Ocurrió lo improbable pero no imposible. El debate y votación en el pleno de la Asamblea Nacional para aprobar o rechazar el Proyecto de ley de Desarrollo Económico enviado por el Ejecutivo se convirtió en arte de birlibirloque. Los magos del acto de ilusionismo político son quienes a última hora sacan un truco del sombrero y pasan por bobalicón a todo un país.
En un principio con 88 votos negativos, 30 positivos y 19 abstenciones, el Pleno de la Asamblea Nacional rechazó la moción de aprobar íntegro el proyecto de Ley de Desarrollo Económico, -informe de mayoría- presentada por la bancada de CREO. Los votos negativos fueron de UNES, Pachakutik e Izquierda Democrática. Luego fue también negado el “informe de minoría”- que contenía observaciones al proyecto de ley original-, en una moción propuesta del PSC que fue aprobada con 90 votos afirmativos, 28 negativos y 19 abstenciones. Finalmente, Pachakutik mocionó negar y archivar la propuesta de ley tributaria, porque según se dijo, “no hay mecanismos para controlar la elusión y evasión tributaria, la carga impositiva recae sobre los sectores populares y la clase media y no se tomaron en cuenta las observaciones hechas por las minorías parlamentarias y el proyecto de Ley no ha sido socializado con los sectores de la sociedad”. Con 53 votos positivos, 3 negativos y 81 abstenciones, el Pleno de la Asamblea Nacional decidió negar el archivo del proyecto de Ley de Desarrollo Económico y Sostenibilidad Fiscal enviado con carácter de urgente por el Ejecutivo. Los votos afirmativos fueron principalmente de las bancadas de Pachakutik y Social Cristianos, mientras que las abstenciones fueron de la bancada del Acuerdo Nacional y UNES.
Con la decisión, la Ley Orgánica de la Función Legislativa indica que agotados los recursos y sin un pronunciamiento explícito de la Asamblea Nacional, el proyecto de ley entrará en vigencia por el Ministerio de Ley.
¿Pacto secreto?
La reacción de los sectores parlamentarios fue inmediata. Acerca de la decisión de UNES de abstenerse de votar favorablemente por el archivo del proyecto circularon dos explicaciones: los asambleístas correístas “son perfectamente incompetentes todos», o, hay un acuerdo pactado en “un juego de manos para embaucar a la gente” y terminar legitimando el paso del proyecto por el Ministerio de Ley.
El arte de birlibirloque deja al descubierto que no se está con el pueblo, por el pueblo y para el pueblo, como se ufana la democracia formal. Si existió pacto entre Correa y Lasso caben las preguntas de rigor: ¿qué negociaron?, ¿qué es más importante que el interés popular afectado por el “nocivo proyecto”, al que “había que darle el tiro de gracia”, según se dijo.
Luego del arte de birlibirloque queda la sensación de ilusionismo político. Habría que decir que se echó al tacho la opción de que, archivado todo el proyecto tal como ingresó al Pleno de la Asamblea Nacional, luego el presidente tendría oportunidad de presentar un nuevo proyecto económico urgente. O, en su efecto, entre todos los sectores proponer un proyecto consensuado. No obstante, el único camino que resta -también polémico- es que el proyecto original sea promulgado por el Ministerio de la Ley que “es algo muy perjudicial para todos los ecuatorianos”, se concluyó.
La respuesta está en las calles, el pueblo no se quedará tranquilo con la imposición de una ley que afecta a todos los sectores. Sin embargo, el mal negocio está hecho con un costo a la ya escasa gobernabilidad del régimen y, a su vez, un costo político muy alto para la bancada de UNES. Salvo que ambos sectores expliquen, convincentemente, al país su proceder político en el Legislativo.
El escenario quedó dispuesto para que ahora el rechazo a la ley tributaria dependa de la movilización en las calles. Y la respuesta popular reciba la acción represiva de un régimen que juega a ser servil con el fondomonetarismo, a cambio de que el chulco internacional preste dinero que le permita solventar parte del déficit fiscal, frente al cual ha mostrado absoluta incapacidad de manejo. Puesto que el único interés estratégico del régimen es imponer la trilogía neoliberal de reforma tributaria, reforma laboral y ley de inversiones que le dictó el FMI.
Queda la amarga sensación que produce la decisión de la bancada de UNES: La política suele ser el arte de birlibirloque. Ese despreciable acto de conseguir que en política las cosas sucedan con el arte de birlar, estafar o hurtar de repente, por sorpresa, con destreza y maestría.