presencia de la precandidatura presidencial de Lula da Silva, en la perspectiva de la campaña oficial que arranca el próximo 16 de agosto. El candidato popular genera reales expectativas de triunfo electoral puesto que las encuestas lo ubican con un 45% en la intención de voto, frente al opositor oficial -Bolsonaro- que muestra un 31% de la preferencia ciudadana. Estas cifras están indicando la posibilidad cierta de que Lula gane las elecciones en primera vuelta y, de no hacerlo, enfrentar una segunda vuelta que teóricamente ganaría con más de 20 puntos de ventaja respecto de su contendor.
El actual presidente, Bolsonaro, ha respondido con un evento político en el que lanzó su precandidatura a la reelección del cargo presidencial con apoyo del Partido Liberal al cual pertenece luego de militar en nueve organizaciones conservadoras de su país, entre las que destaca el Partido Demócrata Cristiano, el Frente Liberal, el Partido Social Cristiano, entre otras. Su oponente, Lula da Silva, representa las fuerzas progresistas brasileras que se aprestan a derrotar los planes golpistas a los que se sumó Bolsonaro, conforme va sopesando su eventual derrota electoral.
Lula, en el discurso de programa de gobierno, anunció el que espera sea el futuro del país. El candidato hizo referencia a las empresas estatales, que promete recuperar. Prometió el rescate de los bancos públicos y de los programas sociales que han permitido a Brasil, por primera vez, disminuir las desigualdades que le caracterizan. Defendió a las universidades públicas, a la tecnología y a la ciencia. Reivindicó fuertemente la cultura y a los artistas y prometió retomar la política externa de soberanía nacional. Lula prometió recuperación de la economia y mejora de las condiciones de vida de la población en un futuro próximo. Con esta plataforma básica el progresismo pretende retornar al poder en Brasil, país que durante el gobierno del Partido del Trabajo había logrado ubicarse como la sexta economía del mundo, cuando ahora está en la decimosegunda posición.
Brasil, país musical y deportivo, enfrenta un nuevo desafío: el retorno de Lula y la democracia, a partir del primero de enero, cuando asuma el poder el progresismo por la senda del crecimiento económico y el triunfo sobre las desigualdades.