La eventual venta del Banco del Pacífico a un postor privado se ha convertido en fuente de conjeturas necesarias de contrastar con la realidad. En sus análisis el economista Marco Flores, ex ministro de Economía y ex diputado por Pichincha, señala que los suministros del Banco habrían sido enfocados en cubrir eventuales pérdidas de activos y potenciales obligaciones no efectivizadas. Según Flores, el administrador del Banco -Roberto González- provisionó altas reservas, genéricas y especificas y reiteró la decisión de venta del banco, y de ese modo “las reservas que, eventualmente, pudiesen resultar no necesarias se convertirían en un regalo al nuevo dueño”, conforme afirmó el analista. El economista afirma que es necesario conocer de un «tercero confiable» cuánto de lo provisionado fue realmente necesario; toda vez que, según la información difundida desde el propio banco, “hasta junio de 2021 Banco del Pacífico ya había realizado importantes previsiones”. El analista aclara que las instituciones bancarias realizan por lo general dos tipos de provisiones en su cuenta de resultados para cubrir el riesgo de crédito: provisiones genéricas que se efectúan al momento de conceder el crédito; y específicas, destinadas a cubrir créditos incobrables de los clientes. Este movimiento explicaría la reducción de utilidades del banco en el 2021.
En el contexto de la intención de venta del Banco del Pacifico continua la polémica en torno a su condición pública o privada. Para el presidente Ejecutivo del Banco la institución no es del Estado y que, por lo mismo, no debería hacerse cargo de la institución. Ese, no obstante, no es un punto esencial, los intentos de privatización igualmente prevalecen en el ánimo de los administradores del Estado cuando, orondos, afirman que desde “hace cincuenta años el banco no ha cambiado su naturaleza jurídica, porque es financiado por sus depositantes privados y no recibe fondos estatales”, a excepción del rescate en el salvataje bancario del año 2002. También en el ánimo de su administrador público persiste la idea de que Banco del Pacifico “tuvo un crecimiento equivocado”, porque su desarrollo fue en operaciones crediticias, y diversos errores llevaron hacer ajustes por restructuración, luego de haber sido considerado por la Superintendencia de Bancos como el banco más rentable hasta el 2008. Los datos de la Superintendencia de Bancos indican que entre 2007 y 2019, Banco del Pacífico alcanzó utilidades por sobre los USD 40 millones. Y que después de 2018 las utilidades ascendieron a USD 100 millones. No obstante, en 2020 registró un descenso de las utilidades en el orden los USD 30 millones; y en 2021, fueron de solo USD 5 millones de dólares.
En el fondo de las conjeturas lo que interesa saber es si conviene o no vender el Banco del Pacífico, cuya respuesta, a primera vista, es negativa. Más aun, tratándose de un banco con utilidades cuyo descenso se explicaría por la imperiosa y forzada necesidad de vendar la institución. Observadores políticos estiman que la estrategia de desacreditar lo público para hacerle perder valor ante los transaccionistas, no es novedosa; se trata de hacer aparecer poco rentable lo que se quiere vender a precio de huevo y esperar el “salvataje” privado de la institución. Bien vale la pena recordar que en el 2009 el entonces banquero, Guillermo Lasso, mostro interés en comprar Banco del Pacífico, cuyos documentos probatorios reposan en la Notaria 35 de la ciudad de Guayaquil.
Todo este panorama de conjeturas no debe extrañar, al fin de cuentas el país se encuentra administrado por un régimen empresarial que privilegia los intereses del sector bancario y que hace de la política pública una forma sofisticada y nada oculta de hacer buenos negocios privados.