Ecuador es un país de contrastes. Siempre se lo reitera como una virtud turística, pero en el campo social resulta un auténtico drama que se expresa en las contradicciones de una sociedad que evidencia desigualdades, políticas adversas y decisiones tardías.
Ayer el país asistió a uno de sus contrastes mayores, el presidente Guillermo Laso hizo dos anuncios contrastantes entre sí: entró en vigencia la reforma tributaria que, como fatal pandemia, tiene variantes nocivas para los intereses ciudadanos; y entró en vigencia la restricción de ingreso al Ecuador a todas las personas provenientes de países donde se ha detectado la variante Ómicron del coronavirus.
¿Qué tienen en común ambas circunstancias? Los nuevos impuestos son altamente perjudiciales y se reproducen a la velocidad de la circulación monetaria capitalista; el Ómicron es vertiginosamente contagioso y se reproduce a la velocidad de los contactos sociales. Lasso les dio similar tratamiento mediático y los anunció el mismo día con el mismo tono parsimonioso con que informa sus medidas oficiales.
El presidente de la República anunció una serie de decisiones frente al Ómicron. En primer lugar, prohibir la entrada al país a todos los viajeros que provengan por origen, escala o tránsito de países de África donde se ha detectado la nueva variante del virus. Todo viajero nacional y extranjero deberá presentar certificados de vacunación completo al ingresar al Ecuador, y una prueba PCR con al menos 72 horas de validez. Niños y adolescentes, de entre 2 y 16 años, deberán presentar resultado negativo de la prueba PCR, realizada hasta 72 horas previo al embarque al Ecuador. También señaló que la apertura de fronteras con Colombia será por fases, para permitir primero el transporte de productos. A su vez, el día de ayer el presidente Lasso anunció que entró en vigencia la Ley de Desarrollo Económico y Sostenibilidad Fiscal, tras ser publicada en el Registro Oficial. A través de un comunicado, indicó que la decisión “procede bajo el sistema democrático del país, pues al ser una ley enviada con carácter económico urgente”, así lo faculta la Constitución.
Para el mandatario los nuevos impuestos y las nuevas cepas del coronavirus son susceptibles de darles el mismo tratamiento mediático. En esto coincide con el procesamiento que cierta prensa dio a la noticia viral a escala internacional cuando se anuncia que la OMS declara oficialmente la aparición de Ómicron en el sur de África y el hecho se posiciona como un acontecimiento que “puso a temblar a los mercados y gobiernos”. La noticia no menciona el impacto del virus en la población africana, pueblos y comunidades vulnerables en clara evidencia que para el sistema informativo capitalista -y para el propio sistema-, los mercados, los impuestos y la economía son la prioridad en gran parte del mundo y Ecuador.
Aquello no es de extrañar. Según lo denuncia Alexis Ponce, activista de los Derechos Humanos: “transnacionales farmacéuticas y gobiernos, ocultan que se olvidaron de liberar patentes y educar sociedades ignorantes y díscolas, África era y es el continente símbolo de la desigualdad mundial de la vacunación, y eso lo sabe la OMS”.
Mientras los gobiernos africanos imploraban igualdad en el trato, Pfizer y otras empresas fabricantes de vacunas, “priorizaron hasta doce veces las poblaciones de las potencias occidentales y los países de desarrollo medio”. Primero están los mercados y ganancias, los megamillonarios, el poder y el negocio de la política, señala Ponce. Latinoamérica no es tan diferente al África en donde todo el sistema de salud público y estatal fue precarizado ex-profeso en el continente, mientras en el Ecuador desde 2017 estaba siendo aniquilado y el sistema privado cierra puertas a los más vulnerables por inalcanzable y a los que nada o poco tienen. El mundo continuará privilegiando el bárbaro sistema productivista del capitalismo, en lugar de proteger a los seres humanos más vulnerables y la naturaleza, concluye Ponce.
En tanto, en Ecuador país de contrastes el drama que se expresa en las contradicciones de una sociedad que evidencia desigualdades, políticas adversas y decisiones tardías, seguirá pendiente. Por eso no es de extrañar que ambas noticias -nuevos impuestos neoliberales y nuevas cepas neovirales- reciban el mismo tratamiento mediático oficial, el mismo día, a la misma hora y por el mismo canal.