El cuerpo sin vida de Miguel Ángel Nazareno, militar en servicio pasivo investigado por presunto delito de captación ilegal de dinero, fue encontrado este jueves en el sector de Amaguaña, al sureste de Quito, con evidentes signos de violencia, “maniatado con una cuerda azul y al parecer presenta heridas de arma blanca”, según parte policial.
El presunto crimen, rodeado de interrogantes como todo crimen, en esta ocasión estaría vinculado a las actividades ilícitas de Don Naza quien formaba parte de Big Money, plataforma no constituida legalmente como compañía, según indagaciones fiscales. Ahora, las investigaciones deben seguir su curso hasta establecer la verdad, tratándose de un hecho que relaciona a las FFAA, una de las instituciones mejor rankeadas en la credibilidad ciudadana, según encuestas de opinión.
El proceso de indagación fiscal frente a la denuncia interpuesta por la propia institución militar ante la Fiscalía, por «infiltracion en zonas de seguridad», debe llegar hasta las últimas consecuencias para establecer la veracidad de los hechos y sus responsables. Es de conocimiento público que a Nazareno se lo vinculaba con una organización delincuencial en la que habría la presunta participación de otros militares en servicio activo. Según las evidencias, seis militares, y entre ellos un oficial, habrían ayudado a Nazareno el 7 de abril pasado, cuando vulneró las medidas de seguridad en la parte posterior del Ministerio de Defensa en Quito. Antes de esa fecha, Nazareno estuvo en dos ocasiones en el complejo del Ministerio de Defensa; la primera el 15 de marzo, la segunda, el 4 de abril y la tercera en abril 7, indicaron las autoridades militares.
La Fiscalía General del Estado en un comunicado establece que, “debido a los hechos conocidos, respecto a la presunta muerte del ciudadano Miguel Ángel N. C., relacionado con la plataforma de captación de dinero Big Money, la Fiscalía informa a la opinión pública. El mencionado ciudadano tenía varias investigaciones abiertas por varios delitos entre estos estafas y captación de dinero, este último en el que son procesados su esposa y una persona más”. Llama la atención la “presunción” fiscal de muerte, toda vez que el cadáver existe.
El entramado ilegal que rodea la muerte de Nazareno debe ser establecido, sin temor ni favor, por las autoridades pertinentes por el prestigio de la justicia y la credibilidad de la institución militar. La investigación en marcha es un hecho sin precedentes en el país, puesto que no ha sido frecuente que se conozca que las Fuerzas Armadas se hayan visto involucradas en hechos de corrupción o en actos delictivos comunes. No obstante, el poder civil de la justicia no debe titubear en establecer la verdad por la salud institucional del país y la tranquilidad ciudadana. No deja de llamar la atención de que Nazareno aparece muerto, precisamente, el día cuando estaba por ser capturado y aclarar las dudas acerca del origen y el destino del dinero ilegal que supuestamente manejaba.
El crimen tendría lugar una semana luego de que Nazareno irrumpiera en las instalaciones del Ministerio de Defensa, el 7 de abril último, violando seguridades institucionales y escapara con ayuda de personal militar, según el propio Ministerio del ramo. En esa oportunidad, luego de la fuga de Nazareno, fueron capturados cinco de sus acompañantes portando armas y dinero en efectivo. Cabe recordar que la organización de Don Naza captaba dinero a sus clientes y ofrecía devolverlo con el 90% de interés en ocho días. En el mes de octubre del 2021, un juez de Los Ríos había dictado medidas alternativas contra Nazareno, su esposa Gabriela B. y Dayana S, empleada suya, sin embargo, Don Naza no cumplió la medida y posteriormente no se le dictó prisión preventiva y el juez finalmente determinó el sobreseimiento de los procesados.
En el Ecuador de hoy, agobiado por una crisis institucional sin precedentes en la que hemos perdido las instancias creíbles dirimentes de los conflictos sociales, amerita como elemental reivindicación que la Justicia -con mayúscula- escriba un capítulo de transparencia y probidad.
¿Quién mato a Don Naza?, esa es la pregunta que se hace el país. No sea que la delincuencia organizada -civil o militar- rebase esta vez a las autoridades de rigor, encargadas de brindar seguridad ciudadana y aplicar justicia en rigor de la verdad.
Foto Pichincha Comunicaciones