La voz del pueblo es la voz del pueblo y aunque no sea divina, sí juzga y castiga. Y ese veredicto popular sanciona a los políticos que no sintonizan con sus altos intereses. Altos porque como se dice en otros países hay que subir al pueblo, pero en Ecuador es todo lo contario al pueblo se lo mira desde arriba desde las altas esferas del poder que lo engaña, lo manipula en tono de desprecio a sus necesidades. La simulación política convertida en demagogia, el desprecio popular convertido en represión son las prácticas frecuentes del gobernador en el poder, la mentira como cotidiana conducta. Y al final de día el pueblo se expresa, en la única forma que tiene de hacerlo, a falta de otras conductas, cuando la protesta es postergada negociada al bajo precio del silencio y la desmovilización ciudadana. Vivimos un país sin rumbo cierto donde la incertidumbre parece ser el camino. Gobernantes que no gobiernan, oposición que no se opone, en la dinámica de un juego de toma y daca donde las aspiraciones populares son moneda barata.
Y la voz del pueblo juzga, sanciona y allí están los resultados. Los encuestadores encargados de medir esa voz popular, de amplificarla y multiplicarla muestran los porcentajes de aceptación y credibilidad popular en sus gobernantes y líderes. El poder puesto en cifras revela una verdad ineludible.
El poder en cifras
Esta semana el presidente Guillermo Lasso cumple nueve meses en el poder y ese periodo de tiempo que, en otras circunstancias, genera y representa una nueva vida, en el caso del Gobierno marca la muerte de las aspiraciones populares y el fin de una alternativa por la cual el pueblo voto como válida.
Y el declive resulta más que evidente. Lasso llegó a ostentar el 78,4 de aprobación popular “por su forma de gobernar”, según Cedatos al inicio de su gobierno. Cómo va el país, la gestión y la credibilidad del presidente de la República, así como el cumplimiento de planes previstos por su Gobierno, la imagen de la Asamblea Nacional y temas sensibles como la despenalización del aborto son algunas de las temáticas que Cedatos publicó en un estudio nacional de opinión. El estudio muestra que la apreciación de los ecuatorianos de cómo va el país ha variado significativamente. En abril del 2020, el 5 % respondió que el país iba por buen camino y el 88,7 % que por mal camino. Mientras que en junio 4 del 2021 esta percepción pasó a 51,7 % y 31,2 %; y en agosto 4, a 57,7 % ; otras encuestadoras registran que la aprobación al presidente hoy día es de 37,6 puntos porcentuales. El 56,5% de los ciudadanos de Ecuador desaprueban hoy la gestión presidencial de acuerdo con los resultados de un estudio de la encuestadora Clima Social, divulgados recientemente. Según esta empresa de consultoría, el 42,5% de la muestra calificó de mala la administración de Lasso, en tanto que 14,00% la valoró de muy mala. La aprobación a la labor del mandatario cayó 24,20%, en septiembre pasado se cifraba en 61,80%. Entre quienes consideran como positiva la gestión presidencial, un 34,30% la percibe como buena y 3,30% como muy buena.
Un histórico del descenso de aprobación popular al Gobierno, la consultora Perfiles de Opinión registra que, en mayo del 2021, el presidente Lasso tenia 68,30%, en julio subió a 69,50%, luego en agosto descendió al 58,71%, lo cual marca un descenso ininterrumpido a 28,06% en octubre hasta 23,51 en noviembre y 26,62 en diciembre de 2021. El régimen comenzó el año 2022 con un 26,34 en enero de este año y al concluir el primer trimestre termina con 37.6%.
Clima Social se interesó por sondear el estado de ánimo de la población en la recta final del año 2021, y este es congruente con la animosidad popular. El 55,10% reporta sentimientos de miedo, tristeza e ira, mientras que el 29,50% expresa alegría, satisfacción o esperanza. En el Legislativo las cosas no andan mejor. La gestión de la presidenta de la Asamblea Nacional, Guadalupe Llori, alineada al Gobierno, arrojó que el 45,40% de la muestra la valoró como mala o muy mala, mientras que es positiva para 29,20% de los sondeados.
EL veredicto popular sanciona a los políticos que no sintonizan con sus altos intereses. La voz del pueblo es la voz del pueblo que, sin ser divina, juzga y sanciona, que es lo peor que puede esperar un político de sus mandantes.