Entre los mitos más difundidos existe la creencia de que el periodismo es el mejor oficio del mundo. Afirmación acuñada por Gabriel García Márquez que contradice una realidad insoslayable. Tal vez el periodismo sea un gran oficio en favor de la comunidad, promoviendo derechos ciudadanos a estar bien informados, denunciando la corrupción o luchando por la justicia social, actividades que han puesto precio a la cabeza de muchos comunicadores víctimas del crimen organizado y de la represión por parte del Estado.
Un informe de la Federación Internacional de Periodistas señala los comunicadores asesinados y fallecidos en incidentes relacionados con el trabajo en el mundo durante el año 2021. El texto en su 31 edición indica las circunstancias en las que ocurrieron 47 asesinatos de periodistas durante el último año relacionadas con ataque dirigidos, bombardeos e incidentes de fuego cruzado y muertes accidentales. Mientras tanto, 365 comunicadores han sido detenidos en cárceles a causa de sus informaciones. A esta represión se suma el espionaje ejercido a periodistas a través del software Pegasus, con intervención de teléfonos móviles para interceptar conversaciones, acceder a contactos y correos electrónicos sin levantar sospecha del usuario. La confidencialidad de las fuentes y la privacidad de las comunicaciones personales de los/as periodistas hoy están más expuestas que nunca.
La mayoría de las víctimas -el 93%- son hombres en el conjunto de la región, donde el 41% de quienes se dedican al reporterismo son mujeres a las que se silencia con violentas campañas de amenaza y acoso contra ellas y sus familias. Este año, al menos, siete mujeres periodistas han sido asesinadas en el ejercicio de su profesión en el mundo. Afganistán es el país que está pagando el precio más alto de esta violencia.
En América Latina, la situación de violencia contra los periodistas tiene mayor expresión en Brasil, México, Colombia y Honduras con 139 casos de asesinato de profesionales de los medios registrados por Reporteros sin Frontera (RSF), entre 2011 y 2020. La mitad de los periodistas asesinados trabajaba como reportero, fotoperiodista o camarógrafo y colaboraba con un medio de comunicación. El análisis de los datos de RSF también revela que el 39% de ellos cubría asuntos relacionados con la política.
El asesinato a periodistas es la forma más visible y extrema de censura, práctica enmarcada en un escenario amplio de amenazas contínuas y violencia estructural en la región, que afecta sistemáticamente a los defensores de los derechos humanos y a todos aquellos que denuncian públicamente a quienes ejercen el poder, ya sean políticos u organizaciones criminales. Un país es escenario de una situación estructural de violencia contra la prensa cuando está en juego la libertad de expresión individual de los periodistas, y el derecho colectivo a la información de toda la sociedad.
Defensa de periodistas
Con motivo del Día internacional de la Libertad de Prensa, celebrado este 3 de mayo, se anunció en la conferencia Global de UNESCO una iniciativa que promueve la seguridad de periodistas y trabajadores en comunicaciones. El proyecto tiene un valor reconocido por los gremios profesionales porque ha sido construido en colaboración con organizaciones de comunicadores y cuenta con los más altos estándares de derechos humanos. La Ley Modelo de Protección a la Prensa y Personas Trabajadoras de las Comunicaciones se propone consagrar el deber del Estado con el sector, garantizando derechos como la libertad de prensa, la libertad de expresión, acceso a la información y la gobernanza democrática. Durante la convención, la periodista Nathalie Castillo, ex presidenta del Colegio de Periodistas de Chile, presentó la adecuación a la Ley Modelo de UNESCO que se convertirá en proyecto de ley para proteger a los periodistas y a la prensa en Chile, país en donde a partir de la protestas sociales de octubre del 2019 aumentó el número de ataques hacia la prensa y que, de acuerdo a datos del Observatorio del Derecho a la Comunicación (ODC) se registraron más de trescientos agresiones, principalmente cometidos por agentes del Estado. A esto hay que sumar otras vulneraciones a la libertad de prensa como espionaje a periodistas y amedrentamiento contra periodistas de investigación. La iniciativa busca articular diversos representantes y organizaciones para poner freno a los intentos de vulnerar el derecho a la libertad de expresión y el ejercicio libre de las comunicaciones, como roles fundamentales en el desarrollo de las comunidades y de su democracia. La moción establece una nueva definición de personas trabajadoras de las comunicaciones que busca proteger a personas que no siendo periodistas colaboran en labores comunicacionales como camarógrafos, fotógrafos, asistentes técnicos, entre otras. Además, se establece protección especial en caso de conflictividad social y la obligación del Estado de prevenir la violencia y garantizar el derecho de periodistas a la reserva de fuentes de información y archivos personales y profesionales, así como la protección de personas trabajadoras de las comunicaciones, mujeres y disidencias sexuales.
La ley modelo como propuesta que nace de UNESCO entrega un marco común para que los distintos países de la región y el mundo lo traduzcan en normas nacionales, a partir de las agresiones a prensa que han aumentado en diversas partes del planeta. En Ecuador las organizaciones profesionales y gremiales del periodismo nacional ya tienen tarea en la aplicación de estos lineamientos internacionales para generar en el país un marco legal de protección de la libertad de prensa y seguridad personal y profesional de periodistas y comunicadores.
Quienes hacemos LAPALABRABIERTA, apoyamos todo proyecto de periodismo de investigación que ha denunciado la corrupción enfrentando acoso y asedio; así como proyectos sobre derecho a la comunicación no sexista, como instrumentos de la ley modelo que resultan urgentes de aplicar, en tanto protección de los derechos humanos y para garantizar la democracia y libertad de expresión.
Única opción de convertir en realidad la afirmación de García Márquez de que el periodismo es el mejor oficio del mundo.