Es el trovador por excelencia del Ecuador, Roberto Navarrete, formado musicalmente en la fragua de la nueva trova latinoamericana que, históricamente, no tiene de nuevo sino su renovado ímpetu de musicalizar la utopía de un continente que no deja de apostar por el futuro. La nueva trova no ha muerto, ha vivido. Y lo ha hace al calor de las más justas causas de nuestros pueblos. La resistencia histórica del pueblo cubano que, a la postre de seis décadas de agresión imperial, mantiene enhiesta la bandera de la Revolución y el socialismo. La lucha del pueblo chileno por volver a proclamar sus demandas populares en las anchas alamedas por donde marche el hombre libre. La voluntad del pueblo ecuatoriano de sobrevivir al embate neoliberal de sus gobiernos. Roberto trasciende las fronteras del tiempo cuando canta la utopía latinoamericana.
–La música es parte del movimiento social y del lenguaje que se debe utilizar para reivindicar cuestiones sociales, es una herramienta eficaz para decir las cosas de manera estética. La música es contestataria a las injusticias que oprimen a los pueblos. La música te puede enseñar, visibilizar y movilizar muchas cosas y gentes, afirma el artista.
Formado en la tradición de la canción social latinoamericana, Roberto interpreta en su repertorio la Trova Cubana, con virtuosismo. Debió ser todavía un niño cuando escuchó por vez primera a Silvio, Pablo, Noel o Vicente. Creció con ellos, se hizo hombre nuevo, asumió el ideario de su pentagrama, y hoy, depositario de esa tradición musical, es el artista consolidado que todos admiramos.
-Bueno, mi género es la trova, entendiéndose como el conjunto de temas muy poéticos, con una música que acompañe lo que quieres decir con la poesía. Es decir, yo me siento huérfano al escuchar únicamente melodía, necesito acompañar con una letra que para mí me signifique el decir, el contar, el proponer, el soñar. Simplemente la trova como formato de lo poético puesto música.
A Roberto resulta natural oírlo interpretar canciones clásicas de la trova cubana. Hacerlo con la pulcritud interpretativa de un artista excelso, sin perder su propio lenguaje musical. Se trata de un artista ecuatoriano que se suma -sin remedos- a un coro latinoamericano. Roberto en cada interpretación de Silvio recrea, reconstruye desde su propia sensibilidad lo que el autor cubano quiso decirnos con su música. Es un gesto unitario, no un calco. Como la unidad que se forja en la lucha, unidad en la diversidad de nuestros pueblos.
-Yo pretendo, a través de lenguaje musical, dar una fotografía panorámica de quién soy. No puedo mentirme a mí mismo cuando toco una canción. El instrumento tiene que estar ligado a mí en todo lo que estoy sintiendo en ese momento. Una canción puede sonar diferente en un concierto como en otro concierto, dependen del estado de ánimo en que te encuentres.
Este fin de semana -viernes 4 de marzo, 19h00- en Casa Égüez, reviven los sones de la Trova Cubana, un cover de Silvio Rodríguez en la voz de Roberto Navarrete.
Te doy una canción y hago un discurso
Sobre mi derecho a hablar.
Te doy una canción con mis dos manos,
Con las mismas de matar.
Te doy una canción y digo Patria,
Y sigo hablando para ti.
Te doy una canción como un disparo,
Como un libro, una palabra, una guerrilla:
Como doy el amor.
He ahí los cantos de Roberto Navarrete, con voz que emerge de su espíritu de trovador inclaudicable. He ahí los acordes que emergen de las cuerdas de su guitarra virtuosa. Admiración por Roberto, por su talento que nos permite disfrutar de la belleza de pensar y la belleza de sentir. Gratitud por su sensibilidad que no repara en estados de ánimo, siempre conectando con nuestros sentimientos que se fortalecen con su arte en la soledad de estos tiempos oscuros. Es el poder de la música, de la palabra poética hecha canción que nos devuelve siempre viejos anhelos fundidos a nuevas razones de vivir.