En el vecino país de Colombia se huele, además del aromático café, que las elecciones presidenciales esta vez no son un mero cambio de gobierno sino el término del uribismo en el poder hacia un nuevo modelo político. Los comicios para elegir presidente y vicepresidente del país cafetalero se celebrarán el 29 de mayo y los candidatos postulantes deberán obtener la mitad más uno del total de votos válidos, caso contrario se realizará el 19 de junio una segunda vuelta entre los aspirantes con mayor votación.
En el arranque de la campaña electoral los estudios de opinión -Gran Encuesta- señalan a Gustavo Petro distante de sus oponentes con un 27% de intención de voto en enero, habiendo superado el 25% obtenido en diciembre. Rodolfo Hernández, exalcalde de Bucaramanga, ubicado en segundo lugar por impulso mediático, no obstante, descendió de 13% a 12% entre diciembre y enero; en tanto, el resto de candidatos se sitúa muy alejado y con mucha debilidad numérica, como es el caso del representante del uribismo, Óscar Iván Zuluaga, que no supera el 4% de la intención de voto. Los “indecisos” entre los que aparecen el “voto blanco” y aquel que “no responde”, suman el 27%, según difundió RCN, NTN y El Heraldo de Colombia. Como tradicionalmente actúa la derecha política, en Colombia no es la excepción que los candidatos de esa tendencia disputan entre sí el segundo lugar para acceder a la segunda vuelta y enfrentar en un conglomerado electoral a Gustavo Petro, su oponente fijo. Esta tendencia es confirmada por la revista Semana, de clara orientación de derecha, que publicó una encuesta del Centro Nacional de Consultoría (CNC) que ubica a Gustavo Petro con 27% frente a Rodolfo Hernández con 14% e Ingrid Betancourt con 7%. La misma encuestadora considera que en la segunda vuelta, el resultado final sería Petro 40% y Hernández un 31%. La revista Semana publica que si Petro consigue unir a su candidatura al Partido Liberal y a la centroizquierda se vuelve imbatible y gana la presidencia sin dificultad. Pero si Hernández logra conformar un llamado frente “antipetrista”, podría convertirse en el nuevo presidente de Colombia.
Más allá de las cifras, Colombia al término del semestre podría exhibir un nuevo mapa político. Todo dependerá de las estrategias desplegadas en una segunda vuelta de la campaña. Gustavo Petro tiene que confirmar un categórico triunfo en este año 2022 y dejar atrás los resultados del 2017 frente al uribismo aun fuerte en ese entonces. En esa línea de acción debe, imperativamente, ir por los indecisos y hacer campaña para los no convencidos, puesto que los convencidos y militantes son votos seguros. Además, deberá intentar movilizar al 45% de abstención de las presidenciales del 2017. La derecha, en cambio, tiene por ahora el reto de implementar un frente “antipetrista” para enfrentar a su oponente. Una vez conocidos los resultados, en caso de que resultare ganador el candidato progresista, el uribismo necesita una estrategia adicional que le permita una retirada “honorable” del poder asegurando una fuerza hegemónica, como ha sido la práctica colombiana en las últimas dos décadas.
Una tercera opción es que el voto blanco no supere límites históricos y Gustavo Petro alcance el triunfo en la primera vuelta, pero antes el crisol de fuerzas políticas deberá pasar la prueba de las elecciones del Congreso, el 13 de marzo, las que dejarán en claro una noción general de la correlación de fuerzas antes de las presidenciales. Según estudios, en Colombia se avecina un escenario en el que “el uribismo será el gran derrotado”. Como alternativa a la izquierda, el conservadurismo radical dará lugar a fórmulas liberales y centristas o bien populistas que denuncian al status quo existente, como es el caso de Rodolfo Hernández.
El eventual futuro presidente de Colombia que auguran las encuestas, Gustavo Petro, es un político nacido en abril de 1960, hijo de migrante italiano y madre colombiana. Fue fundador del periódico Carta al Pueblo y del centro cultural Gabriel García Márquez, y desde entonces se implica en movimientos obreros. Militó en el movimiento guerrilleo M-19 desde 1977, con los alias de «comandante Andrés» y «Aureliano», en homenaje al coronel Aureliano Buendía, personaje de la novela Cien Años de Soledad. Petro constituyó el Movimiento Progresistas para las elecciones locales de Bogotá y el 30 de octubre del 2011 y ganó la Alcaldía de la capital colombiana con el 32,22% de los votos.
Hoy, según las encuestas, Petro se perfila como el nuevo mandatario del vecino país con claras ventajas a su favor sobre su oponente más cercano: lo conoce el 95% de los colombianos, mientras que a Hernández lo reconoce el 52%. Petro lidera el voto joven con el 35% entre personas de 18 a 25 años, su ponente solo tiene el 14% en ese grupo etario. Petro concita la mayor intención de voto entre empresarios, 31%, mientras Hernández tiene el 13%. El candidato de la izquierda concentra el 34% del voto masculino y el 30% de mujeres. En la capital colombiana, Petro mantiene el 40% de la intención de voto.
En Colombia, la política tiene aroma de café, huele además a un cambio impensable hasta hace poco tiempo. De ser así, en el país cafetalero habrá noción de aquello con bastante claridad a fines del semestre en curso.