Superando las expectativas que lo daban como ganador en las encuestas, Gabriel Boric se alzó con un triunfo histórico de la izquierda y las fuerzas democráticas chilenas luego de más de medio siglo desde el triunfo de Salvador Allende en septiembre de 1970, quien había dejado una sentencia histórica: ¡Volverá a caminar el hombre libre por las anchas alamedas!
El triunfo del candidato de la izquierda y las fuerzas democráticas, Gabriel Boric de 35 años, marca un recambio generacional en Chile que se forjó en la lucha contra los rezagos de la dictadura en las jornadas multitudinarias de protesta en octubre del 2019. El joven Boric era un niño cuando el dictador Pinochet entregó el poder a un gobierno no militar conformado por partidos democráticos en los años noventa en la llamada coalición Concertación.
Chile, con el resultado electoral de hoy, se enrrumba por un nuevo cauce democrático dando la espalda al rezago de la dictadura pinochetista. El triunfo es posible en la tierra de Neruda debido a su tradicional cultura política y al efectivo trabajo orgánico unitario de los partidos de la izquierda chilena, que supo canalizar la vocación democrática de un pueblo que resistió todos los embates de la dictadura y herencia por más de medio siglo. No obstante, en Chile existe conciencia de que el camino no será fácil para el gobierno del joven presidente electo que deberá blindarse de la unidad popular de su gente contra la acción desestabilizadora que desde hoy mismo ha comenzado a gestarse en Chile con ayuda internacional.
El triunfo de Boric, es el triunfo de los demócratas chilenos que optaron por aprobar una nueva Constitución que borre de la convivencia chilena todo vestigio de la dictadura militar pinochetista e inaugure una sociedad de justicia social, democracia y dignidad nacional.
Unidad popular
Boric, auspiciado por el Partido Comunista, dio una lección de unidad al abrir sus brazos a los partidos de la Concertación, la Democracia Cristiana y al Partido Socialista y lograr la adhesión de los líderes fundadores de estas organizaciones políticas. Su gesto representa una lección histórica para las fuerzas progresistas latinoamericanas que, con decidida unidad popular, alcanzaron un triunfo que llevará al país de la estrella solitaria a una etapa de nueva democracia y justicia social.
El triunfo de Boric es el triunfo de la juventud que, aunque sabe que su vida es distinta y mejor que sus antecesores en dictadura, se mostró rebelde al neoliberalismo que les niega realización personal y profesional y terminó por imponer en Chile una sociedad desigual, las más desigual del mundo, con carencia de todos los servicios básicos e injusticias raciales y de género, amparadas en la vieja Constitucion pinochetista que hoy Chile echó al tacho de la basura histórica. Es el triunfo de la mujer chilena que, con valentía y feminismo militante, se opuso en las calles a costa de su vida a la dictadura y sus rezagos. Y muy especialmente es el triunfo de los sectores indígenas chilenos que durante más de medio siglo ofrecieron resistencia a las políticas racistas de la dictadura militar y sus seguidores, a sangre y fuego.
El triunfo de Gabriel Boric, quien asumirá el cargo el 11 de marzo, representa un claro avance de las fuerzas de izquierda con una significativa presencia del Partido Comunista y los partidos progresistas tradicionales, convirtiéndose en el presidente más joven de Chile y líder de las fuerzas populares democráticas de su país.
El reencuentro de la justicia con Chile
Ha transcurrido más de medio siglo de que la patria de Neruda se ahogó en un baño de sangre, sacrificando la justicia y la vocación de un pueblo democrático que vivió el divorcio de sus sagrados intereses con la justicia social. Ayer, Pablo Neruda, poeta de la humanidad, dejó en sus versos una invocación que hoy se cumple por la decisión del pueblo chileno, en El Cuándo de Chile:
Oh Chile, largo pétalo
de mar y vino y nieve,
ay cuándo
ay cuándo y cuándo
ay cuándo
me encontraré contigo,
enrollarás tu cinta
de espuma blanca y negra en mi cintura,
desencadenaré mi poesía
sobre tu territorio.
Pueblo mío, verdad que en primavera
suena mi nombre en tus oídos
y tú me reconoces
como si fuera un río
que pasa por tu puerta?
Octubre, oh primavera,
devuélveme a mi pueblo.
Qué haré sin ver mil hombres,
mil muchachas,
qué haré sin conducir sobre mis hombros
una parte de la esperanza?
Qué haré sin caminar con la bandera
que de mano en mano en la fila
de nuestra larga lucha
llegó a las manos mías?
Ay Patria, Patria,
ay Patria, cuándo
ay cuándo y cuándo
cuándo
me encontraré contigo?
Ay Patria, sin harapos,
ay primavera mía,
ay cuándo
ay cuándo y cuándo
despertaré en tus brazos
empapado de mar y de rocío.
Ay cuando yo esté cerca
de ti, te tomaré de la cintura,
nadie podrá tocarte,
yo podré defenderte
cantando,
cuando
vaya contigo, cuando
vayas conmigo, cuándo
ay cuándo.