Continúan las contradicciones entre la política y la economía, y el gobierno en esa dinámica no deja de abrir nuevos frentes en su contra. Esta vez entró en contrapunto con los intereses del sector ganadero, que ve cómo el régimen se apresta a dar un golpe a la industria de cárnicos y lácteos del Ecuador.
Luego de la reciente visita del presidente ecuatoriano a Uruguay, Lasso anunció un eventual acuerdo entre Ecuador y el país charrúa para la importación de carne uruguaya y la exportación de banano ecuatoriano. El mandatario reconoció que “hablamos un poco de ese tema, pero creo yo que lo que está en nuestras manos es un acuerdo entre Uruguay y Ecuador. Creo que son economías complementarias. Lo que produce Ecuador, no lo produce Uruguay y viceversa. Por lo tanto, podemos exportar banano y también importar lácteos y carne”, dijo el presidente.
El mensaje presidencial fue recibido con preocupación por los ganaderos del país, sector que, según datos oficiales del Servicio de Rentas Internas, la industria cárnica y láctea en 2021 registra un crecimiento del 10,92%. Mientras que el año 2022 se augura como un buen año si se potencian todos los actores de la cadena de producción láctea. Históricamente, hasta el 2017, el país venía produciendo 200.000 toneladas métricas de carne bovina, suficiente para satisfacer la demanda interna del producto. En el año 2016, Ecuador importó solamente 27 toneladas métricas de carne de Estados Unidos, Paraguay y Uruguay, mientras que en el país hasta el año 2019, la producción de ganado vacuno abarcó el 66% de la producción ganadera nacional.
Representantes del sector industrial de lácteos y carnes han manifestado que la actividad genera alrededor de 1,2 millones de empleos directos e indirectos, y su aporte al PIB agroindustrial es del 4%, incluso con capacidad exportadora. La industria formal láctea ecuatoriana brinda trabajo a más de un millón de personas de la cadena productiva a escala nacional, constituyendo un importante factor para la reactivación económica del país y su cadena de valor representa el 14% del PIB agroalimentario del país.
Dirigentes de la Federación Nacional de Productores de Leche del Ecuador que reúne a 366 asociaciones de ganaderos del país, calificaron de “desatinadas” a las declaraciones de Lasso en Uruguay. Las afirmaciones de Lasso se producen precisamente en el momento en que los industriales lácteos están reclamando al régimen atender los costos de producción de leche que son los más altos de la región, USD 039 centavos de dólar por litro, lo que limita las ganancias al productor e impacta a una actividad industrial que produce 6,2 millones de litros de leche diarios. Los industriales del sector manifiestan que hay oportunidades para la industria láctea, pero ante la ausencia de una agenda interna de competitividad sería riesgosa una apertura que determine una competencia con el producto internacional.
Modelo económico contradictorio
Un modelo económico progresista que considere los intereses del sector industrial del país se caracteriza por una política de sustitución de importaciones, en cambio el esquema del actual régimen evidencia un claro síntoma de favoritismo al sector importador vinculado a los intereses de la banca criolla a la cual representa el gobierno del presidente Lasso. Sin embargo, no deja de ser pertinente la observación crítica que formula un sector del periodismo obsecuente con el régimen que, en el espacio televisivo de un canal estatal, manifestó que cumplido un año de gestión del gobierno de Lasso el régimen continúa “sin cumplir las razones por las cuales lo elegimos, y que tiene un pendiente: rectificar”
El país continúa entrabado en la contradicción que persiste entre la política y la economía. En tanto, el gobierno no atina a resolver dicho contrapunto y no pone en marcha un plan de cumplimiento de las ofertas de campaña dejando abiertos nuevos frentes opositores. Mientras que el régimen, como un barco a la deriva, continúe sin encontrar el rumbo de la recuperación económica, el país no tendrá como destino un puerto seguro.