Las tensiones entre Ucrania, ex república soviética y Rusia, constituyen el foco de conflicto bélico más amenazante para la paz mundial en los actuales momentos. No se trata de un conflicto reciente que no tenga raíz en las tradicionales relaciones históricas entre Kiev y Moscú. Kiev, capital de Ucrania, es conocida como la ciudad mártir desde que durante la Segunda Guerra Mundial fue sitiada por el ejército alemán, entre agosto y septiembre de 1941, en el cerco más grande de la historia de la guerra por el número de tropas. Tras el éxito inicial de la llamada Operación Barbarroja, la Wehrmacht alemana proyectó un avance masivo hacia Moscú, capital de la URSS, principal centro administrativo y militar del país. La resistencia soviética en el «cerco de Kiev» duró hasta el 26 de septiembre, sorprendiendo el número de bajas en las filas soviéticas. Tras la finalización del cerco, los soldados soviéticos lucharon hasta quedar casi sin municiones, manteniendo una feroz resistencia ante las tropas alemanas, que sufrieron a su vez cuantiosas bajas. Kiev se transformaría en el símbolo de la resistencia militar y popular soviética.
Tras la disolución de la URSS en 1991, Ucrania se independizó de la unión soviética y las relaciones entre Kiev y Moscú comenzaron a deteriorarse ya en 2004, con motivo del primer Maidán, la llamada Revolución Naranja. Desde entonces, las tensiones han ido en aumento entre ambos países. La decisión de Moscú de rebajar los altos precios del gas a Ucrania, a condición de que entrara a formar parte de la unión económica postsoviética, llevó a Kiev a relacionarse bilateralmente con la Unión Europea (UE). Víctor Yanukovich, gobernante de Kiev se disponía a firmar un acuerdo de integración a la UE, pero la oferta de rebaja de los precios del gas lo hizo desistir generándose disturbios ciudadanos en Ucrania que terminaron en masacres populares en febrero de 2014. Yanukovich, después de firmar un acuerdo con los líderes del Maidán para poner fin a las protestas, desapareció sorpresivamente durante una semana para reaparecer en una base militar rusa en Sebastopol (Crimea). El Parlamento ucraniano le destituyó y Moscú lo consideró un golpe de Estado y decidió anexar Crimea en marzo del 2014. De forma similar a como actuó en Crimea, Rusia envío tropas al este de Ucrania, con la intención de separar esa zona del resto del país, y se desató una guerra que causó más de 13.000 muertos. Kiev respondió con un rearme, la modernización de su ejército y la compra de drones a Turquía. Rusia decide entonces desplegar más de 100.000 efectivos, centenares de tanques y piezas de artillería junto a la frontera con Ucrania como forma de presión.
Frente a esta realidad, Occidente se ha planteado presionar a Moscú para asegurar la paz a Ucrania. La reacción de EEUU, la OTAN y la UE ha endurecido a su vez la posición del presidente Vladímir Putin en materia de seguridad, causando una confrontación que está llegando a niveles más peligrosos que durante la «guerra fría». El origen de la actual crisis entre ambos países -Rusia y Ucrania- se debe en gran parte a la negativa de Moscú de aceptar el acercamiento de Ucrania a la OTAN y a la Unión Europea, puesto que Moscú considera la exrepública soviética parte de su influencia, e incluso, Vladimir Putin ha considerado que forman «un solo pueblo»; históricamente, tienen razón.
Reacción occidental
El Gobierno alemán anunció el envío a Ucrania de un hospital de campaña, pero ha mantenido su negativa al envío de armas al país para no alimentar la tensión militar con Rusia, además se informó que en círculos militares alemanes se desestimó la posible unión de Ucrania a OTAN. Luego del que el comandante de la Armada alemana, Kay-Achim Schoenbach, dimitiera tras la polémica generada por sus declaraciones en las que desestimaba las opciones de Ucrania de unirse a la OTAN y afirmaba que Crimea, ocupada por Rusia, «jamás» volverá a ser ucraniana, la UE considera que se ha puesto en tela de juicio «el prestigio internacional y la fiabilidad de Alemania».
La Embajada de Estados Unidos en Ucrania ha solicitado a la Casa Blanca que autorice la evacuación de todo el personal diplomático no esencial, así como de sus familias. Rusia ha acusado a Reino Unido de desinformar y difundir «tonterías» al rechazar que pretenda instalar un líder prorruso en Kiev, mientras considera invadir y ocupar Ucrania, como ha divulgado el Ministerio de Asuntos Exteriores británico.
La Casa Blanca ha relatado que las reuniones del gobierno de EE. UU giran en torno a cómo reducir la escalada con medidas diplomáticas y de disuasión coordinadas estrechamente con sus aliados y socios. El Departamento de Estado de los Estados Unidos, se ha limitado a informar de que está desarrollando «rigurosos planes de contingencia, como siempre ocurre, en el caso de que la situación de seguridad se deteriore». En la región se ha instado a Estados Unidos y a sus aliados a “parar toda acción encaminada a la integración de Ucrania en la OTAN” y a buscar otras alternativas de colaboración en su lugar, a la vez que ha hecho un llamamiento a respetar la soberanía ucraniana y a evitar amenazas e injerencias.
La movilización de tropas por ambas partes solo «aumenta irresponsablemente las posibilidades de un conflicto armado» y ha animado a la Unión Europea a contribuir a la disolución del conflicto. Cabe recordar que los intereses norteamericanos en la región quedan en evidencia ante el envío, de 2.700 millones de dólares en ayuda proporcionados a Ucrania desde 2014, lo que demuestra el compromiso de Estados Unidos para potenciar sus defensas frente a la, cada vez mayor, presencia rusa. A esto se suman unas 90 toneladas de armas y municiones proporcionadas por Estados Unidos que han aterrizado en los últimos días en el aeropuerto ucraniano de Boryspil, a unos 29 kilómetros al este de Kiev.
Lo que está en disputa en Ucrania, es la influencia de Rusia sobre territorio ucraniano, y la decisión oportunista de la UE -instigada por los EE. UU- de incorporar bajo su égida a la ex república soviética. Se trata de un asunto estratégico que amenaza con revivir la “guerra fría” de los años cincuenta en el marco de la geopolítica estadounidense.