El idioma nos comunica, el dialecto nos aproxima. Cuando por alguna circunstancia del habla aquello no ocurre, echamos mano al diccionario, ese interprete con voz campante, esa ayuda memoria que todo lo sabe.
Recientemente tuvo lugar en Casa Égüez Centro Cultural el lanzamiento del Diccionario de Ecuatorianismos con citas, del autor Elking Araujo, en una edición de la Universidad Católica de Quito. El libro es el fruto de una investigación que indagó durante una década, medio millón de formas léxicas de más de 20 millones de palabras acuñadas en 300 obras literarias y unos 3.000 artículos de prensa. ¿Para qué tanto trabajo? Para ayudarnos a comprender mejor el uso del idioma español en Ecuador. Según la presentación de Valeria Guzmán, el Diccionario de Ecuatorianismos es el resultado de la investigación del autor y de sus colaboradores que aunaron esfuerzos y conocimientos sobre la lengua para hacer un diccionario que se ocupa de descubrir el origen y significado de las palabras.
Convencidos los ecuatorianos de hablar correctamente -sobre todo en Quito-, y acostumbrados a emplear el idioma con singularidad, usamos los gerundios de manera arbitraria y decimos dame pasando por pásame, asomaraste por déjate ver o me voy a volver por ya regreso. Abusamos de los diminutivos y llamamos al propio terruño de paisito; y, como los alemanes, concluimos las frases con el verbo al final, subvirtiendo toda norma sintáctica, que indica que el orden de la oración va de sujeto, verbo y predicado. Ese es nuestro dialecto criollo que nos acerca como pueblo, porque hay otras cosas que nos alejan como la política, el regionalismo o el quemeimportismo por los demás. De esa forma, Ecuador es un país sin camello porque siete de cada diez ecuatorianos viven sin trabajo, lo que no nos quita ni agrega dulzura en nuestra forma de ser, aunque nos consideremos un país salado eligiendo, malaya suerte, a los culpables cada cuatro años.
Como reconoce Elking Araujo, la indagación de la lengua es cuestión identitaria. Descubrir las variedades que hablamos ayuda a comprender nuestra identidad, nuestras señas particulares como diría Jorge Enrique Adoum, para descubrirnos en lo que somos y añorarnos en lo que hubiéramos querido ser.
En esa tentativa, Araujo busca con su libro dar cuenta pragmáticamente del habla, de los términos que usamos, y no idealmente de las exigencias del idioma, que es como deberíamos hablar. En tal sentido, el Diccionario de Ecuatorianismos es un texto con voz parlante. Otorgando licencia a la literatura ecuatoriana para crear y recrear expresiones metafóricas, palabras inéditas y neologismos, el autor reconoce que aquello es cuestión de libertad de estilo. En cambio, pensando en las expresiones periodísticas, le preocupa un mínimo consenso lingüístico, de lengua estándar, para una mejor comunicación entre los seres humanos. En esa doble vía, un diccionario nos conduce por el sendero de una norma, un deber ser.
¿Por qué publicar en Ecuador un diccionario de ecuatorianismos?
Porque la historia y el momento obliga a crear palabras sobre realidades muchas veces intangibles, entonces necesitamos un lugar donde poder consultar esas palabras que ha referido a realidades que a veces ya han desaparecido, pero que están registradas; es la manera de entendernos y de entender nuestra cultura, señala Araujo.
¿Qué dificultad comporta hacer un diccionario?
La dificultad mayor es el tiempo. Precisamente, en una carrera contra el tiempo siempre estás perdido porque de todas maneras estará desactualizado el diccionario. El reto es hacer un diccionario en un país en el que las humanidades y en general la cultura no tienen apoyo. Ha sido un trabajo sin financiamiento de ningún tipo, robándole tiempo a la familia y recursos al patrimonio propio.
¿A quién está dirigido el diccionario?
El diccionario está dirigido al lector de literatura y de prensa ecuatoriana, yo espero que profesores, estudiantes y también periodistas, traductores, correctores de estilo cuenten con una herramienta útil. Lo que ocurre es que todo este inventario de palabras, que son los ecuatorianismos, no se encuentra en los diccionarios de la academia; hemos tomado de referencia a España, lo ideal es tener nuestro propio diccionario.
¿Qué caracteriza al habla ecuatoriana?
Lo que caracteriza el habla ecuatoriana es el uso de diminutivos, la influencia de las lenguas ancestrales indígenas, del quichua hay una gran presencia, un testimonio de la exclusión indígena. Pero también hay una presencia de nuestras regiones con sus diferencias idiosincráticas, de la gente que hace que se creen distintas palabras. Dentro del mismo territorio hay variantes de una misma palabra, en el norte se dice cuturpilla a un ave y en otro lugar le dicen tucurpilla, eso se puede encontrar en regiones muy cercanas.
¿Cuál es el futuro de una obra como esta?
Al diccionario le irá muy bien, la gente lo está disfrutando como el manual con el que nos acercaremos a la literatura hasta que surja otro.
Diccionario de Ecuatorianismos, después de leerlo, podremos hallar en este interprete de nuestros pensamientos y palabras, aquello que quisimos expresar para comunicarnos idiomáticamente mejor y vivir más próximos en el uso creativo de nuestro dialecto local.