Lenin Moreno salió de los Estados Unidos hacia Asunción, Paraguay, en lo que parece ser una fuga de guarida en guarida como otros políticos latinoamericanos. Paraguay también fue el refugio de Anastasio Somoza, el dictador nicaragüense que, luego de salir de su país en fuga, terminó ajusticiado por un comando sandinista en la ciudad de Asunción en septiembre de 1980.
Moreno se va de los Estados Unidos luego de seis meses en que sintió el rechazo de los estudiantes de la Universidad Internacional de la Florida en Miami, ciudad de amparo de delincuentes regionales que huyen de sus países para refugiarse “en la cloaca” de la Florida, según expresión ganada a fuerza de complicidad con los políticos latinoamericanos que dejan una estela de corrupción detrás suyo.
Moreno, luego de ganarse el titulo del “peor gobernante de Ecuador”, destruyó la institucionalidad del país, convirtió a las instituciones en instrumento del odio político contra sus enemigos. Pero eso no es todo; Moreno destruyó la vida democrática del país cooptando adláteres que le hicieron el juego en su afán de destruir al enemigo correísta. Ahí está el nefasto ejercicio de Julio César Trujillo, la impresentable conducta de María Paula Romo y otros actores politicos que actuaron en complicidad con el ex presidente para gobernar en contra de la corriente de la historia. Una historia que ya lo juzgó, pese a que Moreno huye de país en país para eludir a la justicia del Ecuador, nación a la que nunca podrá volver, sopena de caer en la cárcel por el daño causado.
Moreno hoy no tiene otro camino que sobrevivir fugado, con la frente baja, con el rostro cubierto de vergüenza. El ex mandatario se condenó a un autoexilio vergonzante huyendo de su propio pueblo, pero de lo que no podrá huir jamás es de su propia conciencia, sucia de un mal pasado. El ex presidente persiste acusado por delito de lesa humanidad debido a su actuación durante su presidencia los días del paro de octubre del 2019, la criminalización de la protesta social y la persecución miserable a sus enemigos políticos. Adicionalmente, la Fiscalía lo investigó e incluyó en el caso de comisiones cobradas en la concesión de un préstamo de China para la construcción de la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, cuyo monto alcanza los 80 millones de dólares.
Moreno lleva el estigma de fugado, pese al apoyo brindado por el Secretario General de la OEA y el gobernante de los Estados Unidos, para quienes jugó el papel de peón, útil y utilizado por poderes transnacionales en la cruzada de destruir la democracia regional.
Hoy que los Estados Unidos quiere proyectar la imagen de un país anti corrupto, dispuesto a combatir ese flagelo incluso fuera de sus fronteras -poniendo al descubierto la existencia de narco generales ecuatorianos-, la presencia de Moreno resulta contradictoria y por tanto incomoda en ese país. Al final del día, Moreno tuvo que coger maletas y enfilar hacia Paraguay, también territorio condescendiente con otros fugados de sus países, como es el caso mencionado de Somoza. Moreno llegó a Paraguay en el marco de las labores encomendadas por el secretario general de la OEA, Luis Almagro que lo designó comisionado para Asuntos de Discapacidad. Almagro tramitó ante el presidente paraguayo que se acoja al expresidente ecuatoriano y se le proporcione las facilidades como su comisionado de la OEA. El presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, mantuvo una cita presencial con Moreno el 31 de enero del 2022, durante la cual anunció la apertura de una oficina del Comisionado para acividades relacionadas con la situación de discapacitados. El sospechoso periplo de Moreno contradice sus propias afirmaciones, cuando el pasado 17 de agosto notificó a la Asamblea Nacional que se ausentará del país por tres meses por “motivos laborales y personales”.
Al cabo de seis meses, la connivencia o ingenuidad de los legisladores, permitió la fuga, de guarida en guarida, del ex presidente del país.