Siempre que se hace referencia a las relaciones bilaterales entre Ecuador y Chile, se enfatiza en la vinculación que ha existido entre las fuerzas armadas de ambos países. El Ejército chileno, considerado referente institucional del cuerpo armado ecuatoriano, ha sido históricamente posicionado como fuente de formación académica y profesionalización del Ejército ecuatoriano. No obstante, ambas instituciones tienen origen en diversas fuentes doctrinarias.
Los ecuatorianos encuentran su matriz militar originaria en 1830, cuando fue fundado el ejército ecuatoriano. El Ejército de Ecuador se crea mediante mandato de la primera Constitución de la República, pero es la Revolución Liberal de 1895 la que marca un antes y después institucional en la República; el general Eloy Alfaro, incansable reformista, es uno de los artífices en perfilar un Ejército innovador y moderno. La orientación realista de la doctrina militar de las Fuerzas Armadas del Ecuador ha permanecido invariable a través del tiempo, a pesar del dinámico escenario de amenazas al Estado. El realismo plantea una permanente lucha por el poder entre los Estados. Según esta doctrina, el sistema internacional en el cual se interrelacionan los Estados es de naturaleza anárquica. Por tanto, la lucha por el poder dentro de él conlleva una permanente desconfianza entre Estados y la creación de dilemas de seguridad que pueden llevar al empleo de la fuerza, mediante un conflicto armado.
El ejército de Chile nació durante la guerra de Independencia. A lo largo del siglo XIX, se comenzaron a entrenar milicias civiles para defender el territorio nacional y, a la vez, para ir ocupando territorios con fines expansionistas. Tras luchar en la Guerra del Pacífico (1879), y como crítica al accionar de las tropas, se decide perfeccionarlo bajo la influencia prusiana.
El proceso de construcción de la doctrina militar de las Fuerzas Armadas del Ecuador se da bajo la influencia de factores internos y externos. Internamente, la institución tiene su génesis en las batallas libertarias de la Independencia latinoamericana. Sin embargo, externamente, desde finales del siglo XIX y durante todo el siglo XX, la doctrina militar ecuatoriana tuvo una gran influencia extranjera, particularmente de Chile.
La primera misión chilena arribó al país en 1899, y se constituyó en el primer hito de profesionalización de la milicia ecuatoriana. La conflictiva relación entre Chile y Perú durante la época, tuvo influencia en la construcción de la doctrina militar de las Fuerzas Armadas ecuatorianas. El enemigo común peruano de Chile y Ecuador se convertía en razón suficiente para sostener la cooperación militar entre ambos países.
Influencia militar alemana
La decisión sobre la profesionalización del Ejército chileno fue tomada durante la presidencia de Domingo Santa María (1881-1886), quien eligió al Ejército prusiano alemán como nuevo modelo a seguir. Tras vencer en la guerra franco-prusiana (1830), el prestigio del Ejército alemán creció tanto que países como Chile buscaron allí un ejemplo. Alemania utilizó a Chile como plataforma para ampliar su influencia en América Latina, ya sea por su cuenta o disponiendo de los oficiales chilenos como enviados especiales. Chile se convirtió en un delegado de Alemania, enviando misiones militares a Paraguay, Ecuador, Colombia y El Salvador, mientras Alemania se convertía en el principal proveedor de armamento para el Ejército de Chile.
Según investigaciones, el prusianismo se fundamentó en “una casta militarista conservadora de los junkers prusianos, teniendo como base una disciplina vertical, centralizada, paternalista y férrea. Su sustento ideológico consistía en una combinación de la ideología nacionalista, el tradicionalismo, el conservadurismo y el militarismo marcadamente aristocrático, belicista y expansionista de la época. La formación prusiana supone un Ejército eficiente y disciplinado y constituye un imperativo de supervivencia basado en una soberbia disciplina que borra todo rasgo individual en las filas militares”. Se conformó así un Ejército con soldados maquinalmente habituados a efectuar maniobras y obedecer órdenes de manera instantánea. La lealtad de esos soldados está en directa relación con la regularidad de su paga, la comodidad de sus barracas y cuarteles, y la estricta disciplina impuesta por sus suboficiales, para quienes los latigazos y golpes eran medidas comunes de castigo. Es así como los técnicos militares prusianos se avocaron a la tarea de crear movimientos de orden cerrado que aseguraran la mayor precisión y rapidez en las maniobras de las formaciones de infantería y caballería. Estos fundamentos influyen en la modernización de las FFAA chilenas, incorporándose la instrucción básica de orden cerrado como se conoce hoy, además de los más recientes métodos de instrucción de tiro, técnicas de artillería de campaña y servicio de exploración para la caballería.
Informe militar condenatorio
Un reciente y revelador documento militar denominado “Reflexión sobre las actuaciones del Ejército en los últimos 50 años”, -que circula hoy en Chile-, pone en tela de juicio el rol de las FFAA en las últimas cinco décadas, con particular énfasis en el periodo de la dictadura del General Pinochet.
El informe ha provocado un silenció generalizado en la sociedad chilena, luego de que el texto condena las gravísimas violaciones a los derechos humanos perpetradas por la institución bajo el mando de Augusto Pinochet. Precisamente, el capítulo cuarto del Informe – “Del gobierno cívico militar a los cambios institucionales en doctrina, derechos humanos y justicia” -, se refiere al periodo comprendido entre 1973 a 1998. El documento condena, sin reservas, “las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante esos años en la que los miembros del Ejército tuvieron participación -ya sea como consecuencia de actos derivados de la obediencia debida, por el uso desproporcionado de la fuerza, por excesos individuales o bien por eventuales acciones fortuitas- y señala que fueron una profunda herida ocasionada al deber ser militar”.
El Informe deja expresa constancia de que la permanencia de Pinochet a la cabeza de la fuerza militar, luego del retorno a la democracia, ha sido la causa de que la institución bajo el mando del principal responsable no colaborara en el esclarecimiento de la verdad. Es más, el texto recuerda que el Ejército dirigido todavía por quien fuera el dictador, hizo público un documento en que atacó el categórico Informe Rettig, sobre represión militar, y trató de poner en duda sus conclusiones. El documento del Ejército condena expresamente hechos tan graves como los masivos fusilamientos a lo largo del país por la llamada “Caravana de la Muerte” operativo siniestro comandado por el general Sergio Arellano Stark. Se trata de una operación militar perpetrada en los campos de concentración que se instalaron a lo largo del norte de Chile, los cuales Arellano recorrió dando órdenes de fusilamiento arbitraria a los presos políticos detenidos, eligiéndolos al azar. El documento militar afirma, explícitamente, que “las acciones del general Arellano fueron absolutamente ajenas y reñidas con un correcto ejemplo de amor a la patria y al ejército y menos tuvo consideración con los subalternos”.
El histórico documento señala la detención ilegal de personas en todo el país por parte de personal de las Fuerzas Armadas y policiales, arrestos que se ejecutaban en sus viviendas, en la vía pública, o llamándolos mediante bandos. Condena, además, las graves torturas a que eran sometidos los detenidos y que muchos hayan sido ejecutados sin que existiera ningún proceso judicial previo. Se cuestiona la circunstancia cruel de no entregar sus cadáveres a los familiares para su debida sepultación.
El texto institucional condena también crímenes como la muerte del líder sindical Tucapel Jiménez y del químico Eugenio Berríos, y de manera especial se condena los asesinatos de los generales René Schneider y Carlos Prats, ocurridos durante la dictadura militar. También el Informe condena los delitos económicos perpetrados por algunos de sus mandos, los fraudes al Fisco y confirma que hasta hoy tres ex comandantes de la institución se encuentran procesados judicialmente por estos delitos.
El documento emitido en el contexto de la asunción del nuevo presidente chileno, Gabriel Boric. permite exigir y esperar una real recomposición del principal instituto armado del Estado. A la vez que abre un horizonte de esperanza de hacer justicia ante la criminal conducta militar de la institución armada, durante y después de la dictadura pinochetista. Un derecho hasta hoy conculcado para el hermano pueblo chileno.