Dos tendencias imposibles de concebir en el senado chileno en los últimos 50 años, comunismo y feminismo rompen hoy la exclusión del Partido Comunista en la cámara alta de la legislatura chilena con la presencia de la antropóloga Claudia Pascual, nueva senadora que dice “respaldar y luchar por los derechos de las mujeres en el Senado”.
La activista que estuvo en las luchas de los estudiantes de educación secundaria en contra de la dictadura y luego en las batallas universitarias al inicio del retorno a la democracia, confía en el triunfo de Gabriel Boric y el programa del frente amplio Apruebo Dignidad, que apunta “al cuidado e inclusión de las personas, de todas las personas en Chile”.
No obstante, su militancia feminista, Pascual afirma que “sin embargo, no me arrogo la representación del feminismo. Las organizaciones feministas son muchas, son diversas, y tienen sus representaciones. En todo caso, mi compromiso está con las materias relacionadas con los derechos de las mujeres, pero no me arrogo una representación en mi persona en el Senado. Me considero feminista y voy a respaldar y luchar por los derechos de las mujeres en el Senado”.
El otro ángulo de su personalidad es la militancia comunista, tendencia ideológica que abrazó desde muy joven, cuando esa organización se planteó una renovada relación con las generaciones del nuevo milenio. “Creo que el partido se ha caracterizado por una conversación intergeneracional, sobre todo desde las últimas décadas que permitieron la conversación entre generaciones distintas dentro de la organización”, puntualiza la senadora.
La apertura del comunismo a las nuevas generaciones es el reflejo de la irrupción en la política chilena de juventudes que, si bien poco o nada conocieron del embate represivo de la dictadura militar, fueron también víctimas de los rezagos del régimen pinochetista que conculcó todos los derechos humanos de los chilenos. La organización comunista interpretó el sentimiento diverso de los jóvenes y les abrió un espacio orgánico en el partido: “Eso permitió una convivencia de vivencias diferentes, de opiniones variadas. Todas y todos tenemos cosas en común como la defensa de las y los trabajadores, de un desarrollo económico distinto, la lucha por superar el neoliberalismo, de incluir la lucha feminista y medioambiental, de pobladores y pobladoras, de personas mayores, y hay también una conversación intergeneracional que permite, con más fuerza en los últimos 20 años, ese diálogo y ese intercambio”, constata Pascual.
Claudia Pascual combina sus responsabilidades políticas con el rol de madre de su pequeño hijo, actividades que como toda madre trabajadora son cumplidas en el marco de la simultaneidad de la mujer.
“Me pasa lo que pasa a todas las madres de este país. Cuando tenemos que trabajar, tenemos que compatibilizar la maternidad, sobre todo cuando son hijos o hijas más chicos, ahí es más difícil. Siento y tengo las mismas inquietudes que tienen todas las madres, en sus distintos trabajos y funciones. Cómo estar más presente, qué hacer si hay una emergencia y alcanzar a llegar, cómo tener y aprovechar un tiempo de calidad, cómo disminuir las ausencias. Bueno, las mujeres, con muchas dificultades que se presentan en el desarrollo personal y laboral, tenemos que mostrar estas condiciones donde nos discriminan, y mostrar todo lo que nos cuesta a las mujeres.
Sin embargo, considera que a pesar del doble esfuerzo la maternidad no tiene porqué ser objeto de un mito femenino.
Bueno, pero supongo que eso les pasa a los parlamentarios que son hombres y que son padres…Y a ellos no les hacen esa pregunta. Es que somos vistas como las únicas responsables de crianza de nuestros hijos y nuestras hijas, pero a ningún senador o diputado que fue electo y que fue papá recientemente, se le pregunta si acaso se le va a dificultar su labor parlamentaria por ser padre.
Como miles de mujeres trabajadoras chilenas que han depositado su confianza en la defensa que en candidato Gabriel Boric ha declarado que hará de sus derechos, Claudia Pascual confía en el cumplimiento del candidato de la tendencia popular y en el triunfo electoral que, según manifiesta, lo llevará al poder el 19 de diciembre en Chile.
Pongo la confianza en que hay un programa comprometido con políticas sociales, con transformar legislaciones, generar avances en consagrar derechos sociales, de tener un modelo de desarrollo más equitativo, de respaldo a los derechos de las mujeres para seguir ensanchándolos, de tener un Estado cuidador. Tengo confianza porque Boric y su programa apuntan al cuidado e inclusión de las personas, de todas las personas. Creo que las respuestas programáticas que presenta Gabriel, son respuestas efectivas. A eso se suma un nuevo sistema de pensiones, reformas al sistema de salud, respuesta a la demanda de viviendas sociales, el respeto a derechos individuales y colectivos de trabajadoras y trabajadores, el respeto y proyección de derechos para diversidades y disidencias sexuales. Todo eso está cuando se ve que cada vez más personas expresan que van a votar por Gabriel Boric.
Es el pensamiento y la propuesta del comunismo feminista en Chile, presente hoy en el Senado chileno luego de medio siglo de exclusión.