Cuba conmemoró el 63 Aniversario del triunfo de la Revolución el 1 de enero con actos plenos de simbolismo que evocan las gestas más representativas del proceso insurreccional contra la dictadura de Batista que llevó al pueblo cubano al poder. En un evento que alude al recambio generacional revolucionario, la juventud cubana revivió en una misma fecha y en el mismo lugar donde el 5 de enero de 1959, en su avance hacia La Habana, la Caravana de la Libertad hizo un alto en la localidad de Ciego de Ávila. Jóvenes, estudiantes, médicos, intelectuales, campesinos tuvieron el reencuentro con la historia 62 años después como símbolo de la unión intergeneracional que preserva el legado revolucionario de las generaciones pioneras del proceso cubano.
En el significativo acto, se dijo que la Caravana de la Libertad, encabezada hace seis décadas por el Comandante en Jefe, Fidel Castro, “limpió la afrenta a que Cuba estaba sometida y creó a mejores hombres y seres humanos, a mejores profesionales, como los miles de médicos que hoy luchan contra las enfermedades en medio centenar de países”.
Historia viva
La historia comenzaba cinco años, cinco meses y cinco días antes, con el asalto a los cuarteles Guillermón Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, el 26 de julio de 1953 en el intento de inaugurar la insurrección popular. Una historia que absolvió a sus protagonistas según proclamo Fidel.
El 1ro. de enero de 1959 Fidel Castro Ruz, avanzaba con 5.000 soldados sobre Santiago de Cuba, para protagonizar la que se considera “la batalla más cruenta y dura de la insurrección antibatistiana”, el pueblo le recibía con banderas del Movimiento 26 de Julio, dando vivas al líder rebelde y celebrando ya el triunfo revolucionario. Triunfo al que contribuyó de manera decisiva la tradición de rebeldía de los pobladores locales, que conserva el mérito histórico de haber sido el lugar donde se inició esta última etapa de lucha revolucionaria.
Posteriormente, el desembarco del yate Granma en su jurisdicción político-administrativa, la hoy Ciudad Héroe se levantó en armas el 30 de noviembre de 1956, en un nuevo estallido insurreccional que posibilitara, con otros pronunciamientos propios del Movimiento 26 de Julio y otras fuerzas, el derrocamiento de la dictadura, según registra la historia. La trascendencia histórica de la urbe y su importancia estratégica se puede dimensionar en la ejecución de la llamada Operación Santiago, acometida rebelde para su cerco y rendición que, junto con la invasión del Oeste de la Isla, fue la más importante operación ofensiva insurrecta en los meses finales de 1958. La batalla por Santiago de Cuba, dirigida personalmente por Fidel Castro, tuvo el potencial de convertirse en el equivalente de la batalla decisiva de la naciente Revolución. La historia suma el “demoledor avance guerrillero sobre Santa Clara”, a mitad de camino de La Habana, unido al éxito del progresivo aislamiento y cerco de Santiago de Cuba que pusieron en jaque al dictador.
El Comandante en Jefe, Fidel Castro, rememora la historia: “Se acordó el plan en todos sus detalles: el día 31, a las 3:00 de la tarde, se sublevaría la guarnición de Santiago de Cuba. Inmediatamente varias columnas rebeldes penetrarían en la ciudad, y el pueblo, con los militares y con los rebeldes, confraternizaría inmediatamente, lanzándose al país una proclama revolucionaria e invitando a todos los militares honorables a unirse al movimiento».
Frente a la ofensiva rebelde, el dictador Batista decidió abandonar el poder y huir al exterior. Pasada la medianoche del 31 de diciembre al 1ro. de enero ejecutó el plan: dejó el país a una Junta Cívico-Militar instalada en La Habana. Santiago de Cuba se convirtió en el corazón de los acontecimientos, donde se inició la insurrección se resolvió el tema esencial: la toma del poder. Una columna de guerrilleros y militares, con sus jefes al frente, partió en caravana motorizada hacia Santiago de Cuba, donde entró en la noche del 1ro. de enero. La historia relata que Fidel se dirigió hacia el Parque Céspedes, el principal de la ciudad y desde el balcón de su Ayuntamiento, habló a la masa allí reunida y proclamó el triunfo de la Revolución. Además, el líder rebelde designó a Santiago de Cuba nueva capital, con carácter provisional, de la República por la incertidumbre ante eventuales maniobras contrarrevolucionarias puesta en marcha en La Habana. Esta última decisión retrata la incertidumbre de la circunstancia, el peligro de que en La Habana y en otras ciudades se consolidara una maniobra contrarrevolucionaria.
Detenerse, luego de 62 años, ante un hecho significativo del pasado recreando la historia con visión de futuro, significa hoy para el pueblo cubano ratificar la voluntad de sus nuevas generaciones, dispuestas a librar nuevas batallas revolucionarias frente al bloqueo norteamericano, la pandemia y el cerco diplomático contra Cuba.
Ecos de una gesta que corea la resonancia de una historia que se renueva así misma.